Durante los últimos tiempos las cartas coleccionables de Pokémon se han convertido en un tema habitual en nuestro tiempo de ocio. No es sólo que muchos estemos enganchados a Pokémon TCG Pocket y que otros hayan dado el salto a las cartas físicas, es que basta con asomarse a los principales canales de Twitch o las redes sociales para ver cómo la idea de abrir sobres y ver qué le ha tocado al influencer de turno se ha viralizado.
A menudo, esos vídeos destacan no sólo la suerte de que te toque una u otra carta, sino la calidad que tenga la joya de cartón en cuestión. En el peor de los casos, tal vez no pase de unos cuantos céntimos. En el mejor, esa misma carta puede llegar a valer cientos o miles de euros. Pero si estamos hablando de una misma carta de Pokémon que probablemente ha salido de la misma fábrica... ¿Cómo es posible que sea capaz de costar tanto o tan poco a la vez? La clave está en entender cómo se decide esa graduación.
Por qué las cartas de Pokémon pueden llegar a valer miles de euros
El secreto detrás del precio de las cartas Pokémon está en su calificación, en cómo mediante varios sistemas de análisis se detalla no sólo la autenticidad de la carta, sino también su calidad física a varios niveles y, sobre todo, hasta qué punto se hizo bien la carta. Dependiendo de todos esos factores, la calificación final puede pasar de un 1 a un 10 marcando así su valoración de por vida.
La clave detrás del asunto, y el correspondiente negocio detrás del mismo, es que esa calificación se realiza vía compañías especializadas que cobran por analizar, calificar y sellar la carta en esas carcasas que tan bien lucen cuando se muestran en un vídeo. Especialmente si hay un 10 coronando la carta para mostrar que es lo más perfecta posible.
Lógicamente eso implica un coste y un tiempo, por lo que la variedad de compañías que ofrecen servicios similares pueden llegar a cobrarte de 15 a 30 euros por carta en el caso de las más asequibles, o elevar ese precio hasta los 10.000 euros por carta en el caso de que quieras asegurar piezas que puedan llegar a costar más de 250.000 euros en el mercado en base a su graduación. Sí, lo has leído bien.
El principal problema es que en realidad puedes creer que tienes algo valiosísimo en tus manos, pero en realidad no sabes cuánto hasta que no recibes la carta con su pertinente valoración. A ojos inexpertos puedes estar ante una joya, pero sólo ese concienzudo análisis marcará hasta qué punto te ha tocado la lotería al abrir un sobre. El cómo lo analizan es especialmente interesante.
Cómo una carta de Pokémon se valora con un 10
De entrada, la validación de toda carta, ya sea de Pokémon o de cualquier otra colección, parte del 10. A partir de ahí es cuando se revisa que todo esté en orden. ¿Los bordes de la carta están bien y no aparecen raspadas o han tenido un mal corte en fábrica? ¿El brillo de la carta al ponerlo a la luz es el adecuado tanto por delante como por detrás? ¿Se ha visto afectada por algún arañazo aunque sea a escala microscópica? ¿El arte está centrado y los bordes ocupan los anchos que deben tener por norma?
Puede que hayas tratado la carta con el mayor cariño posible desde que has abierto el sobre hasta que la has enviado a valorar, pero si hubo un defecto en fábrica, aunque sea ligeramente inapreciable al ojo humano, la graduación de la carta puede cambiar drásticamente y afectar a la nota final. Esa ha sido la pesadilla de los coleccionistas desde que se empezaron a valorar y, gracias a las técnicas actuales, ahora lo es aún más.

El último avance técnico en ese sentido pasa por los informes DIG, las siglas inglesas de imagen digital y clasificación. Mediante fotogrametría estereoscópica, los análisis actuales pueden retocar y amplificar la imagen de la carta de forma digital para descubrir manchas, errores de impresión o imperfecciones casi imposibles de apreciar por el ojo humano.
Dependiendo de las pequeñas o grandes imperfecciones que presente la carta, ese hipotético 10 con el que se sueña se irá reduciendo hasta alcanzar su valoración final. Al final, el precio de mercado no sólo se marcará en base a esa puntuación, sino que también subirá o bajará dependiendo de cuántas cartas haya con una puntuación similar. En resumen, que si en algún momento te da por coleccionar cartas Pokémon con la idea de graduarlas y valorarlas para hacerte rico con ellas, prepárate porque va a ser una montaña rusa de emociones en la que probablemente tengas mucho que perder y poco que ganar.
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