Philips Evnia 8000, análisis. Un monitor QLED tan grande que me habrá hecho ganar dioptrías, y tan pesado que necesité 2 personas para instalarlo sin romperlo

Los monitores ultrapanorámicos y súper ultrapanorámicos siempre han sido una de mis tareas pendientes. Hablamos de paneles tan grandes que son capaces de "comerse" todo tu escritorio, a los que es complicado acostumbrarse y que necesitan de un sistema acorde para poder sacar jugo a todo lo que se le ponga por delante. Ahora, y pasada ya la sorpresa al haber podido catar dos de los grandes super ultrawide del mercado de los últimos dos años, me he lanzado al nuevo Evnia de Philips no solo con ánimo y con vistas a quedarme maravillado, sino con la idea de que al tratarse de un panel curvo, la experiencia iba a estar por encima de la media.

¿Lo consigue? Sí, pero también hay ciertos detalles que llegan a escamarme para un panel que busca ser tan redondo como este, incluso aún habiéndome acostumbrado a su tamaño, algunas decisiones para un tope de gama como este parecen desentonar con el conjunto. Sobre todo estando ante un panel de un precio de 1.529 euros en Amazon.

Dicho esto, veamos sus especificaciones y hablemos del monitor.

Es tan precioso como pesado

Es difícil no tener el Philips Evnia 49M2C8900 en la mesa y que no se te escape un "qué bonito es" nada más verlo. Lo cierto es que la compañía europea siempre ha tenido una línea muy marcada con sus productos: estética y diseño combinadas para un producto tope de gama, y no veas si lo consiguen. ¿El sacrificio? Al margen del precio, algo que uno supone ya de por sí, es el tamaño y el peso. Hablamos de un panel que no es apto para todas las mesas ni todos los setups. Con un peso de 15 kilogramos, estamos ante una pantalla considerablemente pesada y de difícil manejo para una persona, tanto que montarlo una sola persona va a ser considerablemente complicado.

Sea como sea, sus 49 pulgadas y sus 125 centímetros de tamaño de esquina a esquina ya anticipan que lo que tendremos en la mesa no es para todos, aunque sí hace bonito cualquier setup. Su chasis blanco con detalles plateados rompe con la tendencia predominante de monitores negros, ofreciendo un toque sofisticado y moderno. Además, su peana, que la encontramos en dos materiales diferentes materiales, añade el toquecito que le faltaba para asumir que esto es tope de gama en cuanto a diseño. Que los pies del monitor emulen el mármol mientras el brazo hace lo propio con el metal es genial.

Philips Monitors Philips Evnia 49M2C8900 - Monitor OLED Curvo de 49 Pulgadas para Juegos, 240 hercios, 0,03 ms GtG, HDR400, Ambiglow (5120 x 1440, HDMI 2.1, DisplayPort 1.4, USB-C, concentrador USB)

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En cuanto a la proporción de pantalla y chasis, la parte frontal tiene un marco estrecho y al ras, mientras que la curva 1.800R lo hacen ideal para juegos y productividad, envolviendo la pantalla alrededor del punto de vista del usuario sin distorsionar la imagen. Aun así, tiene el típico problema de la imagen "ojo de pez" que afecta a los lados más alejados del centro de la pantalla y a los que cuesta acostumbrarse.

Esa curvatura es perfecta, aunque genere una distorsión pequeña en la imagen

Además, la parte trasera del monitor cuenta con la función Ambiglow de Philips, que utiliza una serie de LEDs para proyectar luz y color en la pared detrás del monitor, sincronizándose con la acción en pantalla para una experiencia visual envolvente. Hablamos de un detallito que busca ir un paso más allá a la iluminación RGB arquetípica de los monitores gaming, y la experiencia es espectacular.

Si bien no funciona con todo lo que reproduzcamos en el monitor, por ejemplo los juegos en consolas no permiten Ambiglow con el sensor de vídeo —aunque sí podemos utilizar el sensor de ruido para una experiencia visual algo mejor— el añadido mejora considerablemente el producto. Es impresionante jugar a DOOM y ver cómo se desplazan los tonos rojizos y negros detrás del panel. Aun así, si no os gusta siempre podéis desactivarlo con su mando o mantener un tono único e invariable como el de cualquier otro monitor.

