¿Ansías la dificultad de antaño? Si la respuesta es afirmativa, aquí tienes otra forma de saciar tu sed: Furwind. Un título de plataformas, realizado en España, y que cuenta con una interesante premisa: devolvernos la jugabilidad de los clásicos. Os lo contamos en nuestro análisis.
Hubo un tiempo en que los videojuegos se hacían de otra forma. Clásicos como Megaman, Castlevania, Contra o Battletoads se pueden superar en un par de horas, o incluso menos… pero nadie lo conseguía en una primera partida. La dificultad era una clave ligada al diseño, porque permitía dos cosas: una, prolongar la duración; dos, generar una gran sensación de reto en el usuario. Furwind basa su ejecución sobre esa premisa, dentro de un plataformas de acción que busca, precisamente, rememorar a los clásicos.
Recuerdo cómo se hacía de noche mientras intentaba superar una fase, y desesperarme por las trampas puestas por aquí y por allá: unos pinchos que no esperaba, un enemigo escondido en una caja o una caída al vacío en el momento más inoportuno. En una época en que se cuida que el jugador no acabe frustrado por tanta muerte, sorprende que haya desarrolladores que vayan a contracorriente, recuperando todos y cada uno de esos elementos que los jugadores de los 8 y 16 bits tenían ya prácticamente olvidados.
Por eso, si como yo te pasabas las tardes frente al Spectrum, NES, Master System o SNES… creo que tienes muchas papeletas para ser el tipo de jugador al que apuntan los españoles de Boomfire Games. En otras palabras, un usuario con el tiempo y la paciencia suficientes como para saborear una jugabilidad tradicional, que combina los saltos y coletazos de un simpático zorro con unas pinceladas de diseño metroidvania y jefes finales desafiantes. Eso es Furwind, un interesante viaje retrojugable y pixel-art al pasado de los videojuegos.
Un plataformas de la vieja escuela
La premisa es sencilla. Un gran mal despierta y deberemos hacerle frente en el papel de un protagonista conocido como Furwind. Nuestras posibilidades de interacción se resumen en golpear con la cola y saltar por los escenarios. Todo lo demás queda a merced de una exploración que a veces resulta laberíntica, con dobles saltos muy bien ajustados, y la presencia de enemigos que tratarán de hacernos la vida imposible.
Lo bueno del videojuego es que sabe mantenerte en tensión. El mejor ejemplo es que los checkpoints son muy escasos, y además requieren el pago de diamantes que vas recolectando, hasta llegar un punto en que no puedes afrontar el gasto. Es una sensación de agobio que se acrecenta por momentos, a la cual acompaña la de tener un número limitado de ataques hasta que se recargue la energía, o la de ir perdiendo vida, siendo consciente de que al próximo toque tendrás que volver a hacerlo todo desde la última vez que guardaste.
Es un viaje en el tiempo hacia los plataformas retantes de los 80 y 90
Todo esto, combinado, puedo asegurar que me hizo gritar de desesperación en más de una ocasión… aunque los creadores supieron guardarse bien las espaldas. No es que tengamos selector de dificultad, pero sí una tienda que nos permite equilibrar la balanza, mejorando nuestro nivel de vida, entre otras posibilidades. Digamos que esta es la única parte del juego que se amolda a tu estilo de juego, porque todo lo demás es dolor. Estoy exagerando, pero que conste que os he avisado. Es un título duro de superar, y ahora os explico por qué.
Hay varios mundos, y cada uno se compone de una serie de niveles. Normalmente, la propuesta de este tipo de juegos es superar fases de forma lineal hasta llegar a un jefe. Esta estructura existe, pero además de los retos principales, te exige que completes desafíos secundarios para acceder al siguiente mundo. Y creedme: esa es la tarea más difícil de todas. Puede que hasta demasiado exigente con los usuarios, que podrían verse obligados a repetir algún escenario sólo para desbloquear un reto que se habían dejado en una partida previa.
La línea que separa al reto de la frustración es muy delgada. Creo que Boomfire Games la traspasa en algunas ocasiones, pero no por ello dejamos de encontrarnos ante un juego muy interesante. Sus niveles son variados, y aunque el grueso descansa en la exploración laberíntica (nada de minimapas), también hay partes clásicas de "scroll" lateral continuo en que se pone a prueba nuestra habilidad. El conjunto se completa con una serie de desafíos, normalmente basados en plataformas con temporizadores, aunque hay un poco de todo.
Existe, a estos efectos, una cierta repetición de contenidos tanto jugables como gráficos, pero permisible, los cuales incluso se podrían entender como una manera de homenajear a los plataformas de antaño. Artísticamente no sorprende, ni tampoco musicalmente, pero tanto su pixel-art como sus "chiptunes" se ven y suenan como décadas atrás, que se nota que era el objetivo principal.
Lo bueno del videojuego es que sabe mantenerte en tensión
Y es que eso es al final lo más importante de Furwind. Su intención no es proponer cosas nuevas, y ni tan siquiera se preocupa por tu destreza a los mandos. Simplemente recrea esa época en que cogías un juego y te centrabas en él antes de que llegara el siguiente. El título está hecho bajo esa lógica, la de dedicarle tiempo y ser paciente, recompensando con una gran satisfacción tus hazañas. Una recompensa que hacía tiempo que no sentía, y por ello doy las gracias, porque a veces no viene mal reconocer el lugar del que venimos.
Furwind es un viaje en el tiempo hacia los plataformas retantes de los años 80 y 90. Los españoles de Boomfire Games recuperan la esencia tanto jugable como artística de la época y la traen al presente en un videojuego que puede hacerte estallar de cólera por sus retos, pero también de una enorme satisfacción. Le falta un mejor ajuste en sus mecánicas para llegar más alto, principalmente en lo relativo al nivel de reto. No obstante, si lo tienes en cuenta, y no es un problema para ti, puedes lanzarte sin miedo a descubrir este interesante título.
- Desafíos plataformeros de alto nivel, ideal para los más veteranos
- Buena variedad de planteamientos y situaciones: habilidad, exploración y combates
- Recreación de una estética retro con bastante mimo y acierto
- Cierta repetición de situaciones, tanto jugables como de escenarios
- El nivel de reto a veces resulta algo injusto, desembocando en frustraciones
