La inteligencia artificial se ha convertido en la sensación del año por derecho propio. La irrupción de ChatGPT, el bot conversacional de OpenAI, es el principal culpable del incremento de popularidad de dicho sector. Así, otras herramientas como Midjourney han propiciado este crecimiento sin parangón, razón por la que muchas compañías buscan la forma de exprimir las posibilidades de la industria. Entre ellas se encuentra Google, el gigante de búsquedas que hace escasas semanas estrenó Bard (su versión de ChatGPT) en algunos rincones del mundo. Pero, al parecer, ni la propia Google se termina de fiar de las posibilidades de estas herramientas.
Como ya hicieron compañías como Apple o Samsung en el pasado, Google ha prohibido a sus trabajadores utilizar chatbots que utilizan inteligencia artificial. De hecho, como señala el portal Techspot, esta advertencia se extiende incluso al uso de Google Bard, la particular versión de la compañía que intenta emular el éxito de ChatGPT y el asistente para Bing de Microsoft. Además, parece ser que el veto también se extiende al código generado por este tipo de herramientas, ya que Google no termina de fiarse.
Google tendrá que trabajar en la privacidad de su herramienta
Como muchos conocen a estas alturas, utilizar este tipo de herramientas supone pagar un alto precio: tus conversaciones se utilizarán para entrenar a los bots. Aunque ChatGPT ya brinda la opción de desactivar dicha condición, las herramientas basadas en inteligencia artificial aprenden continuamente gracias a las acciones de los usuarios. Por ello, Google se ha unido a la decisión de otras grandes compañías y ha prohibido a sus empleados utilizar estas herramientas para, por ejemplo, evitar filtraciones relacionadas con datos privados de la compañía.
Así, este supone un nuevo paso en el particular comienzo de vida de Google Bard. Desde su presentación, los empleados de la firma han considerado que la herramienta está muy lejos de los estándares de calidad que buscan. Sin embargo, en las últimas semanas Bard ha incrementado sus posibilidades gracias a, por ejemplo, inspirarse en la obra de un reconocido Premio Nobel. Mas, como ya informamos, Google tendrá que trabajar en la privacidad de Bard si quiere que esta herramienta aterrice en Europa.
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