Basta con pasearse un poco por Twitter para comprobar que, tal y como ocurre cuando hay niebla, y especialmente cuando nieva, en Madrid están pasando cosas. Cosas que ni por todo el oro del mundo me gustaría que pasasen en mi ciudad, en cualquier caso. Hay una invasión de polillas en Madrid y, a tenor de los comentarios, las polillas no son precisamente pequeñas.
Polillas gigantes en Madrid
¿Por qué hay polillas en Madrid? Polillas ha habido siempre, especialmente entre mayo y junio, su época de mayor actividad en climas cálidos, pero sí es cierto que entre el tamaño y la afluencia de las aparecidas este año parece que la situación ha ido a más. A mucho más. La clave, como suele ser habitual, está en un viejo conocido por todos nosotros durante los últimos años: el cambio climático tiene la culpa.
Calor y lluvia, mala combinación. La humedad generada por la última temporada de lluvias, sumada a periodos de calor más prolongados, hacen que este tipo de insectos puedan permitirse vivir más tiempo, crecer más, alimentarse mejor, y reproducirse también en consonancia. Pese a que no son amigas de las temperaturas extremas, sí lo son de desplazarse a otras regiones buscando esa comodidad, un viaje en el que sólo sobreviven las que más posibilidades tienen de hacerlo: las más grandes.
Polillas gigantes. Es una mera cuestión de adaptación y selección natural. Los insecticidas acaban con los insectos más pequeños y menos resistentes, así que los grandes ganan en posibilidades de supervivencia y reproducción. Si además sumamos ahí condiciones climáticas más favorables, pues ya tenemos listo el caldo de cultivo perfecto.
Ya ha pasado, y volverá a pasar. En Reino Unido las polillas han sido una preocupación recurrente y, pese a mantenerse en ciertas estaciones hace años, con el paso del tiempo han empezado a proliferar durante todo el año. Países como Alemania y Francia también han vivido situaciones similares, así que era cuestión de tiempo que terminase salpicándonos también a nosotros.
Al menos son inofensivas. Bueno, en realidad no del todo. La clave no está en las polillas en sí mismas, que más allá de ser igual de molestas que las moscas, no muerden ni transmiten enfermedades. Sus larvas, en cambio, son otro cantar. Además de las alergias y problemas digestivos que pueden producir si entran en contacto con la comida (ojo al dejar arroz, harina y cereales sin tapa), tienen pasión por ciertos tejidos. De ahí que proliferen en armarios y agujereen la ropa.
Trucos para eliminar polillas. En internet puedes encontrar mil y un remedios caseros para evitar que proliferen las polillas dentro de casa. Las trampas de luz, la lavanda, el limón, los clavos de olor y la naftalina aparecen como los más recomendados. En cualquier caso, si crees que tienes un problema con ellas, lo más recomendable es que acudas a un profesional.
Imagen | Colin Davis
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