Reconozco que no empecé Visions of Mana con demasiadas ganas. Soy de esos que prefirió Secret of Evermore a Secret of Mana en Super Nintendo, no estoy demasiado enamorado de su universo tan lleno de animales antropomórficos, y me aburrieron soberanamente sus entregas portátiles. Tampoco me entusiasmó la reciente revisión de Trials of Mana, así que imaginaos con qué pocas ganas inicié mi aventura con Val y Hinna.
Sin embargo, a Visions of Mana le bastaron un par de horas para hacerme cambiar de opinión y atraparme. Y ahora, tras cuarenta y pico horas de juego, puedo decir que este es el título que me ha reconciliado con la franquicia. Este JRPG de acción y mundo semiabierto no es perfecto, tampoco inventa nada nuevo. Su historia no te va a cambiar la vida, copia tantas tramas de Final Fantasy que hasta da risa, pero es divertidísimo, golosísimo, adictivo… Vamos, que te va a flipar te guste o no la saga.
Lo primero que hace bien Visions of Mana es fijarse en Xenoblade Chronicles
Lo primero que hace bien Visions of Mana es fijarse en Xenoblade Chronicles. La forma de plantear sus espacios abiertos, sus secretos y monstruos es muy parecida a la del juego de Monolith Soft. Hay mucha verticalidad, monstruos de alto nivel escondidos con premios exclusivos, objetos que encontrar y misiones secundarias a cascoporro. Ni sus biomas son tan consistentes, ni sus monstruos tan abundantes, ni su combate tan interesante, eso está claro. Está todo reducido como una salsa para que sea más ágil, más sencillo, más digerible con menos esfuerzo, pero igual de divertido.
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Visions of Mana es un JRPG de acción muy divertido
Aunque Visions of Mana no sea ningún portento gráfico, sabe jugar muy bien con los colores, la luz y los diseños de personajes y escenarios. Eso logra que no solo sea divertido encontrar todas las cositas escondidas por aquí y por allá, también, simplemente, mirar. Se nota que no es un juego de gran presupuesto porque las praderas no están especialmente pobladas, las ciudades se notan especialmente vacías y hay alguna zona que cutrea, pero, honestamente, me ha dado igual. Es bonito, y sus personajes no paran de charlar de todo lo que encuentran. Eso le da muchísima vida y verdad al viaje que emprendes con ellos.
Lo que ocurre con su diseño de mundo le ocurre también a sus sus personajes. Val, el prota, es un héroe cualquiera de JRPG. Hinna, su pareja, es la sacerdotisa de turno de Final Fantasy, y este patrón se repite con el resto de personajes. Pero Visions of Mana, que tiene a gente muy buena en el equipo de diseño y desarrollo, le da a todos un trasfondo fantástico y unas relaciones muy chulas entre sí, y ya no te recuerdan (tanto) a ‘copias’ de otros juegos.
Por ejemplo, Val y Hinna son pareja romántica desde el principio, lo que no es algo que se vea muchas veces al comienzo de un JRPG. Total, que a las cuatro horas los querrás a todos muchísimo porque tienen detallitos que los hacen únicos. Salvo a Morley, ese es un clon furro del pesado de Yusuke Kitagawa de Persona 5. A Morley se le soporta porque es el ninja del grupo.
La historia del título es curiosa, y tiene sus más y sus menos. Atentos a la mezcla que se han marcado con el juego. Resulta que el mundo necesita que un grupo de exvotos elegidos por los dioses realice un peregrinaje acompañados de guardaespaldas. Una vez lleguen al Árbol de Maná, han de sacrificarse para impedir un desastre mundial. ¿No os suena a Final Fantasy X? Todo el argumento recurre a temas que ya conocemos, como su mundo y sus personajes, pero les da un girito.
La historia es sencilla, pero va bien servida de drama
El de Visions of Mana es que el Tidus de aquí ya es novio de Yuna desde el principio, como comenté antes. Él tiene que llevarla al árbol para que ella se sacrifique, y los dos son conscientes de que eso es así, que es ley de vida. ¿Veis el dilema que se va a desarrollar a lo largo del juego? ¿Entendéis los problemas que pueden surgir de aquí y lo diferentes que son de Final Fantasy X por la relación de la que parten ambos?
