La dualidad de Japón con el turismo es una pelea que viene de lejos. Por un lado se ha convertido en uno de sus principales focos de ingresos. Por el otro, la extrema educación de su cultura hace que cualquier acto que no se cuele entre sus estándares sea considerado tan incorrecto como ofensivo. Con el auge y masificación de su turismo durante los últimos años, ese último aspecto se ha convertido en un debate nacional.
Lo ha hecho hasta el punto de convertirse en una de las principales quejas recogidas por la encuesta de la Asociación de Ferrocarriles Privados de Japón, donde cerca de un 63% admitía haber sido importunado por un comportamiento tan inapropiado como incomprensible por parte de los turistas en los trenes. Asomarse a lo que los japoneses destacan como las 10 prácticas más molestas supone, inevitablemente, encontrar tantas similitudes como diferencias en lo que al choque cultural representa.
Todo lo que Japón no soporta de los turistas
Por orden de peso entre las quejas, el 3,3% tacha de inadecuado comer o beber en el tren, molestando especialmente si en el menú entran olores fuertes, comidas ruidosas, y la práctica de beber alcohol. Más allá de escenarios que rocen lo extremo, la realidad en Japón es que, simple y llanamente, comer en el tren está mal visto por la sociedad nipona.
Lo mismo ocurre con sentarse en el suelo del tren, con un 4,2%, y tener un comportamiento maleducado respecto a los asientos prioritarios, con un 4,4%. Lo primero no sólo responde a una cuestión de seguridad, por aquello suponer un peligro si se obstruye el paso en caso de emergencia, también al hecho de que afea la imagen de quienes optan por ello en vez de quedarse de pie. El segundo, lógico también a este lado del charco, difiere respecto a nuestra filosofía de ceder el asiento si alguien lo necesita. Allí, en cambio, deben permanecer vacíos si no perteneces a la tercera edad, estás embarazada, o sufres alguna discapacidad.
Las siguientes posiciones entre las quejas la ocupan dejar basura en el tren con un 5,9%, sentarse con posturas que incomoden el flujo de pasajeros o al resto de personas sentadas con un 9,6%, y hablar por teléfono o escuchar música con un 10,3%. Con un 16,5% están las faltas de respeto al subirse al tren, que debe hacerse de forma ordenada esperando desde el lateral hasta que los pasajeros que lo abandonan hayan bajado. Nada que objetar, pero hay que destacar que esto es casi como una religión para ellos, especialmente por la puntualidad de los horarios que comporta esa agilidad, e incluso con las mejores intenciones tal vez no estés haciendo lo correcto.
En las tres últimas posiciones se encuentran los malos modales al caminar por las estaciones con un 24,8% (nada de pararse a hablar o mirar el mapa entorpeciendo el flujo de personas), el uso de maletas y equipajes que no queden recogidas en su lugar pertinente o se coloquen al frente en vez de a la espalda con un 37,1%, y ruidos y comportamientos incomprensibles con un 51,8%. Nada de hablar en voz alta o realizar aspavientos porque, según destacan en la encuesta, es lo que más les chirría de los extranjeros con mucha diferencia.
Imagen | Amir Jina
En 3DJuegos | Japón está sufriendo un récord de quiebras de locales de ramen. Y en parte es fruto de la "barrera de los 1.000 yenes"
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Crubster
Parece una sesion de iglesia