Mucho antes de que los Souls redefinieran el combate cuerpo a cuerpo, era casi imposible destronar la acción de Oni

Mucho antes de que los Souls redefinieran el combate cuerpo a cuerpo, era casi imposible destronar la acción de Oni

Una de esas joyitas clásicas que, a falta de una remasterización de la mano de Rockstar, está atrapado en el limbo

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Imagen de Oni
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Mario Gómez

Editor Senior

Bungie se ha enfrentado a infinidad de polémicas desde que se metió en el berenjenal de los juegos como servicio con la saga Destiny, pero al menos se las ha apañado para mantener un listón incontestable en ciertos apartados: la dirección artística, la música o —lo más reconocible globalmente— la suavidad absoluta de sus tiroteos y el manejo de las armas de fuego. Ese es un legado muy importante en una industria tan competitiva como la nuestra, pero tal vez no sepas que también alcanzó la excelencia en el cuerpo a cuerpo con ni más ni menos que un juego.

Hablamos de Oni (2001) un título de acción en tercera persona inspirado por leyendas de la animación japonesa al estilo de Ghost in the Shell o Akira que pasó bastante desapercibido en el catálogo del estudio, principalmente porque en aquellos momentos Halo eclipsaba todo, pero que aún a día de hoy cuenta con el beneplácito de unos pocos sibaritas y curiosos que descubrieron lo anormalmente bien que esto resolvía el combate cuerpo a cuerpo.

Algo extraño si tenemos en cuenta que el catálogo de Bungie no revelaba ninguna clase de experiencia previa con ese género: los americanos habían hecho estrategia en tiempo real con Operation Desert Storm, Myth o la fase conceptual de Halo; así como los disparos en primera persona de la saga Marathon. Para ser justos, Oni en realidad venía de una subdivisión del estudio llamada Bungie West —este fue el único juego que firmaron— pero contó con el apoyo de talentos tan representativos como Lorraine McLees, la artista tras el logo de Halo e innumerables piezas conceptuales para las aventuras del Jefe Maestro.

Al igual que otros muchos juegos de la época, la acción de Oni se situaba en un mundo de infiltración y totalitarismo corporativo: la protagonista, Konoko, lucha contra las defensas de un gobierno de coalición mundial mientras salva una parte de la población terrestre y descubre información reveladora acerca de su propio pasado. Hasta aquí, ninguna sorpresa; como decía anteriormente esa era la tónica habitual en la acción noventera y tenemos ejemplos representativos de historias similares que van desde Matrix hasta Shadow el erizo.

Un combate muy avanzado para el 2001

Lo que separaba esto de los demás es su combate: aunque Oni te permitía empuñar armas de fuego (solo una a la vez) casi todos los encuentros con guardias de seguridad se resolvían usando artes marciales. Y en ese sentido, estaba muy lejos de los juegos modernos en los que solo luchas combinando ataques ligeros con otros pesados. Aquí todo era direccional, y había resultados distintos para básicamente cualquier posible combinación de botones.

Imagen de Oni La web de Rockstar aún guarda la ficha de Oni, pero el juego está descatalogado.

Había puñetazos y patadas distintos, con usos y animaciones únicas, dependiendo de si estabas quieto o andando o corriendo en cualquier dirección (WASD); como también otros tantos para atacar desde el suelo o desde el aire. Por ejemplo, la patada desde el suelo hacía un barrido en las piernas del enemigo para hacer que se cayese; pero también podías dar una voltereta en el aire agachándote en medio de un salto o deslizarte para coger cosas del suelo sin perder el ímpetu.

Tanto los ataques individuales como los combos eran circunstanciales: iban afectados por tu velocidad, posicionamiento e incluso el de los enemigos

¿Parece un sistema sólido? Pues agárrate, porque a esto tenemos que sumarle también la situación de los oponentes —algunos ataques y combos funcionan dependiendo de si el objetivo está de frente o de espaldas a ti— e incluso había algunas técnicas para reubicar al enemigo hacia una posición ventajosa para rematarlo. Ahí es donde más brillaba Oni: en darle un uso genuino a muchas de las técnicas pugilísticas de Konoko más allá de simplemente hacer daño.

Imagen de Oni Oni tuvo una intro animada que bebía enormemente de referentes japoneses.

Tenías cierto combo para desarmar a un oponente, otro que hace menos daño pero siempre lo aturde, e incluso alguno que es al mismo tiempo un ataque y una esquiva. La guinda del pastel fue usar trucos para jugar como cualquiera de los enemigos, cada uno de ellos con sus propios combos y ataques. Para un juego de 2001, fue un sistema increíblemente complejo y avanzado. ¿Qué pasó después? Nada: Bungie no retomó la IP en ninguna ocasión, centrando todos sus esfuerzos en Halo y luego Destiny.

Cierto es que, por lo menos, habilitó a la comunidad de fans Aleph One para trabajar con Marathon dentro de ciertos límites, lo que se saldó con la llegada de la trilogía original a Steam con algunas mejoras técnicas más que bienvenidas antes de que la franquicia regrese en forma de shooter de extracción el año que viene. Pero sería genial remasterizar la aventura de Konoko algún día, aunque tal vez haya que tener en cuenta los derechos de distribución que tenía Rockstar.

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