Cuando nos acercamos a la idea de un robot asesino, casi siempre lo hacemos desde la óptica del cine y la ciencia ficción, pensando en algo más relacionado con el Terminator de Arnold Schwarzenegger que con la realidad que hay detrás de un problema que ha seguido creciendo desde que se produjese la primera muerte por robot en 1979.
En enero de ese mismo año, un joven de 25 años llamado Robert Williams vio como una de las máquinas que estaban bajo su cargo tenía algún problema. El sistema, encargado de mover piezas de una punta a otra de la fábrica Ford en la que trabajaba, funcionaba inusualmente lento. Al encaramarse hasta ella para revisarla, se produjo el desastre.
41 muertes por robot en 25 años
Según los documentos legales que luego se filtrarían a la prensa tras el juicio, otro brazo mecánico "golpeó y aplastó por detrás" al trabajador acabando con su vida en el acto. El sistema lo había confundido con un objeto más de la fábrica, así que el robot siguió a lo suyo y se mantuvo en funcionamiento otros 30 minutos hasta que otros compañeros encontraron el cuerpo de Williams.
El proceso de denuncia contra Litton Industries, la empresa que había creado aquellos brazos robóticos, se alargó durante cuatro años hasta que el juicio falló a favor de la familia y obligó a pagar una indemnización de 10 millones de dólares. 15 millones si contamos también los gastos del proceso legal.
El incidente, que inevitablemente devolvió al mundo al debate sobre hasta qué punto los trabajadores pueden ser reemplazables que ya se había vivido durante la Revolución Industrial, no ha parado de reproducirse desde entonces pese a que el foco en la seguridad detrás de estos sistemas sigue creciendo. Según estudios recientes, y aunque es difícil alcanzar un número exacto porque en muchos casos no ha trascendido el caso, entre 1992 y 2017 se produjeron 41 muertes por robot sólo en Estados Unidos.
Sin embargo, no son las únicas que habría que sumar de forma indirecta y, según un estudio de la Universidad de Yale, los entre 420.000 y 750.000 puestos de trabajo que se perdieron por culpa de robots y automatizaciones en la última década del siglo XX provocaron alrededor de 8 suicidios por cada 100.000 hombres entre 45 y 54 años, y alrededor de 4 de cada 100.000 mujeres en el mismo rango de edad.
Frente a la revolución de la inteligencia artificial, y su estrecha relación con los robots más allá de la ciencia ficción, las sensaciones respecto a volver a vivir esa Revolución Industrial capaz de pisotear cualquier atisbo de moral o ética en el entorno laboral, vuelven a poner en entredicho hasta qué punto los humanos detrás de esos cambios, y no los robots, son los únicos responsables del problema.
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