Cillian Murphy hace tiempo que se ganó su buena fama como actor. Si bien la serie de Peaky Blinders fue fundamental para ello, antes también contaba con buenos papeles como los de Origen o El Caballero Oscuro. Sin embargo, en el año 2011, junto al cantante Justin Timberlake y la actriz Amanda Seyfried, participó en In Time, una película de ciencia ficción en la que una sociedad futurista había cambiado el dinero por el tiempo como moneda de cambio.
Pese a contar con actores de moda y una premisa original, lo cierto es que el tiempo parece haberse olvidado un poco de ella, pero ahora que tenemos a su villano de moda, (otra vez), no es mal momento para recordarla, sobre todo teniendo en cuenta que podemos verla a través de Disney Plus.
¿Dónde se guarda el tiempo en In Time?
Nos encontramos en el año 2169 y la población ha dejado de envejecer a los 25 años. Desde ese momento, se les otorga un año adicional y el tiempo funciona como moneda de cambio a través de unos contadores que llevan en la muñeca. Todo, absolutamente todo, se compra gastando segundos, minutos y horas. Esto permite que los ricos puedan vivir eternamente y que los pobres se vean en la situación de una muerte prematura.
Siempre pendientes de administrar el tiempo, Will Salas es uno de los afectados por la falta de este hasta que por casualidad consigue una cantidad muy grande. Eso hace que decida dejar el barrio en el que vive y busque visitar las altas esferas, huyendo también de la policía corrupta que lo está buscando.
Y así empieza una película que tiene cierta crítica a la sociedad y a la desigualdad, pero que en realidad se centra en proporcionar una historia entretenida y llena de acción a lo largo de un poco menos de 2 horas. Creo que lo más interesante es la propia construcción del mundo y ver cómo se ha desarrollado esa forma de vivir en base al tiempo. Por ejemplo, viajar a zonas mejores cuesta cada vez más tiempo conforme nos acercamos a ellas, impidiendo que los pobres puedan ir libremente. Un café o coger el autobús también cuesta tiempo, enseñando cómo hasta cosas tan básicas pueden ser un problema porque están perdiendo tiempo de vida al adquirirlas. Son los detalles los que hacen atractiva a la película, más que la propia acción o las persecuciones como tal. Mientras los ricos tienen tiempo infinito, lo más pobres están atrapados en barrios marginales con apenas 24 horas de tiempo en el brazo y eso da lugar a muchas situaciones que podemos reconocer en nuestro día a día.
En este caso, Cillian Murphy interpreta a Raymond Leon, un rastreador de tiempo que detiene al protagonista y se configura como una especie de antagonista al requisarle el tiempo, con excepción de dos horas. Entonces, hay cierto componente de rebelión y una tensión constante por obtener tiempo que desemboca de una forma un poco particular, tal vez esperando a una secuela que nunca vio la luz, tal y como ocurrió con Push. Sin embargo, a nivel de credibilidad es bastante coherente y mantiene un buen ritmo en todo momento, por lo que tampoco se hace aburrida si conectamos con la premisa.
Cabe destacar que las actuaciones tampoco son malas, incluso Timberlake es creíble, aunque a la pobre Amanda le tocara correr en tacones muchísimas veces. Pese a ello, obtuvo una recaudación de 174 millones en taquilla. Sin embargo, ahora que está disponible de forma accesible a través de Disney Plus, no es una mala opción para una tarde de verano.
Se trata de una película que, si bien no va a revolucionar el género de la ciencia ficción y busca ser palomitera, trata de innovar y ser original con su premisa. Tampoco abusa de efectos especiales y eso hace que a día de hoy siga luciendo bastante bien. Así pues, si todavía no la habéis visto, os recomiendo echarle un vistazo.
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