Ya han pasado más de 10 años desde que Square Enix diese uno de los saltos de fe más impresionantes de la historia de los videojuegos y reiniciase por completo su segundo MMO, Final Fantasy XIV. Desde la llegada de A Realm Reborn, el título multijugador se ha convertido en uno de los mejor valorados de la historia, y ahora estamos ante un segundo punto de inflexión para él. He dedicado más de 100 horas a su nueva expansión, Dawntrail, y, aunque no sea perfecta, no podía estar más emocionado por el nuevo futuro del título.
Un nuevo comienzo para el MMO
Pocas veces he visto estrenos con más carne en el asador que el de esta nueva expansión. Al contrario de lo que pasaba con las anteriores, como Heavensward o Shadowbringers, Dawntrail marca un evidente antes y después para el título. Habiendo completado la historia que comenzó con A Realm Reborn al final de Endwalker, este nuevo lanzamiento significaba un punto y aparte para más de una década de historias, y ya solo eso bastaría para decir que estamos ante un nuevo contenido importante. Aun así, Dawntrail no se conforma con eso y todo lo que trae —y tiene planeado traer— consigo es suficiente para que diga que es la expansión más ambiciosa del MMO hasta la fecha.
Atrás quedó la saga de los Ascian, y ahora toca irse de vacaciones. Bueno, más o menos. Este nuevo capítulo empieza, como no podía ser de otra manera, donde lo dejó Endwalker. Tras la llegada de Wuk Lamat, esta tiene una petición para el Warrior of Light y sus amigos: ayudarla con el rito de sucesión que su padre, el mandamás de Tuliyollal, ha organizado. En esta, ella debe enfrentarse a sus hermanos para convertirse en la nueva Dawnservant, líder de su pueblo.
La figura de Wuk Lamat ha dado mucho —muchísimo— de lo que hablar. En los primeros compases de la expansión (incluso diría que en la primera mitad), tiene más peso que el mismísimo Warrior of Light, incluso llegando a parecer aquel capítulo de los Simpson en el que Homer interpreta a Poochie. Tanto es su importancia narrativa que, en sendos momentos, hasta nuestro personaje queda relegado a acompañante, y esto no es inherentemente malo.
Es valiente dar por concluido el arco de nuestro propio personaje
Durante un parte sustancial de la historia, la verdadera protagonista es ella. Este es su viaje, su historia y su lugar para crecer junto con el resto de nuevos personajes. No solo no veo esto criticable, sino que considero que es valiente dar por concluido el arco de evolución de recurrentes como los Scions of the Seventh Dawn o nuestro propio personaje, al fin y al cabo ya hemos salvado al universo de una catástrofe sin precedentes. ¿De verdad es sostenible seguir elevando el tono y lo que está en riesgo indefinidamente? Y ojo, que esto no significa que no pintemos nada aquí, pues poco a poco nos encontraremos con sorpresas que irán recontextualizando la historia y volverán a poner el foco sobre nuestro personaje.
Aun así, no es Lamat la única que crece y protagoniza Dawntrail, y es que Krile y Erenville también hacen las veces de maravillosos acompañantes, formando un trío protagonista con carisma y lleno de contrastes. Si a esto le sumamos algunos secundarios más y unos antagonistas robustos, y con motivaciones claras y bien desarrolladas, lo que queda es una trama redonda (aunque sin muchos alardes) que solo tropieza en el ritmo de algunas de sus secciones.
Un ritmo desequlibrado para una historia inteligente
Llevo jugando a Final Fantasy XIV desde 2017 y hay que ser sinceros, no son pocas las veces en las que peca de tener segmentos algo anodinos. Pasó en Stormblood, se repitió en Shadowbringers y Endwalker también tuvo ese problema. Ahora, en 2024, este nuevo capítulo del juego no se libra. Las regiones de Urqopacha y Shaaloani, concretamente, adolecen de tener un ritmo excesivamente pausado, y entiendo por qué es así, pero eso no significa que sea más entretenido pasear por estas partes de la trama. Llevo todo el texto hablando de Dawntrail como una expansión más, pero es que más que eso es un nuevo comienzo. Hay unas bases que sentar, culturas que desarrollar y, precisamente, gran parte del viaje de Wuk Lamat consiste en conocer los pueblos de su continente para convertirse en una regente justa y cercana.
Dawntrail tiene un mensaje que merece la pena explorar
Parte de esta nueva historia trata sobre comprender, aceptar y atesorar nuestras diferencias, y en una época tan crispada como la que vivimos, creo que es un mensaje que merece la pena explorar. Aun así, no creas que ahí se queda la cosa. Sin entrar en terreno de spoilers, a lo nuevo de Final Fantasy XIV no le da miedo entrar en cuestiones filosóficas sobre el valor de la vida, y está íntimamente ligado a Final Fantasy IX de una manera tan potente como inteligente.
