Uno de los principales encantos de los juegos de Bethesda es que nunca sabes qué historia te espera a la vuelta de la esquina. En Fallout 4, cada rincón del devastado páramo puede esconder una narrativa capaz de sorprenderte, conmoverte o invitarte a reflexionar. Y es que, a veces, lo que parece un simple encuentro con un supermutante puede acabar tocándote la fibra sensible. Un buen ejemplo de esto es el caso de Swan, un personaje trágico cuya triste historia comienza con algo tan sencillo como el robo de un paquete de cigarrillos.
El supermutante llamado Swan es una de las figuras más imponentes y terroríficas de Fallout 4. Su apariencia monstruosa y su tamaño colosal lo convierten en un enemigo memorable, pero lo que pocos jugadores esperan es descubrir que su historia tiene un origen de lo más dramático. Este supermutante, al que muchos enfrentan sin pensárselo dos veces, en realidad tiene un pasado que lo conecta a una de las tramas más emotivas del juego. Y todo comienza con un pequeño desliz que lo condenó a su trágico destino.
La historia de Swan: un destino amargo por un robo trivial
Antes de convertirse en el behemoth que asola la Commonwealth, Swan era un hombre llamado Edgar Swann, un humano corriente que cometió el error de robar un paquete de cigarrillos. Este pequeño delito, aunque insignificante para muchos, tuvo enormes repercusiones en la vida de Swann. Para tratar de conmutar su pena, Swann fue arrestado y sometido a crueles experimentos por parte de El Instituto, que buscaba convertir a los humanos en supermutantes.
El Instituto, una organización científica secreta, lo utilizó como conejillo de indias en sus experimentos de FEV (Forced Evolutionary Virus). Estos experimentos alteraron drásticamente su cuerpo y mente, transformándolo en el temible gigante que conocemos como Swan. El resultado no solo fue un cambio físico radical, sino también una deformación completa de su psique, llevándolo a una vida de aislamiento y soledad en el medio de un estanque en Boston.
Un guiño a Flores para Algernon y al Patito Feo
La historia de Swan guarda ciertas similitudes con el relato clásico Flores para Algernon, una conmovedora obra escrita por Daniel Keyes en 1959. Este relato narra la historia de Charlie Gordon, un hombre con discapacidad intelectual que se somete a un experimento científico que incrementa drásticamente su inteligencia. Al principio, Charlie experimenta una notable mejoría y comienza a disfrutar de una vida nueva, llena de descubrimientos y comprensión. Sin embargo, con el tiempo, se da cuenta de que el proceso es temporal, y su inteligencia comienza a decaer, llevándolo de vuelta a su condición original, pero ahora con plena consciencia de lo que ha perdido.
Claro, la estética del personaje también es un guiñó al cuento de El Patito Feo, ya que su relación con el resto de mutantes también tiene su paralelismo con este relato clásico de Hans Christian Andersen que delata el cisne atacado a su cuerpo edforme. No dan "puntada sin hilo" estos de Bethesda.
Flores para algernon: 86 (Alamut Serie Fantástica)
Bethesda es una desarrolladora con un talento magistral para crear mundos abiertos llenos de historias inesperadas y personajes complejos. La narrativa de Swan es solo un ejemplo de cómo la desarrolladora utiliza elementos aparentemente simples, como un paquete de cigarrillos, para construir subtramas cargadas de significado cuyo detonante puede ser tan aleatorio como un enfrentamiento con una extraña criatura.
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