Ya sea una cámara de eco, o la más potente realidad, esta última semana hemos visto como #AdiosNetflix era lo más comentado en redes sociales. Las nuevas condiciones a la hora de compartir cuentas en la plataforma de streaming han levantado en armas a una parte de sus usuarios.
La promesa de Netflix a este cambio de condiciones y subida de precios no es otra que una supuesta mejora de calidad de los contenidos ofertados. Este tema es de los más comentados por sus usuarios, ya que las series canceladas están a la orden del día.
En los mensajes lanzados, hay gran cantidad de quejas y capturas sobre las palabras dedicadas a la encuesta de satisfacción con la que Netflix te despide tras retirar tu suscripción. Y en muchos de ellos hay alusiones tanto a las series canceladas, como a una de las temáticas más exploradas por la plataforma en los últimos años: los realities.
Mejor pero no distinta
Las plataformas de streaming, por su naturaleza de ser bajo demanda, sin anuncios y con contenido que no podemos encontrar en su mayoría en la televisión tradicional, habían jugado un papel de antagonista directo. Pero, mientras el resto de plataformas querían ser "la nueva tele", Netflix está intentando ser "una mejor tele".
No me refiero a que sea mejor en un sentido ético o de calidad pura, si no a hacer lo que ya funciona de una forma superior. Mientras la TV tradicional tiene sus famosos que ya han pasado por quince formatos distintos en la última década, Netflix cierra un documental sobre una de las influencers más potentes del planeta como es Georgina Rodríguez; cuando Masterchef da muestras de cansancio en Televisión Española, la plataforma opta por replicar en múltiples países su exitoso Bake-off.
Los números le dan la razón
El tema de los realities puede ser discutido desde el punto de vista personal, pero la realidad numérica le da la razón a Netflix. De las 15 series originales más vistas del pasado año en todas las plataformas, están tanto el programa de citas Love is Blind como el Great British Baking Show. Además, son contenidos (por norma general) mucho más baratos de crear que series de fantasía o ciencia ficción.
Este pasado fin de semana tuve la oportunidad de ver varios episodios de la tercera temporada de Love is Blind, la octava serie más vista del pasado año. El mecanismo es simple: un buen puñado de solteros visitan durante unos días unas cabinas en las que tienen la oportunidad de charlar con otros solteros, pero sin verlos. El objetivo es que encuentren su media naranja, y pronto se casen y tengan una vida juntos.
Sabemos que hay mucha confusión sobre cómo compartir Netflix. Como cada cuenta está pensada para una sola casa, desde hoy verás nuevas funciones con las que podrás controlar mejor tu cuenta. Y podrás seguir viendo Netflix cuando estés de viaje.https://t.co/DgxKvuOuvt
— Netflix España (@NetflixES) February 8, 2023
Aunque el formato no es exactamente el mismo, sí que se puede comparar con el dating show más exitoso de España, que no es otro que La isla de las tentaciones de Telecinco. Y, sin entrar en temas tan manidos como su clasificación como "telebasura", sí es es evidente lo superior que es la apuesta de Netflix.
Mientras la cadena de televisión tradicional opta por el efectismo y el espectáculo puro de las infidelidades y una sexualización rampante de los concursantes, la realidad es que todo eso sobrenada un minutaje excesivo y realmente superfluo que te llega a aburrir, en Love is Blind los concursantes hablan de más cosas que de lo bueno que está el soltero opuesto, llegando a comentar aspectos como los estudios, planes de vida, problemas de familia o enfermedades.
Paradójicamente, los realities que están en la televisión se centran en realidades inexistentes. Nadie está en una isla paradisiaca durante semanas de fiesta en fiesta, ni es normal que un puñado de famosos intente sobrevivir en el caribe sin ayuda. Netflix busca algo más cercano al espectador.
Teniendo claro que la siempre pertinente edición de los productores tiene por objeto hipertrofiar la realidad para hacerla mucho más entretenida, y entrando al juego de la delgada línea entre lo que es verdad y lo que es ficción como si de un fan de la WWE se tratase, es evidente que Netflix sí habla el idioma de este nicho de usuarios.
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