El negocio de las consultorías se ha convertido en uno de los más grandes en el mundo de la tecnología
El discurso del cofundador de Apple en el MIT puso en entredicho su valor
Desde que la tecnología se convirtió en parte esencial de nuestras vidas, nuevos negocios y perfiles laborales empezaron a brotar junto a ella. De todos, probablemente el más famoso de los últimos años es el de las consultorías, un perfil que despierta tanta admiración como animadversión entre las compañías. Para muestra de esto último, cómo Steve Jobs se plantó ante ellos para echar por tierra su visión del negocio.
Enfocadas a ofrecer un servicio de asesoría y gestión en áreas como estrategia o tecnología, las compañías acuden a las consultorías cuando requieren una orientación externa para tomar decisiones sobre avances tecnológicos o cambios en su forma de trabajar que les empujen a mejorar resultados, productividad y eficiencia en sus procesos. Sin embargo, no todos ven esa ayuda como igual de válida.
Lo que opinaba Steve Jobs sobre las consultorías
Durante una conferencia en la escuela de gestión del MIT, el cofundador de Apple se colocó ante un grupo de estudiantes, que planeaban convertirse en consultores, para darles un discurso en el que explicaba qué era lo que aborrecía sobre las consultorías. El resumen es, prácticamente todo.
Haciendo referencia a cómo las consultorías se limitan a veces a soluciones rápidas y sin largo recorrido, Steve Jobs dijo: "Sin poseer algo durante un período extenso de tiempo, como unos pocos años, donde uno tiene la oportunidad de asumir la responsabilidad de sus recomendaciones; donde uno tiene que ver sus recomendaciones a través de todas las etapas de acción y acumular cicatrices por los errores, y levantarse del suelo y sacudirse el polvo, uno aprende apenas una fracción de lo que puede. Estás entrando y haciendo recomendaciones sin asumir los resultados".
Entre las críticas a este tipo de negocios de consultoría, especialmente en el ámbito de la programación y el desarrollo tecnológico, está el hecho de limitarse a soluciones genéricas que podrían valer para cualquier empresa en vez de centrarse en las necesidades específicas de cada una.
Ofrecer resultados rápidos no siempre es la mejor opción de crecimiento y, tal y como recogía Steve Jobs, la necesidad de bajar al barro y empaparse de la cultura de la empresa, y los errores acumulados, resulta imprescindible para salir adelante. Discursos como el del cofundador de Apple anteponen la necesidad de crear un equipo con cara y ojos que pueda manejar los desafíos y retos internamente.
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