Los simuladores siempre me han parecido un fenómeno curioso: desde la ignorancia y la distancia, nunca había entendido qué tienen estos juegos para ser tan exitosos, y sobre todo, queridos por la comunidad. Gas Station Simulator, o ver a Alexelcapo jugarlo, mejor dicho, me dio que pensar; y Taxi Life: A City Driving Simulator ha acabado por demostrarme por qué estas obras cuentan con el respeto y la atención de gran parte de la comunidad. Si cumplen con lo que prometen, aciertan. Ni más ni menos.
Taxi Life: A City Driving Simulator es un simulador de ser taxista en Barcelona. Y es un simulador de ser un taxista "bien". Aquí la circulación se siente muy real: primero, por la conducción propiamente dicha: hay que respetar los semáforos para que el cliente no se asuste, hay que respetar los límites de velocidad para evitar multas, hay que señalizar las maniobras y hacerlas con prudencia... y luego, porque hay que ser taxista y hacer del trayecto la experiencia más agradable posible para el usuario. Vamos, que tienes que bajar la ventanilla si lo piden, o subirla, hay que poner o quitar el aire acondicionado, hay que quitar algún bicho que se haya quedado en el limpiaparabrisas. En definitiva, hay que estar pendiente de muchas cosas. Nada que ver con las locas carreras de Crazy Taxi, vaya.
Cómo se juega a Taxi Life
La estructura del juego resulta muy accesible. Comenzamos aprendiendo las nociones básicas de conducción, y ya con el bagaje necesario, empezamos con las carreras. Estas, según lo bien que lo hagamos, nos darán dinero y experiencia, claves para el crecimiento de nuestra empresa y de nuestras habilidades como conductores. La experiencia sirve para, con puntos de habilidad, mejorar la destreza al volante, que se traduce en mejoras del coche o de los viajes: podremos desbloquear viajes más largos para ganar más dinero o mejorar la eficiencia y el consumo de los vehículos.
El dinero es casi tanto o más importante que la experiencia. Desde lo más básico hasta lo más magnánimo, el dinero es imprescindible para repostar el combustible necesario para movernos, limpiar el coche o arreglarlo. Las mejoras afectan a la velocidad, la distancia de frenado o los propios neumáticos, que podremos cambiar en días de lluvia. Pero el dinero también sirve para crecer como empresa: lo necesitamos para poder comprar más vehículos y contratar conductores que expandan nuestro imperio por la Ciudad Condal, uno que muy sigilosamente irá creciendo desde la cabina del conductor.
Me gusta de Taxi Life: A City Driving Simulator la viveza de su propuesta y la espontaneidad de sus acciones, como ocurre en la vida real –supongo- en el día a día de un conductor de taxis. En una carretera ha habido un accidente de tráfico; su consecuencia, que el tráfico se ralentiza considerablemente y que la policía está presente, y por tanto conviene levantar el pie del acelerador un poco, no vaya a ser que nos pillen excediendo la velocidad. Durante los trayectos podemos entablar conversaciones que nos darán mayor cantidad de experiencia si la encarrilamos bien o el cliente podrá expresar el asco que le produce el bicho de la ventana, ante lo cual podremos hacer caso a sus peticiones o no, según veamos. También he estado cerca del final de un trayecto y el cliente me ha pedido un cambio de destino, teniendo que llevarle a otro punto más lejano. Me han golpeado por detrás, he visto cómo un coche se estrellaba contra una farola y acababa quedando varado en mitad de la carretera, he visto atropellos… He visto de todo, como buen taxista.
Sin embargo, no puedo pasar por alto los fallos que tiene este juego, que cierto es que han empañado algo la experiencia. La inteligencia artificial del juego, pienso, deja mucho que desear: de repente un peatón que cruza un paso de cebra se para, y a los dos segundos vuelve a caminar. He estado parado frente a un semáforo y, sin venir a cuento, me han golpeado por la espalda, y no ha pasado nada, no sé si porque el juego detecta que no es error del jugador, sino que son cosas que pueden pasar, pero me ha parecido a señalar. Y bueno, que me golpeen a mí, taxista, tiene un pase: que golpeen a un coche de policía y todo siga tan pichi, me saca un poco de la experiencia tan realista que pretende transmitir. También he experimentado tirones ocasionales, congelaciones en la pantalla de un segundo más o menos que tampoco me han gustado y que, entiendo, corregirán próximamente.
Pese a que cojee un poco en, por ejemplo, el comportamiento de los peatones, impredecible en muchos casos, o tenga bugs que pronto se corregirán, son todas las cosas que he ido enumerando las que me han hecho entender mejor el juego e identificar su valor. No es que sea un simulador de ser un buen conductor, entendiendo "buen" con cívico, ordenado, que no comete infracciones, sino que, además, sabe mantener conversaciones, cumplir determinadas órdenes, estar atentos de aspectos como la propia carretera, su estado o el estado de nuestro vehículo, respetar los límites de velocidad, etc. Y, como buen simulador, también es de destacar que el ritmo del juego es relativamente lento: no es nada recomendable cometer imprudencias por llegar antes a nuestro destino, porque el castigo será mucho mayor que la recompensa. Además, y por si fuera poco, le doy el voto de la fidelidad: he estado de visita en Barcelona y recuerdo calles que están tal cual recreadas en el videojuego. Una grata experiencia si queremos algo relajado, que no descuidado.
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