La escena más espectacular de Gladiator 2 es mentira. Esto es lo que sabemos sobre las naumaquias del Coliseo en el Imperio Romano

  • Ridley Scott ha resbalado con la precisión histórica en la secuela de Gladiator

  • Los personajes de Russell Crowe, Paul Mescal y Pedro Pascal no cuadran en una batalla naval así

Gladiator
5 comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail

Pese a acumular ya más votos negativos que positivos en YouTube, es innegable que el tráiler de Gladiator 2, la nueva película de Ridley Scott que retoma el legado del Máximo Décimo Meridio de Russell Crowe de la mano de Paul Mescal y Pedro Pascal, es sencillamente espectacular. Pero de todas las secuencias que se muestran en el avance de Gladiator 2 sobre sus batallas de gladiadores, hay una que innegablemente es la más espectacular de todas. También es mentira.

Aunque sobre las naumaquias han corrido ríos de tinta, hay dos realidades a las que debemos agarrarnos para entender lo que es real y lo que no en estas espectaculares batallas navales. La primera es que sí, sucedieron, pero se realizaban de otra forma. La segunda, igual de importante, es que es imposible que se llenase el Coliseo de agua en esa época tal y como muestra la nueva película de Ridley Scott.

Las batallas navales con gladiadores del Imperio Romano

Vayamos por partes. Sobre lo primero cabe apuntar que las naumaquias, batallas navales simuladas que recreaban escenarios clásicos de la historia, para regocijo de los asistentes a tan llamativo evento, nacieron mucho antes que el Coliseo y se celebraban en lagos cercanos por cuestiones obvias. Imagínate el coste y logística necesaria para llenar y vaciar de agua una arena como la del monumento.

La creación del primer lago dentro del Imperio Romano se la debemos a Julio César en el 46 a. C., pero tal y como recogían en Twitter, el invento tuvo que ser rellenado de tierra tres años después de su inauguración porque el agua estancada se había convertido en un problema de insalubridad.

También hubo otras creaciones artificiales con el mismo objetivo, pero lo más común es que estas batallas se realizasen fuera de la ciudad. Eso nos lleva a la siguiente cuestión, sí hay datos que reflejan la celebración de naumaquias en el Anfiteatro Flavio. Dos naumaquias, para ser más concretos.

En el año de la inauguración del Coliseo, en el 80 d. C., se celebró una pequeña batalla naval en su interior, seguida de otra más en el año 85, pero por la extensión del lugar, la dificultad para maniobrar y la cercanía del público, hablamos más de complejos decorados que de grandes barcos con arietes. ¿Dónde está el problema con la batalla de Gladiator 2 y su prometedora naumaquia?

Si la primera película estaba ambientada alrededor del año 180 d. C., y la secuela salta unos años en el futuro hasta el 200 d. C., en ninguna de ellas podrían haberse realizado batallas navales en el Coliseo porque pocos años después de su inauguración se remodeló la arena para dar forma a la compleja red de pasillos y estancias subterráneas que ahora puede verse si visitas el monumento en Roma.

Es allí donde se alojaban gladiadores, sirvientes y bestias a la espera de salir a la arena y, como han demostrado tras analizar la estructura, es científicamente imposible que el suelo hubiese podido soportar la presión del agua al inundar el Coliseo. Eso sí, pese a la imprecisión histórica, de lo que no cabe duda es de lo mucho que vamos a disfrutar esa secuencia los fans del Imperio Romano y sus retorcidas batallas.

En 3DJuegos | Cómo se escribe el cero en números romanos. La respuesta al último trend viral de Tiktok tiene truco

En 3DJuegos | Una bombilla del antiguo Egipto, un astronauta maya y un PC grecorromano. Descubrir un tesoro de otra época tiene nombre, y la ciencia una explicación

VÍDEO ESPECIAL

1.309 visualizaciones

Los 20 MEJORES MOMENTOS de la saga The Legend of ZELDA

¿Cuáles son los mejores momentos de The Legend of Zelda? Conforme han ido pasando los años, y hemos ido teniendo más y más entregas de esta franquicia legendaria, nos ha costado más decidirnos. ¡Pero bendita complejidad!