Hace una semana, los cimientos de la industria tecnológica temblaron con un anuncio muy inesperado: OpenAI, los creadores de ChatGPT, habían decidido prescindir de Sam Altman. Sorprendentemente, la mente detrás del popular bot basado en inteligencia artificial fue cesado tras una decisión de la junta directiva, una situación que provocó el interés de Microsoft en fichar a Altman. Y, apenas unos días después, el propio Altman regresó a la compañía junto a un nuevo consejo y de la mano de Greg Brockman, co-fundador de OpenAI que también había abandonado la compañía.
Desde entonces, se ha especulado mucho sobre los motivos por los que la junta decidió prescindir de Altman. En un principio, se señaló que la decisión se tomó porque el CEO de OpenAI no estaba del todo centrado en los intereses de la compañía. Así, una publicación reciente del portal Techspot ha arrojado algo de luz al asunto, ya que en dicha noticia recogen que Altman se encontraba buscando fondos para una nueva empresa de chips de inteligencia artificial. Y, al parecer, esta podría haber sido un problema para los intereses estadounidenses.
Sam Altman buscó financiación externa y se reunió en Oriente Medio
Como señala la publicación original, Altman viajó a Oriente Medio con la intención de recaudar miles de millones de dólares de grandes inversores. Así, su intención era crear nuevas unidades procesamiento sensorial (TPU) diseñadas específicamente para gestionar de forma eficiente volúmenes de cargas de trabajo especializadas en IA. Además, con esta nueva empresa también quería ofrecer una alternativa rentable a NVIDIA, la firma norteamericana que ha conseguido unos ingresos sin precedentes en el último trimestre gracias a la inteligencia artificial.
Sin embargo, existe una preocupación flagrante con este nuevo movimiento. En la actualidad, Estados Unidos se encuentra imponiendo sanciones a aquellas compañías que buscan apoyo económico externo a la hora de crecer, ya que la región norteamericana desea potenciar la industria local. Por ello, para que no haya problemas, la inversión debe ser pasiva (sin un puesto en el consejo de administración) y, al mismo tiempo, debe mantenerse por debajo del 10%. Sin embargo, aunque aseguran que su despido no estaba relacionado con este caso, el interés de Altman en fundar una nueva compañía pudo haber sido la gota que colmó el vaso.
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