Evangelion marcó un antes y un después en el anime, resucitó el género de los mechas y lo hizo además como vehículo para presentar una historia sobre la naturaleza humana y sus más oscuros deseos. A día de hoy, es una obra que, si bien no todo el mundo entiende, es laureada como una de las mejores de la historia por su capacidad de conectar con las emociones, la complejidad de su mundo y personajes, y la representación del sufrimiento en diferentes vertientes. Y en ese sentido, no es de extrañar que surjan obras que quieran repetir su fórmula para presentar sus propias historias, pero no es sencillo. Darling in the Franxx es una de las más evidentes que he visto, pero después de haberla terminado, no he podido evitar reforzar esta sensación y es que, por muy exitosa que fuera en 2018, hay un problema de base muy evidente.
El problema de Darling in the Franxx
En Darling in the Franxx encontramos un mundo distópico y futurista en el que la humanidad es obligada a vivir en ciudades móviles bajo tierra debido a la amenaza de los klaxosaurios, unas criaturas gigantes con aspecto de robot. Como defensa de la humanidad, varias parejas de adolescentes son enviados a pilotar los Franxx, robots capaces de hacer frente a la amenaza y, para ello, los pilotos deben ser capaces de conectarse entre sí. Y aquí viene el problema.
Darling in the Franxx toma los aspectos más destacados de la obra de Hideaki Anno, (como son las pasiones humanas, los robots, el ambiente apocalíptico), y los mezcla sin darles un sentido profundo, por lo que muchas de sus escenas se convierten en momentos incómodos y poco justificados que desentonan ante el espectador. Es decir, en Evangelion encontrábamos escenas sexuales, pero estas siempre tenían un sentido en relación a la psique de los personajes y se empleaban para mostrar la parte más oscura del ser humano. En Darling in the Franxx, la representación es casi gratuita a la par que incómoda, ya que no se deja de sexualizar a un grupo de adolescentes sin un propósito concreto.
Lo mismo ocurre con la mitología que envuelve el mundo. Evangelion utilizaba recursos bíblicos como una herramienta conductora del alma humana, mientras que aquí no acabamos de encontrar una explicación detallada de porqué las cosas tienen que ser así, porqué los robots tienen que ser tripulados por parejas o porqué la compatibilidad es clave. Por ejemplo, en Evangelion tenía sentido si tenemos en cuenta que dentro de los EVA se encontraban las almas de las madres de los pilotos, pero aquí lo único que sabemos es que la capacidad reproductiva es clave.
Siguiendo con algunos de los problemas, Darling in the Franxx no solo toma referencia del mundo de Evangelion, sino que somete a sus personajes a ciertas escenas similares, pero con menos trasfondo detrás. Es el caso de Zero Two, que en muchas ocasiones recuerda a Asuka Langley y se pierde en, precisamente, ser una copia. Y eso no quiere decir que el anime no ponga elementos de su propia cosecha, pero estos quedan minimizados ante las similitudes entre ambas obras.
En principio, ser un anime muy similar no tendría que ser un problema si no fuera porque se equivoca al querer emular algunos de los conceptos de Evangelion. Si se hubiera basado en la misma premisa, pero se hubiera diferenciado durante su desarrollo, otro gallo cantaría. Sin embargo, después de haber visto la primera temporada he encontrado una obra algo carente de personalidad, con una estética muy llamativa, eso sí, pero que no deja de ser una emulación.
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