Los JRPG se deben a su música. Como dijo Kumi Tanioka, compositora de la saga, "su música refleja aspectos de la vida tal y como son", y por ello no se dejan al azar. Pero, ¿y si os dijera que una de las canciones más recordadas de la saga de rol, To Zanarkand, no fue compuesta para Final Fantasy X? El mítico Nobuo Uematsu, espíritu de la franquicia, ha confirmado que es cierto, se compuso para un recital de música en Japón.
La banda sonora de Final Fantasy X ha sido siempre un componente esencial de la experiencia de juego, y la genialidad de Nobuo Uematsu como compositor ha sido fundamental en esto. Al margen del debate sobre qué Final Fantasy es mejor, no podemos negar que las composiciones del maestro japonés han pasado a la historia, y junto a él, To Zanarkand, una canción demasiado triste para su objetivo original, y que se reutilizó para Final Fantasy X.
El tema de Uematsu iba a parar a un flautista francés
Según cita el propio Uematsu en el canal de YouTube NewsPicks con motivo de su única participación en Final Fantasy VII Rebirth, la canción se hizo por petición de un flautista francés que en los 90 pidió al propio Uematsu una partitura para un recital de música en el "país del sol naciente". Sin embargo, la base de la composición era tan triste que el japonés sentía que no casaba con su propósito y las necesidades del flautista, por lo que la desechó él mismo.
Eso sí, y como parece, algo en la composición hizo clic en Uematsu y años después, durante el desarrollo de Final Fantasy X, tuvo su momento para brillar. Como sabréis, el desarrollo de los grandes juegos de rol japoneses de los 90 fue caótico. Con retrasos, problemas en el propio desarrollo y mucho estrés, y, sobre todo, ante la presión de los productores, Uematsu "sacó del cajón" la composición destinada al flautista y la presentó a Square Enix.
Es un poco reiterativo mencionarlo porque el resultado lo conocemos, pero la cúpula directiva del estudio japonés y los productores quedaron impresionados por la brillantez de la composición, que acabó renombrándose como To Zanarkand. Una pieza que se convirtió en el punto de partida del juego, desde el prólogo hasta el destino final de los personajes en su viaje por Spira, y que a su vez dio lugar a uno de los momentos musicales más icónicos de la franquicia y de los videojuegos en general.
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