La Generación Z no tiene problemas para comprar en Amazon, pero sí tiene miedo cuando debe comprar en tiendas físicas. La solución es muy simple

  • Los jóvenes reconocen que no saben qué pedir cuando acuden a una carnicería

  • La evolución de las tiendas de barrio terminará siendo clave para su supervivencia

Generacion Z Compra
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En la enésima prueba de que no somos más que animales tocados por la varita de la evolución está el hecho de seguir la misma regla de aprendizaje que el resto de seres vivos de nuestro planeta: la imitación. El problema llega cuando la Generación Z no ha tenido a quién imitar en algo tan aparentemente simple como, por ejemplo, comprar en una carnicería de barrio.

Tras hacerse viral el testimonio de una mujer de 24 años en TikTok frente al desafío de no saber qué pedir o hacer en una carnicería, una multitud de jóvenes de la Generación Z se ha sumado a su calvario con comentarios que navegan a medio camino entre la mofa y la absoluta vergüenza.

La Generación Z tiene miedo a las tiendas tradicionales

Algunos hablan de cómo salieron de una tienda convencional con apenas una loncha de queso mientras otros lo hacían con un salmón entero, ambos por miedo a rectificar a medio camino. ¿El mejor ejemplo de lo que comentábamos? Quienes piden un cuarto de todo porque "una vez vi a una yaya comprar un cuarto de chorizo".

La realidad es que los cambios en los hábitos de consumo vienen de lejos y no sólo afectan a la Generación Z, sino también a unos padres que han vivido rodeados de grandes supermercados en los que comprar carne o pescado era tan simple como recoger una de las múltiples bandejas que había en las estanterías refrigeradas. Puede que ellos sí hayan tenido la oportunidad de imitar lo que hacían sus mayores, pero han terminado convirtiendo su comodidad en la ansiedad que ahora sufren sus hijos frente a ese desafío.

La explosión del comercio electrónico, con tiendas como Amazon a la cabeza, han hecho que los jóvenes de hoy en día prefieran la privacidad de un proceso en el que puedes comparar precios y compartir opiniones a golpe de clic, pero tal y como ocurre en ese proceso si le das la vuelta a la brecha generacional, lo necesario para salir del entuerto fuera del mundo virtual se les escapa por completo.

La solución pasa por evolucionar

Es el signo de un cambio no sólo a nivel de sistemas, sino también de interacción y vocabulario. Una evolución que, motivada por facilidades como hacer la compra por internet y que te la traigan a casa, no sólo pone sobre la mesa esa diferencia. También el reto al que se enfrentan los comercios locales para poder sacar adelante negocios frente a los que la Generación Z, acostumbrada ya a su particular doom spending, no parecen tener ni vínculo ni ganas de estrecharlo.

Pero pese a lo apocalíptico del discurso, en realidad hay razones más que evidentes para confiar en una reconciliación. Los valores de la Generación Z respecto al medio ambiente, sin ir más lejos, también les empujan hacia luchar contra las grandes corporaciones y apoyar el producto local. El empujón que se necesita para acercar posturas es, por lo tanto, otra cuestión de pura evolución.

La transparencia respecto a los productos mostrados en las tiendas, la suma de información adicional al mero nombre de cada corte de carne, la integración en redes sociales para dar a conocer nuevas ofertas y alternativas, o la modernización y digitalización de las tiendas que vaya más allá de las compras desde casa -por ejemplo con códigos QR que te indiquen cómo cocinar o preservar ese alimento-, son cambios relativamente simples que podrían llegar a adoptarse para que, después de años ancladas en el pasado, esas tiendas se decidan a dar ese necesario paso adelante que les permitirá sobrevivir a las nuevas generaciones.

Imagen | Joshua Rawson Harris

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