Las orejas de Mickey me darían para escribir un artículo. A Epic Mickey le dio para remangarse y hacer las cosas bien. Y es que, con el paso de la animación tradicional a las tres dimensiones, las orejas del ratón dejaban de tener sentido. Mickey no es Mickey si no tiene las orejas siempre en su misma posición. Estas se giran de maneras imposibles cuando se le ve de lado o mira hacia arriba. Es algo que, de hecho, Kingdom Hearts nunca entendió y que, sin embargo, el equipo de Warren Spector dedicó sus jornadas a hacer correctamente, deslizando las orejas por la cabeza según la perspectiva que toma la cámara, tal y como después la propia Disney haría en series propias como Clubhouse.
¿Sabéis por qué sé esto? Porque asistí a la presentación del Epic Mickey original y lo contó el propio creador. Todavía me acuerdo, aunque hayan pasado quince años, porque cuando Spector habla solo puedes prestar mucha atención. Todo lo que dice es interesante, y recuerdo también que me sorprendió ver que, en un juego de Mickey Mouse, había mucho de su personalidad. Epic Mickey guarda en su interior un interesante sistema de decisiones morales que intenta ir un poco más allá de la historia para adecuarse al gameplay. La forma, incluso, de cómo lidias con los enemigos, usando pintura o disolvente, tiene repercusión, así como momentos en que el juego te da a elegir entre salvar a un NPC o ser avaricioso e ir a por el cofre del tesoro, por ejemplo.
"Pese a los arreglos de cámara, el combate y el diseño de niveles siguen sin despegar."
Disney Epic Mickey Rebrushed es, a todas luces, un remake visual, pero al que se le han añadido mejoras que eran necesarias para un control con mando tradicional. Y es que el original de Wii se tuvo que adaptar al mando de Wii, lo cual fue su punto de interés y también su condena. ¿Por qué? Porque el sensor te permitía tener un sistema de apuntado libre para el pincel, pero al adolecer de un segundo stick para la cámara, esta se convirtió en el verdadero jefe final del juego. Un caos, vaya.
En este Rebrushed, esos problemas se han solucionado, aunque hayan tenido que optar por un sistema de mirilla fija y centrada al estilo de un shooter. Le quita un poco de encanto, quizá, pero lo hace inmensamente más cómodo. Además, el encanto gana muchos enteros cuando se ve el remozado visual que ha hecho Purple Lamp, encargados de este remake. El juego, sencillamente, se ve increíble. Han cogido el buen diseño artístico del original y lo han potenciado al máximo en su paleta de color y sus modelos.
Un remake… ¿épico?
Con todo ello, Epic Mickey debería ser ya lo que siempre pudo ser, ¿verdad? Al fin y al cabo, se han pulido los problemas y mejorado sus virtudes. Sin embargo, para mí, no todo brilló tanto en la época ni lo hace ahora, como de hecho demostró una segunda parte, El Retorno de Dos Héroes, que no tuvo tanto éxito, ni de ventas ni de crítica, y que, al salir en PS3 y 360, no tuvo esas asperezas. Mis problemas con el juego original no empezaban ni terminaban en la cámara. También vi en él un juego menos especial de lo que aparenta con su poderoso visual. Sí, entiendo que podía tener a un público infantil como objetivo, pero sigue conservando un control de personaje bastante simplón. Y eso que Purple Lamp se ha esmerado haciendo que Mickey ahora pueda esprintar, usar un dash o ser más reactivo en los ataques. Pero aun con estos añadidos, el combate sigue sin despegar y, sobre todo, el diseño de niveles y la mecánica de pincel que nunca terminaba de explorar todo su potencial.
Aquí se han añadido nuevas zonas secretas y puzzles, y se nota que poseen un diseño más moderno que el original, además de aportar algo más de desafío, pero también deja claro que al nuevo estudio se le veía un poco atado de pies y manos. Con ganas de implementar mejoras necesarias, pero sin poder implementar demasiadas para respetar el trabajo original de Junction Point. Le sienta mejor el medidor de moral, que permite que el jugador vea en todo momento si sus acciones están inclinando la balanza hacia un lado u otro de sus sistema de moralidad. Además, el juego se complementa con una extensa galería de artes coleccionables, cinemáticas y niveles del proyector que podemos rejugar.
