Empezar a jugar un MMO en 2023 parece “de locos”. Llevo toda la vida jugando, unos 20 años más o menos —porque empezaría a eso de los 7 añitos—, y nunca he dado el salto a lo que muchos consideran los “multijugadores masivos”. Lo más masivo que he jugado jamás ha sido Battlefield, si reducimos esa “masividad” a apenas 64 jugadores —128 en Battlefield 2042, ya es algo—. Por ello, cuando di el salto a Black Desert Land of the Morning Light, o la Tierra del Alba Radiante, me sentí abrumado y constreñido. ¿Cómo iba a poder abarcar toda la experiencia de un MMO de casi 10 años en y escribirlo sin llegar a 2033? Así fue cómo lo hice sin morir en el intento, disfrutando de mis horas de juego y descubriendo un placer culpable que desconocía.
Poco a poco significa empieza por el final
Lo que vi con Black Desert es que estaba ante una experiencia emocionante y llena de posibilidades. Los juegos en línea masivos han evolucionado significativamente en términos de posibilidades, y yo llegaba tarde a todo ello. Sabía que BDO había visto cambios relevantes incluso en el apartado gráfico, y llegar al cotarro con Land of the Morning implicaba que iba a empezar el curso cuando ya hay jugadores con matrícula de honor. Desde el momento en que ingresé al juego, me encontré inmerso en un mundo en constante evolución lleno de posibilidades para explorar.
Y aquí mi primera decisión: empezar por el final. La Tierra del Alba Radiante se ha vendido al gran jugador como una expansión atípica. Pues más atípico que yo en Black Desert no hay nadie. La idea de que sea un mundo de juego —con inspiración coreana, por cierto— donde cada uno de los jefes es un pilar con una historia a su alrededor titánica y fácil de seguir. No es el típico contenido de un multijugador masivo. De hecho, algo que copó titulares fue la ausencia de enemigos al margen de estos jefes finales.
Mejor si me complico poco con los personajes
De verdad que se sienten verdaderos bosses a combatir. Gumiho o Sangoon, que corona este texto, son geniales independientemente de la destreza que tengas a la hora de enfrentarte a ellos. Yo, por ejemplo, soy poco más que un “inútil” en tanto en cuanto mi experiencia es mínima y mi main es una Shai, que ya sabréis los que seáis más duchos con el juego, que su combate es muy zonal y de estar siempre en movimiento.
Aun así, el hecho de enfrentarme únicamente a estos jefes y la carga narrativa de la expansión ha sido suficiente para satisfacerme. Además, tengo entendido que esta expansión es la primera, o de las pocas —perdonadme si no es así— expansiones que no incluyen un personaje nuevo a probar, lo que sin duda ha hecho ligeramente más fácil el hecho de elegir personajes. Hay 26 personajes en total. Haber añadido un vigesimoséptimo no sé hasta qué punto habría complicado mi experiencia de juego, pero ya me tiré más de una hora para decidir cuál escoger, si me dan uno menos en la lista, mejor.
Quizá alguien dirá, ¿60 minutos y has cogido una Shai? Bueno, sus animaciones son fluidas, bonitas y me encanta el concepto de daño en constante movimiento para los jefes. Por ello, mi máxima fue, llegado el momento en el que vi el tipo de combate de los Shai en varios vídeos, no complicarme la vida con mi main y dar el salto al juego con ella. Además, como he podido repetir los bosses al gusto de un servidor gracias al Boss Blitz —aunque es cierto que hay limitaciones con algunos de ellos por semana—, he conseguido perfeccionar poco a poco una clase que he leído no es mala para entrar, pero difícil de dominar.
Contenido por un tubo, para bien y para mal
Hay contenido suficiente como para disfrutarlo en varias vueltas. Eso sí, no todo es bueno, o por lo menos no para el más curtido. Hay cierta "esterilidad" en los escenarios. Me explico. Empezar por el final, por una expansión que implica pasar de todo lo que es propio de un MMO implica que haya mucho momento “de relleno”, donde se nos requiere ir danzando por el mapa sin toparte con nada. Esto es una hoja de doble filo. A mi, como novato y por lo que he querido escribir este texto, me ha servido. Quiero decir, me abrumaba y daba miedo la idea de tener tantísimo contenido de primeras. Como un menú que debes degustar a tiempo para no quedarte atrás.
Lo hay. Hay tantísimo que puedes invertir decenas, sino cientos de horas en el juego y no llegar a ver todo. El problema es que el novato es bastante más propenso a sentirse exageradamente violentado con tantísima cosa en pantalla. Siempre he tenido la idea de que si no empiezas en un MMO en los primeros años, mejor no empieces. Hay misiones, eventos, desafíos y actividades que te mantendrán entretenido durante horas. Ya sea que prefieras explorar mazmorras, participar en combates PvP o embarcarte en la propia narrativa central de las expansiones. No sabría por dónde empezar, y por eso Land of the Morning Light se me ha hecho como aquel profesor que de verdad siente devoción por lo que hace y quiere que aprendas sin generar odio por el camino.
Había leído que una de las recomendaciones que los más veteranos dan es abordar el juego como novato en Eternal Winter. Lo he probado, sí, pero una vez he acabado con esta última expansión, y cuánta verdad en tan poca frase, pero a la vez cuánta mentira. Es el tipo de contenido que no habría degustado con calma. La historia de Black Desert te abraza desde este punto y tienes un vistazo más general, pero esa cantidad desorbitada de contenido, así como esas interacciones sin parar de la comunidad que, por otro lado, implican la base de toda experiencia MMORPG, podría haber acabado conmigo.
Soy un jugador bastante "exquisito", que quiere una experiencia completa, pero con raíles desde el principio si es muy extensa. Mi experiencia con Land of the Morning Light ha sido buena. No sabría si es el mejor MMO con el que empezar. He oído de todo: desde que la curva de aprendizaje es bastante empinada, o que Pearl Abyss no es el mejor equipo. No sé nada de eso, solo sé que cumple con lo prometido. Es bueno para un novato tan particular como yo, y supongo que para el novato, teniendo en cuenta que es gratis, mala no será. Como mucho diferente.
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