Cada dos años la National Society of High School Scholars pregunta entre sus miembros qué perspectiva tienen de cara a su futuro laboral y, entre muchas otras preguntas destinadas a medir el pulso a las próximas generaciones, también se hace un ranking con las empresas más deseadas por los estudiantes. El cambio de la Generación Z respecto a sus intenciones está muy lejos de la pasión por el futuro de la tecnología que mostraba hace apenas dos años.
Entre las 5 compañías más deseadas por esos futuros miembros del mercado laboral en la pasada edición estaban Spotify, Google o Amazon. Una tendencia bastante recurrente que en ediciones como la de 2020 o la de 2018 también se mantenía. En todas ellas, en cualquier caso, entre los primeros puestos siempre había hueco para hospitales locales y servicios similares. Ahora estos últimos sacan una gran ventaja a las tecnológicas.
La Generación Z huye de Silicon Valley
Todas, desde Google hasta Microsoft, caen por debajo de opciones como la Clínica Mayo, el Hospital de Investigación Infantil St. Jude o el servicio público de medicina. Hasta la NASA o el FBI se postulan como mejores puestos que cualquier otra gran compañía de Silicon Valley, algo que hacía años que no pasaba.
Sería fácil caer en la perspectiva de que la pandemia ha hecho mella y ha provocado gran parte de esa situación, pero lo cierto es que ni siquiera en 2020, con el COVID en pleno auge, se consiguió desbancar de los primeros puestos a opciones como las citadas tecnológicas u otras compañías de renombre de la talla de Walt Disney, Netflix o Nike. La clave para entenderlo lleva mucho tiempo en nuestras narices.
Tal y como recoge la jefa de educación de Handshake, una compañía destinada a ayudar a los jóvenes a encontrar su hueco en el mercado laboral, simplemente no están encontrando en el mundo tecnológico lo que se les prometió. Ni están cambiando el mundo a mejor a base de análisis de datos, ni hay innovación destinada a cambiar el curso de nuestro futuro. Son empresas que cotizan en bolsa y que no dudan en despedir a gran parte de sus plantillas para poder decir que siguen sumando año tras año.
Ese auge e interés por los derechos laborales y la salud mental que hemos visto explotar entre la Generación Z no casa con todo lo que la industria tecnológica ha ido mostrando durante los últimos años, especialmente durante los últimos meses, así que parece lógico que ahora busquen un mañana alejado de los comentarios sobre despidos en redes sociales, la ansiedad por productividad o el retorno a la oficina a cualquier precio. Visto lo visto, no se les puede culpar de querer buscar un futuro mejor.
Imagen | Marclafrance
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