Tras 2 horas con Indiana Jones y el Gran Círculo estoy seguro de que corregirá la gran deuda de los videojuegos con Indy

No importa cuántos años pasen, el nombre de Indiana Jones siempre va a ser sinónimo de enormes aventuras. El arqueólogo más famoso de la historia lleva más de 40 años con nosotros, y, aunque no es novato en eso de los videojuegos, sí que es verdad que se le echaba de menos en el mundillo de los videojuegos. Ahora, Indy vuelve de la mano de MachineGames con el Gran Círculo, y he tenido la oportunidad de probarlo durante más de dos horas. Te adelanto que lo tiene todo para ser un juego de aventuras especial.

Una verdadera aventura de Indiana Jones

Y digo aventuras por una razón muy concreta. Cuando pensamos en MachineGames, es normal que lo primero que se nos venga a la cabeza sea su —mayormente— impepinable visión de Wolfenstein. Tiros y acción salvaje por doquier parecen estar en el ADN del estudio, pero no te creas que el Gran Círculo va a ser así. Los suecos definen el título como un juego de aventuras-acción, es decir, la aventura y el sentimiento de descubrimiento va antes que el combate para ellos. Y se nota para bien.

En mi tiempo por el juego, pude pasar por tres localizaciones bien diferenciadas: la Universidad Marshall, Roma y las pirámides de Guiza, y fueron grandes maneras de ver las múltiples facetas de esta aventura de Indiana Jones. La primera de todas funcionó como punto introductorio con un talante más cinemático y narrativo. Tras un ataque misterioso a la universidad y el robo de una de sus piezas en exhibición, Indiana se prepara para un viaje hacia Roma en el que buscará respuestas.

Aquí, una vez tuve el control de mi personaje, es donde encontré una de mis cosas favoritas de toda la sesión: lo densos y minuciosos que son sus escenarios. Hay personalidad por doquier y montones de detalles que observar. Lejos de ser unas simples excusas para que se desarrolle la acción, está claro que se ha tratado cada mapa con el mimo que se merece la saga.

Especialmente en una localización ya vista en las películas, como puede ser la Universidad Marshall, da gusto ver la artesanía tras estos entornos, algo que se aprecia mejor gracias a la —relativamente polémica— primera persona que los desarrolladores han elegido para el título.

Sigilo con potencial, pero la IA crea dudas

Aun así, esta pequeña sección no duró mucho, y fue entonces cuando partí hacia Roma, el primer "nivel" propio del juego, y el lugar donde el título empezó a tomar forma. Sin ser esto Metal Gear o Splinter Cell, el sigilo va a ser parte troncal de esta aventura, y eso te va a pedir saber moverte de manera inteligente por sus mapas. Para acomodarse a ello, estos están indudablemente creados con mesura y propósito.

En tu mano estará buscar caminos alternativos, recovecos, estructuras por las que trepar y salientes donde enganchar tu látigo. La primera persona vuelve a hacer no solo acto de presencia, sino a potenciar la experiencia, metiéndote de lleno en estos lugares a explorar en los que la verticalidad va a ser muy importante para ti. Además de esto, el título premia la exploración de todos los recodos posibles de dos maneras extra distintas.

Por un lado, están los libros de habilidades que vas a poder encontrar por los niveles. Estos, dándole un pequeño —y accesible— toque de RPG al título, te van a permitir desbloquear nuevas habilidades para Indiana. Desde una "vida" extra cuando te tumban, hasta mejoras para el combate y el sigilo, está claro que va a ser importantísimo encontrar todos los que puedas para darte más opciones de progresión estratégica.

Asimismo, también vas a poder hallar Misterios en cada uno de los niveles. Estos son misiones secundarias que variarán en extensión y objetivos, y que van a recompensarte de diferentes maneras. Descubriendo nuevos atajos, dándote información sobre el mundo y la trama del juego, y otorgándote puntos para usar en las susodichas habilidades, merece la pena tener en cuenta y aprovechar estos objetivos opcionales.

Ahora bien, un juego con talante sigiloso no es nada sin una buena inteligencia artificial, y aquí fue donde me llevé un sabor de boca agridulce. Esconderte de los enemigos es divertido y los mapas están diseñados para facilitar esto, pero la IA de los nazis no está del todo a la altura. MachineGames nos avisó de que esta podía ser un poco inestable, y de que estaban trabajando en mejorarla. Pese a esto, me fui de la sesión pensando que podría haberme ahorrado muchas de las sutilezas y esfuerzos que hice por permanecer escondido.

Un combate propio, esto no es Wolfenstein

Esto nos lleva a hablar del combate, una de las mayores diferencias con los anteriores títulos del estudio. Mientras que en Wolfenstein básicamente se nos instaba a disparar como posesos para acabar con nuestros enemigos, el Gran Círculo tiene su propia fórmula para los enfrentamientos, y lo más normal será que sean tus puños los que hablen, pues las armas de fuego no son las protagonistas aquí.

