Uno de los principales problemas de la inteligencia artificial son las alucinaciones. En la mayoría de herramientas de carácter generativo, como ChatGPT o Google Bard, es habitual que estas inventen situaciones que no han sucedido y, por desgracia, afirmen rotundamente que son reales. Por ello, los desarrolladores e investigadores especializados en IA tienen como tarea minimizar estas situaciones, razón por la que Google se ha inspirado en un libro de Daniel Kanheman, Premio Nobel de Economía, para mejorar las capacidades de Google Bard.
Como recoge el portal francés JeuxVideo, el trabajo que inspiró a Google es el libro Pensar rápido, pensar despacio. En este, Kanheman habla del “Sistema 1” y el “Sistema 2” de pensamiento. Mientras que el primero es más intuitivo y ofrece respuestas más rápidas, el segundo es más lento y reflexivo. Por ello, es fácil extrapolar esto a la vertiente tecnológica y comprobar que la inteligencia artificial y los modelos de lenguaje suelen pertenecer al Sistema 1, una situación diametralmente opuesta a la informática tradicional que se alinea dentro del Sistema 2. Y, con esta premisa clara, Google ha trabajado en mejorar a Bard en distintos aspectos.
Pequeños cambios, pero de suma importancia
Una de las pruebas que relatan los compañeros de JeuxVideo es la capacidad de Google Bard para comprender una palabra con las letras alteradas. Hasta ahora, aunque parezca un ejercicio sencillo, la herramienta basada en IA de Google era incapaz de entender una oración si no estaba escrita correctamente. Desde hace unos días, la introducción de un “pensamiento lento”, que no es otro aspecto que el uso de un código en segundo plano para producir resultados más precisos, facilita que Bard identifique palabras escritas de forma incorrecta.
A su vez, la introducción de esta nueva vertiente facilita que Bard comprenda mejor los problemas matemáticos, una función a la que hay que añadir su comprensión sobre los lenguajes de programación. Por ello, Google ha confirmado que este nuevo método mejora las respuestas cerca de un 30%, una cifra que supone un salto hacia delante para una herramienta que no consiguió debutar con buen pie.
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