Si hay algo que a todos los entusiastas del PC gaming ha encandilado a lo largo de los años, es el overclocking. Aunque no fuera para replicarlo a los extremos a los que ha llegado, todos hemos sentido la necesidad, y en algunos casos lo hemos hecho, de hacer overclock a nuestra CPU o tarjeta gráfica, pero es algo que desaparecerá si atendemos a uno de los gurús del PC Gaming estadounidense: Nick Evanson.
El overclocking, una vez una actividad común entre los aficionados, ha perdido su atractivo en gran medida debido a avances tecnológicos como la generación de fotogramas o el simple aumento de la potencia del hardware. Una práctica que a todos los amantes del PC como plataforma de juegos nos ha entusiasmado, pero al igual que el SLI o el AMD Crossfire, tiene los días contados.
El overclocking va a menos con los años
En un pasado no tan lejano, los entusiastas del PC se embarcaban en elaborados proyectos de modificación y ajustes de BIOS para exprimir al máximo el rendimiento de sus sistemas, según cita con nostalgia Evanson en PC Gamer. Nick, exmiembro de Futuremark o 3DMark y con más de 30 años en esto del "cacharreo" de hardware, ha dedicado un extensísimo texto relatando cómo el futuro del PC Gaming es esperanzador, sí, pero también se llevará por delante esta técnica.
Imagen de Kingston Technology
Si habéis seguido la industria en los últimos 15 años, habréis visto auténticas obras de arte, todas ellas meticulosas, para aumentar la velocidad de la CPU y la GPU, con resultados que solían ser prometedores pero que también venían acompañados de desafíos y riesgos. Muchos de estos experimentos, claro está, ajenos al usuario de a pie. A pesar de las mejoras que podíamos obtener, como el aumento del rendimiento en los juegos en un 20 al 25%, el proceso era engorroso y a menudo implicaba modificaciones físicas en los componentes o el uso de elementos como el nitrógeno líquido.
Sin embargo, y como comenta, con el tiempo esta práctica se ha vuelto cada vez más obsoleta, a medida que los fabricantes de hardware han optimizado sus productos para un rendimiento óptimo y sin necesidad de una pequeña ayuda por nuestra parte. Las GPUs modernas, por ejemplo, son capaces de ajustar automáticamente su rendimiento en función de la demanda del juego, eliminando la necesidad de ajustes manuales por parte del usuario.
Si bien algunos entusiastas pueden lamentar la pérdida de la emoción asociada con el overclocking, muchos han optado por abandonar esta práctica en favor de soluciones más eficientes y menos invasivas. El surgimiento de tecnologías como el escalado de imágenes, la nueva guerra abierta entre AMD y NVIDIA, o el frame generation han contribuido aún más a la disminución del interés por el overclocking, al ofrecer a los jugadores opciones más simples y efectivas para mejorar el rendimiento de sus juegos.
El overclocking ha pasado de ser una herramienta indispensable para mejorar el rendimiento de los juegos a convertirse en una reliquia del pasado relegada a aquellos que buscan exprimir el concepto del PC como plataforma definitiva al máximo. A medida que la tecnología continúa avanzando, es probable que siga perdiendo relevancia, dando paso, quizá, a otros patios de recreo donde el más manitas se deleite trasteando con el PC.
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