Pues el juego sabe generar un discurso muy sólido sobre este tema a lo largo de su campaña principal. El problema del juego, y aquí vienen sus ‘menos’, es que a la mitad de la aventura es como que Visions of Mana no sabe hacia dónde llevar esta cuestión, cómo terminar de madurarla. Entonces, la trama da un giro que no me gustó nada y se vuelve más génerica.
Todo la trama de Visions of Man recurre a temas que ya conocemos, como su mundo y sus personajes, pero les da un girito
Lo bueno es que ese volantazo argumental conduce al grupo a algunos de los mejores combates del juego. Lo malo es que ojalá hubieran llevado este tema a un lugar más interesante. Pero vaya, es lo que hay. Y digo ‘lo bueno’, ya que algo bueno sí tiene esta decisión, porque el combate de Visions of Mana está chulísimo, y eso que es más sencillo que el mecanismo de un chupete. Tienes tus combos sencillitos, tu doble salto, esquiva con carga, ataque especial y empleo de una reliquia mágica que te da un ataque de área muy chulos. Nada nuevo por aquí.
Tampoco hay nada sobresaliente en la progresión. A medida que peregrinamos, conseguimos nuevas clases para nuestros personajes, que son también parecidas a las de los Final Fantasy clásicos. No es ninguna sorpresa, ya que la saga Mana, el propio Xenoblade original y Final Fantasy tienen raíces comunes. Estas clases modifican las habilidades de nuestros personajes pero sin alterar su rol principal. Es decir, si es alguien que ataca, lo hará con agua o con bufos o debufos en lugar de fuego. Tampoco hay nada espectacular en este sentido.
El combate es sencillito, pero engancha a lo bestia
Contamos con semillas que equipar a nuestros personajes que modifican ligeramente sus parámetros, y solo nos dejan combatir con una porción muy pequeña de todo nuestro grupo. Como veis, todo muy convencional. Entonces, ¿dónde está la magia? Pues en que Visions of Mana se las apaña para crear situaciones de combate muy divertidas, interesantes y profundas. Por puro diseño de batallas en tiempo real logra que este conjunto de sistemas tan sencillos se sienta muy chulo.
Además de la misión principal, Visions of Mana está plagado de misiones secundarias que realizar, enemigos tipo élite que eliminar, arenas de combate paralelas y otras pruebas que superar. No hay nada tampoco genuinamente destacable en este sentido, es relleno y del regulero, pero entre que acabas amando muchísimo a tus personajes y que los combates son tan divertidos, que te las haces todas encantado. Es de esos juegos que tienen claro lo que quieren hacer, en quién fijarse y cuál es su objetivo, y lo clavan. Sin nada sobresaliente, consigue sentirse como tal si te gusta este tipo de juegos. A mí me flipan, claro está.
Visions of Mana es uno de esos JRPG más pequeñitos que Square Enix está sacando últimamente. A veces parece difícil separar el grano de la paja, porque no todos son buenos, ni de lejos. Sin embargo, con Visions of Mana lo han logrado. No inventa nada nuevo, posiblemente te olvides de él a las dos semanas de terminarlo, pero ¡qué bien me lo he pasado todo el tiempo que estuve con él! Hay drama, enemigos épicos, lugares que explorar, personajes que amar, risas… Y un villano al que no he parado de darle la razón. Para saber por qué y qué villano es, ya sabes lo que tienes que hacer. Toma la mano de Hinna encarnando a Val, ¡y rumbo hacia el Árbol de Maná!
Visions of Mana ha resultado ser una fantástica sorpresa. Su historia no me ha terminado de alucinar, pero sí que ha sabido sacarme alguna lagrimita y sus personajes me han enamorado. He amado su combate y su mundo aunque no aporte absolutamente nada nuevo al género. Si buscas un JRPG divertido de principio a fin, y que se nota que ha sido diseñado y desarrollado para divertir, ni te lo pienses.
Comprar Visions of Mana- La historia flojea llegado a un determinado punto, pero los lagrimones los echarás
- No es el más puntero gráficamente, pero es un juego bien bonito
- Aquí no está Chadley ni nadie dándote la turra para hacer las secundarias, afortunadamente
- El combate es muy divertido, y el ritmo narrativo es muy ágil
- No esperes un mundo tan complejo como el de Xenoblade Chronicles, pero su esencia está ahí
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