Los ARPG estilo Diablo son un género al que me ha costado entrar, pero que me ha atraído como pocos. Lo que consideraba un estilo jugable muy acotado y limitado a una idea simple, así como muy reacio a dejar entrar a los novatos, se ha convertido en una obsesión con proyectos tremendamente imaginativos, que moldean el género con ideas roguelike o con un frenetismo impropio del género, aunque siempre bienvenido. Eso sí, ¿qué hay de aquellos que apelan al núcleo de los Action RPG cenitales? No todo es deformar y romper con lo estipulado, y, para eso, Titan Quest 2 busca no solo seguir a pies juntillas los pilares establecidos con su primera entrega, sino expandirse, de forma paralela, aprendiendo del éxito de Diablo IV.
Y es que sí, como podéis intuir con esta plétora de textos, Titan Quest 2 ha sido uno de los juegos que pudimos ver previo al THQ Nordic Showcase de la compañía europea. Al margen de Epic Mickey Rebrushed o Gothic Remake, el caso del juego de Grimlore Games —que han recogido el testigo de Iron Lore tras su cierre— fue diferente, y es que aunque se dejó ver en un escueto gameplay, es, en realidad, el primer vistazo jugable del RPG tras su anuncio el pasado 2023. ¿Qué ha mejorado en comparación a su primera entrega? Veámoslo.
Una identidad muchísimo más marcada
Como he mencionado, la intervención del evento bávaro en este adelanto en exclusiva para la prensa fue breve, pero intenso. Uno de los primeros y, a mi juicio, más importantes detalles tiene que ver con todo lo que engloba a Titan Quest 2: su mitología y ambientación. En un mundo donde los ARPG más cercanos a Diablo miran de reojo a lo hecho por Blizzard e imitan esa fantasía grimdark dura, oscura y tétrica, Grimlore Games saca pecho de fusionar el amalgama místico-teológico de God of War y su visceral mitología griega, con un acercamiento al Egeo —en términos de diseños, arte y escenarios— similar al enfoque artesanal con el que trabajó Ubisoft para Assassin's Creed Odyssey.
Esto, en realidad, es uno de los puntos fuertes de Titan Quest 2, y es que mientras sus creadores se expanden de forma tangencial a Diablo IV, aprendiendo de sus mecánicas, sus errores y fallos, no dejan de lado la posibilidad de nutrir sus elementos propios. TQ2 es mucho más vivo y vibrante ahora, con unos mapeados decorados hasta el más mínimo detalle y una estética de diorama hiperrealista que lo alejan considerablemente de cualquier otro imitador cercano. Hablo de una sinergia en cómo aborda la mitología, sin filtros, mucho más bella, loca y grandilocuente, y cómo esto nutre al mundo de juego —y viceversa— que te deja boquiabierto.
De hecho, y como el equipo alemán parece haber entendido que tienen talento para manejar el continente, se han permitido crear el contenido en base a él. La exploración coge una mayor importancia en esta secuela que lo visto en la entrega anterior, con un mapeado que aumenta en escala y en posibilidades, exprimiendo la unicidad de ciertas localizaciones del Egeo fantástico, así como añadiendo más ciudades y expandiendo la inmersión del jugador hacia un entorno de mundo abierto. De hecho, y sin miedo, quiero asumir que a esto ayuda la experimentación que tuvieron hace siete años con SpellForce 3 y su mezcla de RTS y RPG, un proyecto extraño que les permitió romper con lo que ellos mismos se habían establecido como pautas a la hora de abordar sus juegos.
Un combate más Diablo que nunca
Eso sí, no todo tiene que ver con apostar por lo propio, sino también por mirar de reojo lo que hace la competencia. Grimlore Games ha creado lo que a efectos prácticos se puede considerar como un "Diablo en la Grecia clásica", y el ejemplo más claro lo vemos en el combate. El equipo alemán lo dejó claro en la charla previa: "queremos mantenernos del lado de Titan Quest y Diablo". Esto implica que no moldearán el género para añadir elementos soulslike, como otros proyectos han hecho, sino que enfatizarán esa "fantasía del jugador invencible", y para eso no vale solo con imitar el combate, sino también el sistema de personalización y progreso.
En términos jugables, Titan Quest 2 no se aleja del arquetipo de Diablo IV: luchas contra los conocidos como masillas, personajes débiles que atacan en grupo, uso de habilidades mágicas por personaje, y combate contra jefes que limitan las luchas a uno contra uno, pero añaden un mayor desafíos con habilidades y tácticas únicas que no veremos en otros lados. Sin embargo, los alemanes han puesto mucho énfasis en el concepto de "construye tu propio héroe", y me parece algo tan atractivo que necesito saber más. Hasta donde hemos visto, TQ2 abrazará el concepto de builds de personajes, pero basa todo su sistema en los personajes "híbridos".
Todos nuestros héroes tendrán dos Maestrías que podremos domar al mismo tiempo—de un número indeterminado—. Cada una nos ofrecerá ventajas y desventajas, pero la idea de Grimlore es que encontremos un equilibrio pasmoso entre ellas mientras entremezclamos atributos, habilidades y objetos de poder. Lejos de otros juegos similares que permiten crear personajes básicos, los alemanes han creado Titan Quest 2 con la idea de que haya un desafío intrínseco en el buen balance de los héroes. Además, las Maestrías se podrán restablecer y fusionar de nuevo para que siempre tengamos un control total de nuestras builds.
Aún queda por ver si esto añade un grado más de frustración al abrir un nuevo frente de atención para el jugador, pero, por ahora, me tienen ganado. Por ahora, Grimlore no está listo para sacar del horno Titan Quest 2. Según citaron, el ARPG estará disponible como demo jugable en la Gamescom 2024, por lo que restará esperar si será en el gran evento de verano cuando se desvele una posible ventana de lanzamiento.
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