En 1966 se instaló en Tokio el primero shiroposuto de la historia de Japón. A ojos de cualquier turista que no conozca el idioma o la particular costumbre de los japoneses, en realidad estos postes pintados de blanco podrían pasar perfectamente por un buzón de correo postal, pero lo que hay en su interior dista mucho de ser cartas a la abuela.
Los shiroposuto son en realidad la forma que encontró Japón de luchar contra lo que hace más de 60 años se convirtió en un problema en sus calles. Aquellos que querían deshacerse de revistas y libros con contenido para adultos, simplemente lo dejaban tirado por las calles, así que ante el peligro de que los menores se topasen con ello de camino a la escuela, un grupo de madres llegaron hasta esta solución. Quienes quisieran deshacerse de ese material, deberían hacerlo en esos buzones.
Internet acabó con los shiroposuto de Japón
Aunque el invento de los shiroposuto se remonta aún más atrás, alrededor de 1963 en la ciudad de Amagasaki, la idea caló tan hondo entre la sociedad de Japón que, apenas tres años después de instalarse el primer buzón en Tokio, la ciudad ya contaba con más de 500 shiroposuto estratégicamente colocados junto a estaciones de tren, donde los hombres de negocio podían deshacerse de sus revistas al amparo de la noche antes de volver a casa.
Lejos de quedarse en una costumbre convertida en reliquia, lo cierto es que los shiroposuto se siguieron instalando hasta 2018. Durante la primera década del milenio se recopilaban de ellos entre 5.000 y 6.000 objetos cada año entre revistas, películas en DVD y demás material. A día de hoy, precisamente por el auge de internet y la apertura de estos contenidos al público de forma más accesible, los objetos recogidos rondan los 2.000.
Precisamente esa caída es la que ha llevado a la ciudad de Tokio a deshacerse de la mayoría de sus shiroposuto. Con la población de Japón envejeciendo cada vez más, sólo los más mayores acuden a ellos para deshacerse de material y, debido al coste que supone mantenerlos, parece un objeto destinado a desaparecer más pronto que tarde.
"Se quedan viejos y oxidados y hay que repararlos, pero no todo el mundo quiere que se gaste el dinero de los contribuyentes en eso. Y tienen que ser vaciados por un funcionario de la junta local de educación, a veces acompañado por un oficial de policía. Por eso creo que el número de shiroposuto seguirá disminuyendo". Parece que los abuelos japoneses tendrán que volver al viejo truco de esconder las cosas bajo el colchón.
Imagen | Disconectet en Midjourney
En 3DJuegos | En Japón desaparecen cada año más de 100.000 personas. Lo más sorprendente de todo es que lo hacen por voluntad propia
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Stelio-kontos
Porque tirarlos a la basura era mucho pedir, tenían que poner un apartado para ellos, madre mía con los japos.