La irrupción de ChatGPT puso el foco de la sociedad sobre la inteligencia artificial. Hasta el estreno de la herramienta de OpenAI, lo cierto es que las noticias relacionadas con IA no tenían mucha repercusión, ya que estas herramientas no gozaban de gran popularidad más allá de las capacidades de asistentes como Siri o Cortana. Sin embargo, el estreno de ChatGPT y de otras opciones como Midjourney supuso un giro de 180º en una industria tecnológica que, de golpe y porrazo, se olvidó de todas las virtudes del metaverso. Y, por ello, gigantes de la talla de Google trabajan en exprimir al máximo esta tecnología, aunque tienen un gran escollo que solventar: los problemas de privacidad.
Desde hace años, Europa lucha a través de entidades como la Unión Europea o la Comisión Europea con los problemas de privacidad que entrañan el uso de plataformas como Instagram, Facebook o Twitter. Por ello, la irrupción de ChatGPT supuso un nuevo foco de estudio para estas organizaciones, ya que el uso de los datos de los usuarios para conformar el entrenamiento no es una situación que guste mucho en el seno de la Unión Europea. Así, países como Italia, España o Alemania han puesto trabas en el pasado a OpenAI y le han obligado a revisar sus políticas para operar en Europa. Y esto, en esencia, es lo que ha llevado a Google a no lanzar Bard en Europa por el momento.
La competencia a ChatGPT de Google no llegará a territorio europeo
Como recoge el portal Techspot, Google ha informado a la Comisión de Protección de Datos de Irlanda (DPC) de su intención de lanzar Google Bard en Europa esta misma semana. Sin embargo, la firma norteamericana tendrá que proporcionar “todo tipo de información detallada” relacionada con la protección de datos, un requisito fundamental para operar en territorio europeo. Y, por ello, Google ha optado por no estrenar Bard en Europa esta semana o en cualquier momento próximo, ya que antes deben solventar todas las dudas planteadas por la DPC.
Sin embargo, este no es el único problema que enfrenta Google Bard. Aunque ha avanzado en sus capacidades gracias a inspirarse en la obra de un Premio Nobel, sus primeros pasos no fueron positivos. Por ello, los propios empleados de Google no dudaron a la hora de calificar al servicio como mentiroso e inútil, una condición que ha conseguido dejar atrás poco a poco. Así, la firma norteamericana tiene mucho trabajo por delante para hacer que su herramienta más ambiciosa prospere.
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