Un panel QLED sobresaliente que envidia a los OLED

El panel QLED del 49M2C8900 ofrece una calidad de imagen impresionante, con una amplia gama de colores que cubre más del 114% de DCI-P3, superando las expectativas. Eso sí no es el monitor más brillante de su clase y eso da ciertos problemas. A la hora de reproducir contenido SDR, he conseguido unos 250 nits sin mucha complicación, mientras que en HDR hay un máximo de 400 nits. En el contenido estándar es donde más se nota la falta de una mayor iluminación, aunque para ello la forma en la que muestra los colores ayuda considerablemente.

Esta pantalla no solo ofrece colores vibrantes y precisos incluso en la calibración de fábrica —recomiendo la opción Jugador 2— , sino que también mantiene la nitidez de los objetos en movimiento, evitando el desenfoque y conservando los detalles durante los movimientos rápidos. La densidad de píxeles de 109 ppp garantiza una imagen nítida y detallada, ideal para cualquier tipo de contenido, desde juegos hasta trabajo de oficina. Además, al ser un QLED, la pantalla no sufre de cambios de color o nivel de luz cuando se ve desde diferentes ángulos, lo que asegura una calidad de imagen consistente sin importar nuestra posición.

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Consejo ofrecido por la marca

Aun así, sigo considerándolo por detrás de los OLED. Es lógico, lo sé. De hecho, por naturaleza hablamos de dos tipos de tecnologías diferentes y entiendo que no ofrecer un panel OLED en un monitor se debe única y exclusivamente al precio, pero se nota en momentos de mucha oscuridad, al ver una película o en el contenido SDR, enormemente afectado si juegas en consolas, y es que como veréis a continuación no se puede activar el HDR en este aspecto.

Sonido por encima de la media y otras consideraciones

Eso sí, quiero hacer una mención individual al sonido que maneja Philips. Su tamaño de 125 centímetros le permiten a este monstruo de pantalla tener 4 altavoces de 7,5w, y se nota. Es el único monitor con el que, de verdad, he decidido en ocasiones prescindir de jugar o ver películas con auriculares y hacerlo con los propios altavoces del periférico. Incluso aunque cuenta con los altavoces en la parte inferior trasera de la pantalla, al funcionar con DTS implica que el sonido será envolvente, muy por encima de otros monitores del mismo estilo.

Aun así, hay un enorme problema y es que el OSD que maneja Philips está a años luz del resto de la competencia. Si bien incluye mando, algo que a día de hoy, para un monitor que supera o se queda en el límite de los 1.000 euros considero indispensable, el manejo y movimiento por el software del sistema es impreciso. Lo bueno es que la compañía incluye un software descargable para funcionar en PC, que aunque con menos funciones permite prescindir del OSD del propio monitor.

No es un monitor para todos los jugadores

Y aquí uno de mis grandes problemas. Un monitor ultrawide, por definición, es uno que busca sacar jugo del PC como ningún otro panel. Son pantallas enormísimas, perfectas para juegos competitivos o de conducción, sin desmerecer a los narrativos, donde la inmersión es capital. Más aún cuando hablamos de un monitor con 1.800R de curvatura. Sin embargo, aquí viene mi sonada decepción con el Evnia de Philips: no es un monitor para todos los jugadores.

En un momento en el que el gamer no se centra únicamente en un solo sistema, la compañía neerlandesa ofrece un monitor que no se adapta bien a las consolas de última generación, y eso que cuenta con modos para ello. Al contrario que otros paneles, adaptarse a un aspect ratio diferente menor que los 32:9 que por naturaleza goza el Evnia de Philips es complicado y tortuoso. La única opción para acomodarse a los 16:9 necesarios para mi PS5 personal es sacrificando el HDR. Si bien perder el alto rango dinámico podría pasarse por alto, hablamos de un monitor que encuentra problemas donde otros no ven sino facilidades para adaptarse a un público mayor. Además, tampoco puedes beneficiarte del VRR, pues no funciona en este formato.

¿Vale la pena el Philips Evnia 8000?

Como siempre, la pregunta del millón. El Philips Evnia 49M2C8900 es una opción a tener en cuenta para aquellos que buscan un monitor a la altura de un super ultrawide. La calidad de imagen, respaldada por la tecnología QOLED, es impresionante, con colores vivos y un contraste superior. No obstante, los problemas que genera a la hora de adaptarse a jugar en consolas y el brillo HDR y, sobre todo, SDR que empaña un panel que podría ir más allá, acaba convirtiéndolo en un producto con peros. Es sobresaliente, sí, y capaz de maravillarte incluso aunque ya lo tengas en tu escritorio varias semanas, pero creo que para un producto de gama alta como este, esas extrañas decisiones se toman demasiado a la ligera.

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