En general, pese a sus ligeros tropiezos y un ritmo temprano más que criticable, la historia que plantea me ha gustado bastante. Podría tener mejor cadencia, pero lo compensa con un elenco de personajes carismático y bien desarrollado, varias sorpresas bajo la manga y una tesis muy coherente. Es un viaje distinto que se aleja del dramatismo de Endwalker, pero que no por ello es insulso, sino algo más personal para quienes rodean al Warrior of Light. Ahora, es tu turno de ser el mentor.
La excelencia mecánica por bandera
Ahora bien, este no es un videojuego puramente narrativo. Lo mecánico es uno de los grandes pilares del MMO, y también uno de los aspectos más robustos de la expansión. Tenemos dos clases nuevas —Viper y Pictomancer—, además de las mazmorras, Trials y Raids de rigor, y en este aspecto el juego se lleva un sobresaliente. Por un lado, Viper es una clase melee con APM (Actions Per Minute, o acciones por minuto) bastante alto. Alternando entre golpes más rápidos y otros más lentos, es un job físico ameno de jugar, bastante frenético, pero a la vez muy intuitivo, y esta es su mayor victoria.
Pictomancer compite en daño con el Black Mage
Por otro lado, Pictomancer es un mago que viene a competir en daño con el impepinable Black Mage. Es una clase mágica interesante porque te obliga a ir preparando tus combos a partir de tres lienzos, pero también te da muchísima flexibilidad y bastante movimiento. Estas claves dotan al hechicero de tanta complejidad como potencial para poder enfrentarte a las raids más movidas sin sentir que estás haciéndolo todo con desventaja.
Las dos clases nuevas de Dawntrail aprueban el examen sin problemas. No es ningún secreto que a Square Enix le está costando diversificar sus DPS, perdiendo todos poco a poco algo de su "identidad" en pos de simplificar el gameplay básico de estos para plantear mecánicas más elaboradas en los combates, y ninguno de los dos se escapa. Aun así, no se sienten genéricos, ni mucho menos, ambos ofrecen sustancia para aquellos jugadores que consideren que Final Fantasy XIV es un juego demasiado pausado, y además gozan de una flexibilidad necesaria en un título con mecánicas tan variadas.
Por supuesto, las nuevas clases no significan nada si no hay un contenido férreo en el que usarlas, y este es el punto de Dawntrail que más me ha gustado: sus mazmorras, Trials y Raids. No te voy a mentir, llevo desde que se acabó Stormblood algo desencantado con las mazmorras de Final Fantasy XIV, y no porque sean malas, sino porque han pecado de ser demasiado continuistas y predecibles. La nueva expansión no rompe el molde aquí, ni mucho menos, pero sí que nos da combates más complejos y difíciles en lo mecánico —una renovación de "espíritu" que se agradece—, además de unos mapas que, aunque lineales, entran por los ojos y tienen cierta variedad de eventos, aunque esta pueda ser más estética que mecánica.
Es lícito que el contenido de nivel 100 sea exigente
Ha habido algo de debate online sobre si Square Enix se ha pasado con la dificultad, y, pese a que no quiero dar validez a una discusión que —en mi opinión— carece de justificación, solo quiero decir que, tras 5 expansiones y decenas de mazmorras y combates terminados, veo lícito que el contenido de nivel 100 sea más exigente que el de 90, 80, 70 y cualquiera que haya venido antes.
Todo esto se puede aplicar, también, en las peleas de "jefes" tradicionales, es decir, los Trials y las Normal Raids, que son, de lejos, lo que más he disfrutado de esta expansión. Los nipones lleva unos cuantos meses experimentando con hacer que las plataformas de estos combates sean más interesantes y ofrezcan algo más al apartado mecánico que ser solo "el sitio donde pasan las cosas", y la culminación de todo esto se puede ver en estos encuentros. Son peleas imaginativas, llenas de mecánicas tan intuitivas como creativas, y que saben mezclar a la perfección el bagaje que un jugador de nivel 90-100 debe tener con sorpresas para que se sientan espectaculares y naturales a la vez.
