El de los juegos de detectives es uno de los géneros más particulares del videojuego. Esto es así porque el medio tiende a tener grandes desarrollos en cuanto a mecánicas de acción se refiere, languideciendo el resto de acciones a llevar a cabo con un mando o ratón en las manos. Además, gran parte del proceso detectivesco ha suceder en la cabeza de nuestro jugador, buscando una solución para el dilema que se nos plantea en pantalla.
Esto implica que, o bien nos vamos por experimentos como Chants of Sennaa y su uso del lenguaje, Return of the Obra Dinn y su puzle temporal que cuadrar, o cosas mucho más orgánicas e inmersivas como Shadows of Doubt, o bien se opta por algo narrativamente más tradicional. Ese segundo camino es por el que transita Nobody Wants to Die, la obra del estudio polaco Critical Hit Games.
Quizás no recuerdes el nombre, pero es difícil que no te suene el juego a poco que veas una captura de pantalla. Esto es así porque una de sus principales bazas es el uso de Unreal Engine 5 para un acabado muy real, casi fotorealista, así como una ambientación que transita una fina línea entre el neonoir y las referencias a Bioshock.
Un detective en un mundo en el que nadie se muere
Pues bien, he podido jugar los primeros compases de la aventura y echar un vistazo a la propuesta editada por PLAION. En las próximas líneas os voy a contar mis impresiones sobre lo que he visto en la Nueva York de 2329 de Nobody Wants to Die.
El título del juego ya nos habla de por dónde va la trama. En este futuro relativamente lejano, se ha conseguido llegar a un avance tecnológico que permite traspasar la conciencia de un cuerpo a otro. De forma efectiva, esto implica que la vida eterna existe, siempre y cuando consigamos un cuerpo más joven al que movernos una vez terminado nuestro ciclo vital natural.
Lo interesante no es tanto esto, que dentro de la ciencia ficción es un concepto razonablemente habitual, como su interacción con la humanidad y sus estructuras sociales. Es habitual ver cómo en otras obras esta práctica se limitaría a las categorías más ricas de la pirámide social, pero en Nobody Wants to Die hacen algo aún más inteligente, como es marcar las diferencias sociales también en la calidad del cuerpo conseguido y reflejar la explotación humana a través de un ciclo que no permite la jubilación... Porque nunca se es tan mayor.
La relación con Sara, punto más interesante
Estos conceptos los vemos ya en la escena introductoria, donde se empieza a hacer esta construcción de mundo, pero también se presenta al protagonista. James Karra es un atormentado detective que ya ha pasado por el proceso de transferencia de consciencia, añadiendo capas de problemas a su ya de por sí dañado cerebro.
Los Rayos X son una de las muchas herramientas que tendremos a nuestra disposición.
El primer encargo, que llega tras volver al cuerpo después de un accidente del que no se nos cuenta mucho, nos hará trabajar con una joven policía para que controle nuestros próximos movimientos. Sara Kai, que así se llama, nos servirá de guía desde nuestro pinganillo, pero también moverá la historia y nos hará tomar decisiones que afectarán al devenir de la misma.
"Jugando a Nobody Wants to Die, me acordaba mucho de Firewatch y la relación con Delilah"
Jugando a Nobody Wants to Die, gracias a Sara, me acordaba mucho de Firewatch y la relación que establecemos con Delilah, la cual cumple un rol que es paradójico, ya que a pesar de no ser el que controlamos, es el que nos permite conocer más sobre el que sí tenemos a los mandos. Aún es pronto para comprobar las consecuencias de las decisiones que tomé, pero en los primeros minutos ya podemos elegir cosas como mentirle, ser más o menos amable, o incluso contarle más cosas sobre nosotros.
Pero volvamos a los juegos de detectives. Nobody Wants to Die podría recordar a las fases de investigación que teníamos en Detroit: Become Human con Connor. Aunque haremos uso de varias herramientas, entre las que destaca un rebobinador con el que cambiar el estado de las escenas del crimen y ver qué pasó durante el mismo, el gameplay no dista demasiado de una aventura narrativa al uso. Se agradece, eso sí, el esfuerzo en crear dichas herramientas así como las mecánicas que les dan sentido; por no hablar de lo interesante que es la construcción del propio crimen.
Aún me queda mucho por conocer sobre Nobody Wants to Die, pero la experiencia está siendo positiva. Si buscas un título narrativo, que deslumbre en el apartado visual, y que tenga cierto equilibrio entre contar con unas mecánicas más exigentes que pulsar una tecla de vez en cuando, pero no acabe siendo algo tremendamente exigente, deberías echarle un vistazo.
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