Curiosamente, es un santuario que no tiene tesoro pero no por ello su desafío es sencillo, y además requiere de habilidad a los mandos por las físicas del juego
Buena parte de los Santuarios de Zelda: Breath of the Wild se basan en el uso de los poderes que Link puede utilizar con su piedra Sheikah. A veces es uno solo, y otras veces son una combinación de varios junto con otras herramientas que podemos usar (ya sean armas o proyectiles como flechas). El Santuario de Astak es uno de esos que se basa exclusivamente en los poderes de la piedra Sheokah, y en esta guía para el juego de Nintendo os explicaremos cómo superarlo.
Ubicación del Santuario de Astak
El Santuario de Astak se ubica en la zona pantanosa de la región de Lanayru. Sin ser difícil de alcanzar, el principal inconveniente es que está en una zona completamente infestada por Lizalfos, siendo estos realmente molestos a la hora de pelear contra ellos.
Si podéis, tratad de alcanzar el santuario planeando con la paravela para intentar no llamar su atención y combatir innecesariamente, de lo contrario os recomendamos que vayáis bien equipados con armas y comida ante la cantidad de estos molestos enemigos que hay en las cercanías del Santuario.
Solución al Santuario de Astak
Así como muchos otros Santuarios tienen referencias al pachinko o a otros juegos populares en Japón, este se basa en algunas actividades propias de sus festivales, como por ejemplo y para el caso que nos ocupa, el Kingio-Suy. Consiste en atrapar unos peces con una paleta de papel sin que esta se deshaga. Por fortuna, en el desafío de este santuario eso no va a ocurrir ni lo que tenemos que recoger es tan escurridizo, pero se ve claramente la inspiración.
Hay media esfera metálica en el fondo de un lago nada más entrar en el santuario. Cogiéndola con el poder del Imán (el que vamos a tener usar en este Santuario), debemos intentar recoger una de las esferas que flotan en el agua, para después volcarla en un zócalo vallado. Os recomiendo empujar el recipiente con la esfera que sostenemos contra la pared para que se incline y caiga donde queremos.
Todavía no hemos de soltar el recipiente que llevamos, porque al otro lado de la verja que se ha abierto hay otro lago con esferas, y en una esquina está el zócalo que abre la puerta que lleva al altar. Pero esta vez está cerrado por arriba, aunque se puede abrir si ponemos el recipiente sobre la losa de presión que hay en el fondo del lago.
La dificultad es dejar la esfera sobre ese techo que se abrirá, con lo que hay que mover con mucho más cuidado que antes el recipiente cuando lleve la esfera para intentar que caiga hacia la pared, o que no ruede demasiado como para no quedar encima de la ''jaula'' en la que está el zócalo.
Una vez colocada la esfera, todo lo que resta por hacer es dejar la media esfera que hemos estado usando sobre la losa de presión para poder llegar al altar en el que está el símbolo de valía. Si os estáis preguntando donde está el tesoro de este santuario, no lo hagáis, porque no hay ninguno a recoger.
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