Por alguna razón, estoy tentado a escribir que esto ha sido una sorpresa. Pero es que no es verdad. Esto se veía venir. Los que hemos jugado tanto a ASTRO BOT: Rescue Mission, ese estupendo título de PSVR, como el juego gratuito de PS5 ASTRO’s Playroom, ya comprobamos que Sony tenía en el Team ASOBI a ese jugador desconocido de la cantera que puede perfectamente convertirse en uno de los mejores del equipo. Y así ha sido: ASTRO BOT. A secas. Una obra que no solo es más grande y mejor; tras terminarlo, se coloca claramente como candidato a juego del año y como uno de los juegos más importantes del catálogo de PS5. Uno que a la compañía, además, le viene perfecto para recuperar ese legado clásico perdido del plataformas tridimensional.
Y es que Astro Bot tiene mucho de clásico, pero renovado. Lo notas en la estructura de sus mundos, que tampoco pretende inventar nada nuevo. No quiere complicar los menús con modernos entornos abiertos que lo conecten todo, porque aquí se trata de centrar todos los recursos en los niveles en sí. Por ello, tenemos un clásico mapa que divide este pequeño universo en galaxias y planetas. Eso sí, con un hub central que nos servirá de base para todos los bots rescatados y desbloquear coleccionables y un montón de secretos en el propio mapa.
La premisa también es sencilla: estos simpáticos robots iban tranquilamente en su nave (una PS5 por cierto) surcando el espacio, hasta que aparece un alienígena y les roba el chip, destrozando la nave en el proceso. Nuestro objetivo, haciendo honor a los dos juegos anteriores, será rescatar a todos los tripulantes mientras que vamos recuperando las diversas partes de la nave. Como digo, nada nuevo aquí, porque donde realmente brilla ASTRO BOT es en cada uno de sus mundos, que son de los mejores que he disfrutado en un plataformas 3D.
¿Por qué? Por su variedad y diseño. Creo que el Team ASOBI no solo es talentoso, sino que han acumulado mucha experiencia haciendo un juego como Rescue Mission en VR, en el que el escenario depende mucho de la perspectiva del jugador a través de las gafas. Esto les ha hecho entender mejor qué se ve y qué no se ve en un nivel, para esconder una enorme cantidad de secretos, jugar con el tiro de cámara, las alturas y, por supuesto, los diversos poderes de Astro.
Una galaxia de mecánicas divertidísimas
Nuestro robot realmente poco puede hacer por sí solo más allá de usar sus propulsores para planear un poco y dar pequeños puñetazos, pero los objetos que recogemos a nuestro paso son de los más originales que he encontrado. Algunos son sencillos, como un cohete que nos impulsa hacia arriba, por ejemplo, mientras que con otros seremos capaces de congelar el tiempo para sortear lugares imposibles de otro modo. La cuestión es que no importa si son más o menos rebuscados, más o menos originales; lo interesante es que el estudio les saca partido siempre de maneras creativas que van más allá de su mera función original. Y aquí está el secreto de ASTRO BOT, el por qué es un grandísimo videojuego: nunca se conforma. Nunca parecen acabarse las ideas. No se limita a coger un poder, usarlo en un mundo y desecharlo, por ejemplo. Siempre está probando cosas nuevas a medida que el desafío se hace mayor con un único fin: que el jugador tenga esa sensación de sorpresa, de novedad, no ya en cada mundo, sino en cada nivel. En cierto modo, los videojuegos luchan contra sí mismos, contra su impacto inicial. Poco a poco, nos acostumbramos al impacto que nos producen y a sus bucles jugables. Pero pareciera como si ASTRO BOT quisiera que nunca te acomodes. Que siempre te sientas estimulado.
A esto ayuda un control que es prácticamente perfecto. El movimiento de Astro es una delicia no solo porque está pulido para responder al mínimo gesto de nuestros dedos, sino porque, de nuevo, es el único juego que aprovecha al cien por cien el Dual Sense de la consola. El único que lo lleva más allá del gimmick para dar feedback al jugador del tipo de terreno que está pisando, usando el altavoz para añadir efectos adicionales... Elementos muy útiles en los momentos más desafiantes cuando necesitas información sobre el tipo de terreno que estás pisando; por ejemplo, cristales que se van a romper bajo tus pies de un momento a otro. Cuando digo que usa todo, es que usa TODO. La vibración para encontrar bloques sueltos, el sensor de movimiento para algunos poderes o el movimiento de la nave y, por supuesto, los gatillos adaptativos.
Un homenaje universal
En el terreno de los plataformas tridimensionales, siempre he tenido mis más y mis menos con la dificultad. Siendo un juego tan para todos los públicos, hay juegos que optan por ser muy sencillos, otros muy complicados u otros que empiezan siendo demasiado fáciles para terminar demasiado difíciles. Pero la dificultad no es solo la habilidad con el mando: colocar retos que requieran movimientos rápidos y precisos. Para mí la dificultad en un plataformas es la correcta conjugación de habilidad, variedad y exploración.
