Dado el descomunal seguimiento en todo el mundo que está obteniendo la serie manganime Guardianes de la Noche (o Demon Slayer, o Kimetsu no Yaiba, como prefiráis denominarla), es normal que hayan aparecido bastantes títulos para un amplio número de sistemas. El último de ellos, Kimetsu no Yaiba: The Hinokami Chronicles, dejó un sabor agridulce entre muchos de sus fans, por lo que tenían muchas ganas de disfrutar de una nueva ración de Tanjiro y compañía para poder desquitarse. Pero mucho me temo que van a tener que seguir esperando porque, desde luego, Guardianes de la Noche: ¡A por Todas! es de todo menos un juegazo.
Sorprende bastante la elección que ha llevado a cabo Sega a la hora de determinar el estilo de juego de esta propuesta. Y es que en lugar de ofrecer el típico juego de acción y combates (un tipo de jugabilidad que le sienta como anillo al dedo a esta serie), ¡se ha optado por recrear un party game con todas las de la ley! Un acercamiento bastante chocante de primeras pero que, al menos a mí, este tipo de apuestas arriesgadas me parecen dignas de elogio. El problema es que la ejecución y su planteamiento global son muy mejorables.
Tableros y entretenimiento simplificados
Como claro representante de los juegos party game, esta obra nos permite jugar en un buen puñado de tableros diferentes. Asakusa, la mansión Tsuzumi, el tren Mugen o el distrito Yoshiwara son algunas de las localizaciones en las que se basan dichos tableros, lugares perfectamente reconocibles y extraídos de la saga. Unos escenarios que, además de contar con zonas diferentes, también gozan de una estructura única para cada uno de estos tableros.
Lo que es común a todos ellos es la disposición general jugable, la cual puede se basa en varios elementos. En las partidas participan cuatro jugadores, ya sea jugando en solitario o en compañía, partidas en las que se puede configurar su duración, el nivel de dificultad de los bots, etc. El cometido de cada jugador es obtener la mayor cantidad de puntos (rank points) posible, los cuales son otorgados por cumplir tareas como alcanzar los lugares marcados, acabar con los monstruos, etc.
Cada uno de los tableros en los que transcurren dichas partidas está compuesto por un número determinado de casillas, lugares a los que vamos a parar tras cada tirada de dados de turno. Unas casillas que, en función de si es de día o de noche (la noche llega cuando un participante llega al lugar del tablero marcado antes de empezar), cambian sus condiciones. De esta forma, de día los jugadores participan en un minijuego (skill training) cuando todos acaban su turno. Pero cuando llega la noche, nos toca cazar monstruos, unas “batallas” (por así denominarlas) en plan QTE bastante insulsas.
Y precisamente ese es el gran problema de este título: lo simplones (o malos, directamente) que resultan tanto los minijuegos como las contiendas en las que nos vemos envueltos. Rara vez he dado con alguno de ellos que me haya llamado mínimamente la atención, lo cual precisamente en una obra de este estilo, un party game, le pesa demasiado. Poco importa que sea posible jugar a cuatro bandas de manera local u online o que, también, podamos elegir entre una docena de los personajes más conocidos de la serie. Si las pruebas en las que deberíamos echarnos unas risas y pasarlo bien no cumplen con ese cometido, el resto de los aspectos que ostenta este título apenas tienen trascendencia. Y si encima su originalidad es nula, pues tampoco ayuda.
En cuanto a su faceta técnica, esta es bastante mediocre, hasta el punto de que parece un juego diseñado para teléfonos móviles, y no especialmente llamativo. Los tableros cumplen sin más, al igual que el diseño de los personajes, pero las animaciones, texturas, efectos especiales e incluso el rendimiento (y eso que he jugado en PS5) dejan mucho que desear. Sólo el apartado sonoro consigue cumplir el expediente de manera satisfactoria, un bagaje demasiado escaso para una saga que, desde luego, merece mucho más.
Incluso los seguidores de la serie Guardianes de la Noche deberían darle una buena pensada antes de abalanzarse sobre este título porque es de todo menos memorable. La idea no es mala, y deja de lado las habituales peleas para decantarse por un juego al estilo Mario Party. El problema es que todo se ha simplificado de tal manera que resulta complicado sacarle jugo: tableros sencillos, gráficos mediocres, minijuegos realmente insulsos… Un título que tenía bastante potencial pero que no se ha sabido explotar.
- Es posible jugar en cinco tableros bien diferenciados
- Podemos elegir entre una docena de los protagonistas de la serie: Giyu, Shinobu, Tanjiro, etc
- El título incluye un ciclo de día / noche muy básico
- En cada partida participan cuatro jugadores, ya sean bots u otros usuarios
- Además del modo principal también es posible jugar online, practicar los minijuegos y demás opciones
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