Para quienes ya superamos ampliamente la treintena y hemos perdido la necesidad de seguir el ritmo a las modas, la palabra Skibidi es un galimatías difícil de comprender. Para la Generación Z y la Alfa, en cambio, se ha convertido en parte de un vocabulario de la misma forma en la que los Boomer introdujeron términos como el Chachi o el Efectiviwonder. Igual que esa última, el Skibidi está condenado a desaparecer.
Decía Patricia Gosálvez en El País que todas esas jergas son parte de la evolución que experimenta nuestro lenguaje y que, efectivamente, "entenderse puede resultar complejo, sí, pero también lo es leer una carta de Hacienda donde el léxico no ha cambiado en décadas". Y como en la evolución de la naturaleza, hay mutaciones que llegan para quedarse y otras que acaban olvidadas. Que la Generación Z consiga grabar en piedra términos como Bro y Goat, es la explicación perfecta a por qué Skibidi no correrá la misma suerte.
El surrealista origen de Skibidi
Pese a todo el esfuerzo que queráis poner de vuestra parte para entender qué significa Skibidi, va a ser difícil que encontréis una definición clara del término. Puede ser una locura de la misma forma que se acepta como algo bueno o algo malo. Una jerga que igual te sirve para animar que para desmoralizar. Vamos, que está más cerca de la coletilla que de un adjetivo o una interjección. Rastrear su origen, en cambio, es bastante más fácil.
Lo escuchamos por primera vez de la mano del cantante búlgaro Biser King en 2022 (aunque allí decía Shtibididob, no Skibidi) y terminó de popularizarse de la mano del marroquí Ayoub Hajji y los míticos contoneos de panza de Yasin Cengiz en redes sociales.
A partir de ahí salta a una remezcla con el tema Give It to Me de Timbaland, y los surrealistas vídeos de DaFuq!?Boom! en YouTube aprovechan el vacío legal de la remezcla para crear una serie hecha con Garry’s Mod en la que una cabeza dentro de un retrete sirve como protagonista. Sí, he dicho que era fácil rastrear su origen, no que fuese fácil de entender.
Pero precisamente eso es lo que, según los expertos, marcará un punto y final para el término Skibidi antes de que pueda hacerse un hueco en nuestro vocabulario, tanto aquí como en zonas angloparlantes. Así como los términos Bro (de brother, hermano en inglés), o el Goat (de Greatest Of All Time, el mejor de todos los tiempos) que hemos terminado abrazando como cabra por su traducción literal, las jergas necesitan cumplir dos reglas para ganarse un puesto en el día a día.
Por qué Skibidi está condenada a desaparecer
El primero es que su popularidad se ate a un fenómeno social o cultural que venga apoyado por cierto carisma. Si en una de sus canciones o en una entrevista Karol G dice Bro o Bichota, se cuela en el lenguaje con más carisma y fuerza de la que ofrece un señor bailando contento por el mero hecho de seguir comiendo o una cabeza en un retrete.
Según la lingüista Valerie Fridland, experta en rastrear el origen de estos términos y su evolución dentro del lenguaje, "las personas pueden inventar tantas palabras de jerga como quieran, pero lo único que las hace populares es que otras personas encuentren la frase útil e interesante, y generalmente eso se basa en el atractivo de la persona a la que escuchan usándola".
El segundo está en esa utilidad que remarca la profesora de la Universidad de Nevada. Bro y Goat son cortas, fáciles de replicar, y además sirven a un objetivo muy concreto. Es fácil que se lo expliques a tus padres y puedan llegar a entender o valorar su utilidad. Si la jerga se limita a una única generación, por mucho peso que tenga en ella, sus posibilidades de expandirse son escasas.
Si además sólo puede usarse en circunstancias más cercanas al nicho que a la realidad del día a día, o si resultan excesivamente complejas a la hora de utilizarlas colocándolas en el lugar adecuado dentro de una conversación habitual, como en el caso de Skibidi, están condenadas a convertirse en un mero hit del verano. De la generación, en este caso.
Imagen | Brook Cagle
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