Cameron Lee, vicepresidente de la franquicia, se ha marchado esta misma semana, aunque los detalles son desconocidos
Una de las sagas de Ubisoft que, aunque no estrena juegos con una cadencia regular, ha mantenido una presencia constante es Rainbow Six. Aquella licencia nacida de las obras del escritor Tom Clancy se ha expandido y adaptado a varios géneros, pero hoy no tenemos una buena noticia, sino una mala que dar. En medio de una de las grandes crisis recientes de Ubisoft, Cameron Lee, segundo al mando de la franquicia Rainbow Six, ha abandonado Ubisoft por sorpresa.
Si bien es cierto que Lee era uno de los pesos pesados de la IP, una que sigue en lo más alto con Rainbow Six Siege, el ejecutivo es un veterano en la industria. Se unió a Ubisoft en 2022 tras haber trabajado en Activision, Bungie y BioWare, pero ahora se ha marchado tras dos años al mando de la división de juegos de Ubisoft.
Aunque no se ha hecho pública una razón específica para su salida, un correo interno enviado a los empleados de Ubisoft confirmó que, por el momento, el puesto de vicepresidente y productor ejecutivo de la franquicia no será reemplazado. Esto ha generado dudas sobre cómo afectará la falta de liderazgo a Rainbow Six y si habrá cambios en la dirección que Ubisoft tenía planeada para el futuro de la serie.
Ubisoft no ha hecho declaraciones oficiales sobre la partida de Lee, a pesar de que varios medios intentaron obtener comentarios al respecto. Esta falta de comunicación ha alimentado las especulaciones dentro de la comunidad de jugadores y la industria, quienes ahora se preguntan cuáles serán los próximos pasos para Rainbow Six sin uno de sus máximos responsables, pero sobre todo cuál es la situación interna general dentro de Ubisoft.
La presión hacia Ubisoft crece tras el retraso del último Assassin's Creed
Uno de los momentos más preocupantes para Ubisoft en este 2024 llegó la pasada semana con el anuncio del retraso de Assassin's Creed: Shadows. El nuevo juego de la saga, una de las ambientaciones más esperadas de la misma y también uno de los proyectos más polémicos, se retrasó hasta 2025 con vistas a mejorar el producto y evitar problemas en cuanto a ventas. Un movimiento lógico, pero que ha venido acompañado de quejas y críticas internas, con varios accionistas exigiendo a Ubisoft su venta a otra compañía.
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