Sin embargo, sus ingresos comienzan a descender a pasos agigantados.
Fortnite es el juego más popular del mundo, no hay ninguna duda; y con ello, también ha demostrado ser una enorme fuente de ingresos. El 2018 fue un año clave para la historia del battle royale, y aunque el 2019 no ha logrado arrebatarle el puesto en términos económicos, ha vuelto a coronarse como el juego más lucrativo del año reuniendo la nada desdeñable cifra de 1.800 millones de dólares, según recoge la firma de análisis Superdata.
Aunque sea suficiente dinero para impresionar a cualquiera, lo cierto es que supone nada menos que un 25% menos que los ingresos obtenidos en 2018 (2.400 millones de dólares). ¿Está Fortnite de capa caída? Para Superdata, no: lo que estamos viviendo es más bien un fenómeno de "estabilización" como consecuencia inevitable de su propio éxito inicial.
La caída de ingresos surge como estabilización tras el éxito inicial
No todos usan palabras tan tranquilizadoras para explicar la situación actual de Fortnite. Hace unos días, el analista Jesse Divnich de Interpret opinaba que los jugadores están perdiendo el interés por futuras actualizaciones, y que la comunidad comienza a aburrirse más de lo que se engancha al juego.
Por otro lado, el titánico Pokémon GO, que llegó a las tiendas digitales de iOS y Android en 2016, mejora sus ingresos anuales hasta los 1.400 millones de dólares. Fuera del mundillo de los free-to-play, los juegos más exitosos son FIFA 19 (786 millones), seguido de Call of Duty: Modern Warfare (645 millones) y el incombustible GTA V de 2013 (595 millones). Por supuesto, estos ingresos no están directamente relacionados con el número de copias vendidas o descargadas.