Si eres de los que creía que los Sanguinarios, esas temibles criaturas que pueblan el yermo de la saga Fallout, surgieron como resultado de las secuelas del apocalipsis nuclear, estás a punto de descubrir que estás equivocado y que la verdad es aún más aterradora. Estos letales monstruos, que se han convertido en un icono de la saga, tienen su origen en experimentos científicos llevados a cabo antes de que el mundo se desmoronara bajo el poder nuclear de las bombas atómicas.
Una creación de la Guerra Fría
Nuestros compañeros de Gamepro.de nos han puesto sobre la pista de una historia que sorprenderá a más de un fan de Fallout. La historia de los Sanguinarios comienza en una época marcada por la tensión de la Guerra Fría, cuando el gobierno de Estados Unidos, en su búsqueda incansable de armas más poderosas, decidió que los soldados humanos ya no eran suficientes. Fue entonces cuando un grupo de científicos, amparados por el más estricto secretismo, comenzó a experimentar con la idea de crear una criatura que pudiera sustituir a los humanos en misiones de combate cuerpo a cuerpo. Los Sanguinarios, o Deathclaws en inglés, nacieron de estos experimentos como una respuesta brutal y efectiva a las necesidades militares de un mundo en guerra.
Los primeros prototipos de estas criaturas fueron diseñados utilizando una base genética proveniente del camaleón de Jackson, una especie conocida por su adaptabilidad y agresividad. Sin embargo, los científicos no se conformaron con crear un simple reptil. A través de manipulaciones genéticas y técnicas avanzadas de bioingeniería, lograron crear una bestia bípeda, extremadamente fuerte y resistente, capaz de eliminar a cualquier enemigo con una eficiencia aterradora.
El apocalipsis nuclear y la huida de los Sanguinarios
Aunque estos experimentos lograron crear una criatura formidable, nunca llegaron a ser desplegados en el campo de batalla antes de que las bombas cayeran y transformaran el mundo en el páramo desolado que todos conocemos en Fallout. Sin embargo, la devastación nuclear no significó el fin de los Sanguinarios. Al contrario, estos monstruos lograron escapar de los laboratorios donde fueron creados y se adaptaron rápidamente al nuevo entorno, convirtiéndose en los depredadores más temidos del yermo.
Una evolución imparable
Aunque la historia de los Sanguinarios ya es aterradora por sí misma, lo que sucedió después de la Gran Guerra añade un nuevo nivel de horror a esta saga. La organización conocida como el Enclave, viejos conocidos de los jugadores remanente del gobierno estadounidense pre-guerra, descubrió los Sanguinarios y decidió retomarlos como parte de sus experimentos. Su objetivo era crear una nueva generación de Sanguinarios, más inteligentes y obedientes, que pudieran ser utilizados como soldados en entornos hostiles. Spoiler: sale mal.
Estos experimentos lograron crear Sanguinarios más inteligentes, lo que les permitió desarrollar una cultura propia y, eventualmente, rebelarse contra sus creadores. En un giro irónico del destino, estas criaturas, diseñadas para obedecer ciegamente, acabaron liberándose del yugo del Enclave y formaron sus manadas, convirtiéndose en una nueva amenaza tanto para los humanos como para cualquier otro ser viviente del yermo.
Desde su creación hasta la actualidad, los Sanguinarios han evolucionado y se han diversificado en una amplia variedad de subespecies. Cada una de estas variantes posee características únicas que las hacen aún más mortales. Desde los Sanguinarios albinos, que son más resistentes y agresivos, hasta los temidos Sanguinarios legendarios, que han alcanzado un tamaño y fuerza incomparables. Con esta historia, no solo conocemos mejor a los Sanguinarios, sino que también entendemos un poco más sobre el universo de Fallout, donde cada criatura, por monstruosa que sea, tiene una historia curiosa detrás.
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