Hemos perdido una media de 1.100 pasos diarios desde mediados de los 90
Las pulseras de actividad sirven para mantener la costumbre, pero no para iniciarla
Viendo que los gadgets como el Amazfit han saltado de ser un mercado de 14.000 millones de dólares a otro de 36.000 millones de dólares en los últimos años, parece lógico pensar que el auge de las pulseras rastreadoras de actividad física han supuesto un gran cambio respecto a cómo afrontamos la necesidad del deporte en nuestras vidas.
Junto a ello, el auge del crossfit, los runners y las aplicaciones de ejercicio, apuntan a ser la guinda de un pastel que vela por nuestra salud física convirtiéndonos en la generación que más deporte hace, pero la ciencia acaba de demostrar justo lo contrario. Entre 1995 y 2017, los datos confirman que nuestra actividad física no ha hecho más que caer.
De la mano de 16 estudios publicados en ocho países distintos, un grupo de científicos de la Universidad de Tennessee y la Universidad de Florida han constatado que hemos perdido una media de 1.100 pasos diarios desde mediados de los 90. En concreto se habla de una caída de 823 pasos diarios en el caso de los niños, 1.497 pasos entre los adolescentes, y hasta 608 pasos en el de los adultos.
Por qué ahora hacemos menos ejercicio
Pese a que reconocen que el estudio no ha analizado qué ha llevado a esta situación, consideran que el uso de pantallas y el aumento del transporte público y privado son los principales culpables de que ahora no caminemos más o utilicemos otros medios como la bicicleta. También apuntan que, pese a la explosión de las pulseras de actividad, hace falta mucho más que un gadget para impulsarnos a hacer ejercicio y que, pese a ser útiles a la hora de mantenerlo en el tiempo, no lo son tanto para empujarnos a dar el primer paso.
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