Mención especial en este aspecto para el contenido high end actual que, pese a ser poco —pues solo tenemos los Trials 1 y 2 en modo Extreme—, ha conseguido volverme a enganchar a los farmeos. Estamos a más de una semana de que lleguen las primeras Raids Savage, pero, si tomamos como referencia estas dos peleas de rango alto, lo que se vislumbra es un tier con el potencial de ser divertido para todos los roles y refrescante de una manera que el primero de la anterior expansión no pudo ser. Aun así, esto es mera especulación, pero lo que sí que tengo claro es que los Extremes actuales no solo son entretenidos, sino que muestran un esfuerzo tangible por parte de Square Enix a la hora de hacer que las peleas sean más emocionantes que antes.
No todo es oro en la Ciudad de Oro
Aun así, no todo es perfecto a nivel de contenido jugable. Sí, acabo de hablar maravillas de toda la expansión, pero hay una espinita que tengo clavada y que no puedo ignorar. Aunque sé que las comparaciones son odiosas, echar la vista atrás a Endwalker es un paso lógico a la hora de evaluar Dawntrail, y hay un aspecto del que esta nueva expansión adolece claramente en comparación: las solo duties, o misiones de la historia principal que se hacen sin la participación de otros jugadores. En la expansión pasada, tuvimos varios ejemplos de cómo hacer que estas brillen, como la misión de sigilo de Thancred o el momento de Zenos robándole el cuerpo al Warrior of Light. Momentos muy memorables que demostraron que estas pueden ser más que duelos contra personajes.
Lamentablemente, el nuevo contenido del MMO da un paso atrás en este aspecto, limitando su oferta jugable a segmentos en los que seguir a otros NPC —bastante anodinos, además— y los típicos duelos de los que ya hablaba antes. Estos últimos son divertidos y no tienen ningún problema per se, pero no deja de chocar esta involución creativa en una MSQ que ya adolece de segmentos alarmantemente menos interesantes que sus dos últimas predecesoras.
Lavado de cara gráfico para un juego de la década pasada
Por último, pero no por ello menos importante, otra de las grandes novedades de esta expansión es la esperada mejora gráfica. El MMO ya tiene más de diez años, y, aunque jugablemente se sienta fresco, su aspecto visual era algo relativamente fácil de criticar. Con la llegada de la 7.0, Square Enix le ha dado un buen lavado de cara al título, y la verdad es que le sienta de maravilla. Habría sido fácil fallar en los cálculos y arruinar la esencia estética del juego en pos de conseguir mejores gráficos, pero los nuevos modelos, texturas e iluminaciones están medidos con una precisión milimétrica para no quitarnos el Final Fantasy XIV que todos conocemos.
En muchos aspectos, Dawntrail se parece a Stormblood. Tiene un comienzo lento y personajes con tanta presencia que a veces se comen el protagonismo. Por suerte, cuando importa, sabe llevar con maestría sus temas y sorprendernos con sus giros y villanos. Cuenta con dos DPS nuevos y muy divertidos de jugar, y además nos regala algunas de las mejores mazmorras y peleas que el juego ha tenido hasta el momento. Entiendo algunas de las críticas de la comunidad —otras no, todo sea dicho—, pero lo que veo aquí es una apuesta por el mundo de Final Fantasy XIV incluso por encima de la figura del Warrior of Light.
Ahora bien, con los análisis de MMO, siempre pasa una cosa, y es que, de momento, solo tenemos parte de lo que Square Enix nos va a dar en los próximos años. Están por llegar más Trials y Extremes, Raids de dificultad Savage, Alliance Raids, Deep Dungeons, Variant y Criterions, el limited job de Beastmaster, y hasta un sucesor de Bozja y Eureka. Los nipones han prometido una cantidad de contenido ingente para este nuevo comienzo, y estoy muy emocionado por ver qué es lo que nos depara el postgame de esta ambiciosísima expansión.
Dawntrail es una expansión complicada. Pese a que su historia no sea mala (y la haya disfrutado llegando incluso a emocionarme con ella), sí que tropieza en aspectos que ya creía superados. Aun así, el contenido jugable es de lo mejor que hemos tenido en los más de 10 años de servicio que ha dado el juego, y los parches venideros prometen actividades a mansalva. Ahora mismo, es fácil recomendarla pese a sus carencias, pero dependerá del futuro contenido del título conseguir elevarla a la altura de sus dos predecesoras. Shadowbringers y Endwalker han dejado el listón muy, pero que muy alto.
Comprar Final Fantasy XIV: Dawntrail- La mejora de gráficos ha endurecido sus requisitos en PC.
- Mecánicamente, tiene algunos de los mejores combates del MMO.
- Todavía queda un montón de contenido por llegar, esta va a ser una expansión muy completa.
- Las dos nuevas clases tienen la versatilidad por bandera.
- Muchos cambios mecánicos han llegado a las clases.
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