Mickey termina en el Páramo, un lugar que el mago Yen Sid ha creado para los dibujos olvidados y que el travieso ratón ha tergiversado sin querer. Con el pincel como arma, podemos crear porciones del escenario o disolverlas. Nada demasiado complicado, no esperéis una mecánica totalmente orgánica que afecte a cualquier parte del escenario; el juego te marca las partes que se pueden pintar o disolver. No tengo problema en ello, pero sí en que su base no se aprovecha del todo para los puzles y las plataformas. Algunas veces creamos camino, otras lo quitamos, y nunca necesitaremos pensar mucho la solución.
El juego se aderezó con escenas de plataformas tradicionales con perspectiva horizontal, quizá para rendir un sentido homenaje a esos clásicos del medio como Castle of Illusion y World of Illusion. Pero, de nuevo, sorprenden más por lo visual y su gran sentido de la estética que por lo jugable. Es alucinante ver cómo los escenarios se complementan con marcos de cinta cinematográfica o se representan fielmente los primeros cortos animados en blanco y negro de la compañía, pero aunque dan algo de variedad al conjunto, no suponen no solo un desafío, sino algo jugable que realmente se asemeje a lo que consiguieron los juegos de Mega Drive (o, para el caso, a un buen plataformas 2D). Es simplemente como si se hubieran creado porque son bonitos. Y ya está.
Con todo ello, celebro que Disney haya querido rescatar esta pieza de coleccionista porque, sin duda, el arte de este juego lo merecía. Aunque solo fuera por recorrer el Páramo y descubrir a todos los personajes que una vez fueron historia de la compañía, Epic Mickey merece la pena ser preservado y, sobre todo, de esta forma. Como un museo en formato videojuego de las primeras andanzas del estudio. También creo que es un título con el que los jugadores más pequeños pueden introducirse al género y a los videojuegos en general, que no siempre abundan. Ningún salto es extremadamente difícil y se nota la intención de Spector de enseñar valores a través de ese sistema de moralidad que termina teniendo su consecuencia. Pero, lamentablemente, sus otros valores, los que tienen que ver con el diseño de juego, no están siempre a la altura. Su mezcla de plataformas y acción es cuando menos simplona y nunca va más allá de lo básico en el desarrollo de la aventura. Esto no lo aleja de ser un juego muy agradable, sobre todo si eres fan de la mascota de Disney, pero sí de ser un juego verdaderamente épico.
Epic Mickey Rebrushed me ha sorprendido como remake visual. Sabía que la base era firme, pero el trabajo de Purple Lamp ha ido más allá del deber logrando una paleta y unos escenarios extraordinarios. Por lógica, se arreglan los problemas con la cámara que causó la falta de un segundo stick en Wii, lo que hace un juego mucho más cómodo. Sin embargo, sus problemas inherentes en lo jugable, debidos a un control y combate simplones, así como un diseño de niveles y plataformas que nunca hace nada realmente especial, siguen alejando a la obra de la excelencia. La dinámica del poder es interesante, pero no se le saca todo el partido, aunque el sistema de moralidad se agradece en un juego tan distinto a donde los acostumbramos a ver. En conjunto, Epic Mickey seguirá gustando a los fans del ratón y a los más pequeños, pero no siempre satisfacerá tus ansias de un buen juegos de plataformas y acción.
Comprar Disney Epic Mickey: Rebrushed- Como remake visual es maravilloso. Crea escenarios y colores preciosos.
- Se libra de los problemas de cámara que tenía su versión de Wii.
- Su dinámica de pintura para crear y disolvente para eliminar se usa para la exploración y los combates.
- Posee un sistema de moralidad según nuestras acciones en el juego.
- Sigue siendo un título demasiado sencillo en su control, combate, niveles y plataformas.
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