Cómo el Monopoly de McDonald's se convirtió en un fraude de 24 millones de dólares perseguido por el FBI

Cómo el Monopoly de McDonald's se convirtió en un fraude de 24 millones de dólares perseguido por el FBI

  • Durante 12 años una trama de más de 50 personas consiguió amañar el concurso

  • Premios de 50.000 dólares al año y vehículos de lujo beneficiaban a una misma persona

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Monopoly

Aunque la repetición anual de la estrategia de marketing lo ha convertido en algo trivial, las cuentas de McDonald's certifican que la promoción de Monopoly ha sido la segunda promoción más beneficiosa para la compañía sólo por detrás del Happy Meal. La colaboración con el popular juego de mesa repartió entre 1989 y 2001 la friolera de 24 millones de dólares en grandes premios. Sin embargo, todos terminaron salpicando a una única persona.

Patentado en 1935, aunque tiene un origen anterior que poco tenía que ver con la exaltación del capitalismo en la que acabó convertido, el Monopoly era a mediados de los 80 una de esas marcas conocidas por todo el mundo. Para capitalizar su éxito, McDonald's invitó a sus consumidores a participar en un concurso en el que, mediante premios instantáneos o la necesidad de completar colecciones de calles, llegó a regalar desde videoconsolas hasta sueldos de 50.000 dólares al año durante 20 años. Felices con el éxito de la promoción, los directivos de la compañía no imaginaban hasta qué punto estaban siendo engañados. Tardaron 12 años en descubrir qué estaba pasando.

Cómo el FBI terminó ante las puertas de McDonald's

En marzo de 2001, entre un aura de misterio y sin llegar a explicarles en ningún momento la razón, el FBI citó a varios directivos de McDonald's, los sentó en una sala con una pizarra magnética, y un oficial empezó a colocar fotografías de personas mientras les preguntaban si conocían a las personas que iban sumando meticulosamente.

Valiéndose de sus nombres y apellidos para facilitar el reconocimiento, al completar la pizarra con más de 50 personas les aseguraron que todos ellos habían ganado en mayor o menor medida parte de los premios que habían repartido con la promoción de Monopoly. Tras preguntarles si conocían alguna relación entre ellos, y hacerse evidente que los apellidos no reflejaban nada inusual, el oficial empezó a trazar líneas mostrando por qué los habían llevado hasta allí.

Monopoly Mcdonalds

Padrastros e hijos, vecinos, trabajadores de la misma empresa, padrinos… Casi todos guardaban cierta relación pese a estar separados por kilómetros o ramificarse en distintos grupos. De una forma u otra, todas las líneas terminaban en una misma persona, un exoficial de policía que respondía al nombre de Jerome Jacobson. Sin embargo, ese nombre no constaba en la base de datos de empleados de McDonald's.

Tras un año trabajando en el Departamento de Policía de Hollywood, una lesión en la muñeca durante un altercado, y una baja médica prolongada por problemas de salud adicionales que llevaba arrastrando desde su juventud, obligaron a la policía a despedir a Jacobson. Tras un tiempo de recuperación, su mujer le consiguió un trabajo como encargado de seguridad privada dentro de la firma Dittler Brothers, y mientras escalaba posiciones dentro de la empresa, terminó ganando un puesto como responsable de uno de los mayores clientes de la misma: Simon Marketing. Era la compañía encargada de impulsar las acciones promocionales de McDonald's.

La gran estafa de Jacobson al Monopoly de McDonald's

Entre otros menesteres a Jacobson se le encargó supervisar la seguridad de los premios de Monopoly de McDonald's. Revisando incluso que los trabajadores de la fábrica en la que se imprimían no se guardasen premios en los zapatos, pronto se ganó la confianza de la empresa y terminó encargándose de trasladar los grandes premios hasta sus puntos de destino. Cabe destacar que la seguridad alrededor de los premios era total, con las cartas premiadas guardadas en sobres sellados con una pegatina especial, y una encargada de una auditoría externa siguiendo con lupa el movimiento de todos los sobres.

Monopoly Mcdonalds

Los premios más pequeños, en cambio, no gozaban de esa atención, así que pese a vivir a cuerpo de rey y viajar por todo el país en primera clase para entregar los sobres, en cierto punto a Jacobson le pudo la tentación y empezó a repartir premios pequeños entre allegados. Para evitar sospechas, buscaban a un tercero que se encargase de cobrarlo con la condición de repartir luego parte del premio con Jacobson.

Sin embargo, en cierto punto Jacobson recoge un sobre procedente de una de las fábricas con las que colaboraban en Hong Kong y, al abrirlo, descubre que en su interior se encuentran las pegatinas especiales que se utilizaban para cerrar los sobres. Con esa joya en su poder, el encargado de seguridad decide ir un paso más allá. Aprovechando los viajes al baño de caballeros en el aeropuerto, imposibilitando así que la auditora que le acompañaba pudiese sospechar nada, abría los sobres, se quedaba con el premio gordo, introducía uno pequeño en el mismo, y colocaba una de sus pegatinas.

Durante una estafa que se mantuvo a lo largo de 12 años, Jacobson se valió de amigos, estafadores, mafiosos, convictos y demás calaña para repartir más de 24 millones de premios que iban desde millones en metálico hasta vehículos de alta gama. Sin que nadie sospechase nada, él terminaba embolsándose un 50% o más de cada uno de los grandes premios de la promoción de Monopoly y McDonald's.

La suerte quiso que, mediante un informante anónimo que contactó con el FBI para ponerles en alerta sobre el fraude, en el año 2000 la agencia iniciase una investigación destinada a analizar los ganadores de los premios y establecer una posible relación entre ellos. El 22 de agosto de 2001, Jerome Jacobson y otras más de 50 personas fueron arrestadas por fraude, convirtiendo el caso de McDonald's y Monopoly en una de las estafas más famosas de la historia.

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