Si bien es verdad que Indiana tiene su revólver, este cuenta con poca munición y será un recurso demasiado preciado para gastarlo al tuntún. Por otro, las pistolas, rifles y metralletas de tus contrincantes no son especialmente poderosas, también tienen relativamente pocas balas, y, además, hacen mucho ruido. Indy tiene un enfoque diferente para acabar con sus enemigos: los puñetazos, las armas cuerpo a cuerpo, y su confiable látigo.

El cuerpo a cuerpo va a ser tu aproximación por defecto, y no te va a valer con machacar el botón de pegar puñetazos. Tienes que estar pendiente de los ataques de tus enemigos para bloquearlos o contrarrestarlos, pero también estar pendiente de que tus contrincantes no te hagan lo mismo. Junto a esto, esparcidas por todos los mapas, vas a tener una gran variedad de armas cuerpo a cuerpo improvisadas. Desde las clásicas botellas o martillos, hasta mazas, escobas, e incluso matamoscas, contarás con montones de complementos para tus puños.

Por último, el látigo te va a permitir enfoques alternativos durante la acción. Puedes usarlo para empujar enemigos que no te estén pendientes, atraerlos hacia ti para tenerlos a tu merced, tirarlos al suelo o incluso desarmarlos. Si a esto le sumas que tiene su utilidad para interactuar con los escenarios balanceándose o escalando, lo que te queda es que es una herramienta multiusos a la altura de su fama.

El último elemento mecánico central conectado con prácticamente todos los aspectos jugables del título es el sistema de energía. Ya estés trepando, peleando o cargando con enemigos inconscientes para esconderlos y que no los vean sus compañeros, Indiana puede cansarse, y vas a necesitar tomar las decisiones correctas en los momentos adecuados para no quedarte sin energía en el peor de los momentos.

Las zonas abiertas te van a exigir ingenio

Ahora bien, si antes hablaba sobre la exploración, los escenarios y el contenido opcional, el nivel que demostró el potencial real de este enfoque fue el de Guiza. Roma era un área más pasillera, lineal y guiada, pese a tener varios caminos y recovecos. Al llegar a Egipto, lo que me encontré fue la primera zona verdaderamente abierta del título, y cuenta con todos los elementos que cabría esperarse de ella, además de algunas sorpresas que me encantaron.

Contando con algunos núcleos urbanos, pero también con puntos de control nazi y zonas restringidas, aquí donde prima es la observación y el ingenio. Por ejemplo, sí que puedes colarte en los campamentos enemigos y liarte a tortazos, pero también buscar disfraces que te permitan pasar desapercibido de una manera más inteligente, además de tener interacciones únicas con los personajes que te encuentres. Otro ejemplo concreto tiene que ver con las oscuras tumbas que vas a visitar, y es que ir a ciegas no es la mejor opción, ¿no? Pues entonces deberías ir al mercado e intentar hacerte con un mechero para encender las antorchas que encuentres.

En 3D Juegos

Si pausas El templo maldito en el minuto 108 con 50 segundos verás a un Indiana Jones invulnerable. En realidad, es un error garrafal de la película

La interacción con los entornos también es importante y tiene un talante realista. Si te encuentras unas ruinas tapiadas o un pasadizo oculto tras una pared, vas a necesitar una herramienta contundente para poder abrirlo. No vale con pegarle más veces con objetos menos contundentes, sino que vas a necesitar usar el instrumento adecuado para cada situación de la misma manera orgánica en la que lo harías en el mundo real.

Por último, pero no por ello menos importante, a un juego de Indiana Jones no le podían faltar los puzles. Desde alinear cuadros de maneras específicas para abrir pasadizos secretos hasta manipular mecanismos ocultos en ruinas para abrir puertas, vas a necesitar ser observador y fijarte en las pistas que estén presentes ante ti para resolverlos. En general, transmiten exactamente lo que deberían, una sensación de aventuras clásica intrínsecamente relacionada con el personaje de Harrison Ford.

Un juego de aventuras con sabor único

Al final, de estos es precisamente de lo que trata el Gran Círculo: hacerte sentir como el iconiquísimo arqueólogo, y créeme cuando te digo que lo consigue. Si a esto le sumas un apartado gráfico que cumple con buena nota —especialmente cuando hablamos de la iluminación, que ayuda a crear una atmósfera más que sólida—, y una variedad de ofertas jugables tangible, lo que queda es un título que destila carisma y amor por este tipo de aventuras.

Si estás esperando el equivalente a Uncharted traído a la vida por MachineGames y Xbox, aquí no es, y ni falta que hace. Indiana Jones y el Gran Círculo apunta a ser un título con personalidad propia que no ha sido creado para contestar a la competencia, sino para homenajear a uno de los personajes más icónicos del cine. Con una mezcla bien medida entre acción, sigilo e ingenio, hay todavía algunas impurezas que pulir, pero está claro que el potencial es indudable. Este diciembre, toca ponerse el sombrero, agarrar nuestro látigo y revólver, y explorar peligrosas tumbas.

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