En esto, ASTRO BOT creo que encuentra un nivel muy equilibrado. Los primeros niveles no son difíciles, pero sí te mantienen atento al escenario porque ocultan muchos secretos desde el primer momento. Creo que es un acierto ir desbloqueando niveles extra de la galaxia perdida desde el primer momento, para ir conjugándolos con los de la campaña, en vez de dejarlo para el final, por ejemplo. Al no tener tampoco sistema de vidas, se permite ser más atrevido en sus trampas, momentos que no esperas y en los que morirás sin miedo por tener siempre cerca un punto de control. Pero, por ello mismo, sabe también crear niveles en los que no hay punto de control que valga y tenemos que hacer todo el escenario sin morir. En este sentido, ha creado unos desafíos magníficos, como los dedicados a cada botón del mando, que te tendrán intentándolo una y otra vez hasta completarlos todos.
La palma se la llevan los niveles temáticos, dedicados a franquicias tan dispares como Ape Escape o God of War.
Quizá pueda parecer en un principio que, visualmente, ASTRO BOT es similar a ASTRO’s Playroom. Pero solo hace falta recorrer sus mundos para darse cuenta del grado de detalle extra que se ha puesto en ellos. Hay muchas más cosas sucediendo en pantalla. Una de las que más me ha sorprendido es lo mucho que le gusta lucirse a la hora de gestionar cientos de objetos a la vez, con sus propiedades físicas, y que en ocasiones se usa para ocultar secretos a simple vista. También puedes ver el uso del ray tracing en las superficies metálicas o incluso en la placa posterior de Astro con una superficie reflectante. Pero lo que más impresiona es la variedad de sus entornos. Veremos todo tipo de escenarios que van desde los entornos paradisíacos, helados, acuáticos, arenosos... y hasta tétricos. Todo con una animación exquisita y respondiendo a nuestro paso por él. Ayuda y mucho a dar esa sensación física al reaccionar a las acciones del jugador. Y cuando llegan los momentos más espectaculares, como las peleas contra los jefes finales, son todo un despliegue de lo mejor que el juego es capaz de ofrecer.
Estéticamente, me sorprendió un poco al principio. Creí que el homenaje que hizo ASTRO’s Playroom a Sony en el juego gratuito era propio de ese videojuego, pero ASTRO BOT lo lleva ya por bandera y, por lo tanto, seguimos encontrando un montón de elementos que repasan el legado histórico de la marca. La mitad de los 300 bots que tenemos que rescatar pertenecen a personajes históricos relacionados con el universo PlayStation, mientras que su hardware sigue siendo utilizando de muchas formas en los escenarios.
Pero quizá la palma se la lleva, en esta ocasión, los niveles temáticos. Tras el jefe de cada mundo, tendremos un nivel extra especial dedicado a franquicias tan dispares como Ape Escape o God of War. El resto es mejor que las descubráis vosotros mismos, porque son algunos de los momentos más impresionantes del videojuego en el que las mecánicas se transforman una vez más para capturar el espíritu de la saga que homenajea. ¿Hay mucho de fan service? Sin duda, pero creo que bien entendido. ASTRO BOT no quiere jugar solo a "adivina la referencia", sino que absorbe el espíritu de cada juego que homenajea para crear algo especial.
Lo mismo ocurre con la banda sonora, que recoge y adapta piezas reconocidas de muchas franquicias clásicas, así como remezcla algunas tonadillas que ya se han convertido a su vez en canciones muy reconocidas de la saga y que no podrás evitar tararear. La mezcla sonora es exquisita, porque se ha cuidado cada efecto para que reaccione también a nuestro paso, cada superficie no solo suena como debe hacerlo, sino que se han escogido siempre efectos de sonido placenteros. Se nota que todo en este juego quiere que te sientas bien al jugarlo.
He mencionado muy pocos aspectos negativos porque, sinceramente, estamos ante una obra que en su campo es prácticamente redonda. Como máximo, sí creo que muchas de las muertes que suceden se deben al ensayo-error, a caer en una trampa o no saber lo que viene ahora más que a nuestra habilidad. Me cuesta mucho encontrar formas de diseñar mejor sus niveles o elementos que haya echado de menos. Es, sencillamente, una delicia jugable que sabe como atrapar y que puede mirar a la cara perfectamente a los más grandes del género. Sorpresa o no, lo viéramos venir o no, no me cabe duda de que es un candidato a juego del año y que el universo PlayStation ha encontrado su verdadera mascota; el juego que mejor entiende su propia marca al que homenajea constantemente sin olvidarse de su propia identidad.
Nadie dudaba de que el talento del Team ASOBI iba a florecer, y el momento por fin ha llegado. La franquicia se ha hecho mayor, hasta convertirse en un referente en su género y para la marca PlayStation, que ha encontrado su mascota más improbable. ASTRO BOT es ejemplo de buen diseño, un mimo por el detalle en lo artístico, técnico y jugable y un sinfín de ideas que saben reinventarse hasta el final para que el jugador no se acomode. Sus niveles son imaginativos desde el principio; sin concesiones, sin tener que esperar a que la cosa se ponga interesante. Esconde desafíos, infinidad de secretos y ganas de explorar hasta el último rincón de su universo que no tiene nada que envidiar ni a los más grandes del género. Se ha convertido, de la noche a la mañana, en un claro candidato a juego del año.
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- Sabe reinventarse en cada nivel para que nunca falte variedad.
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