Tal vez sea la banda sonora, o la calidad de la animación, o ese inconfundible aroma a ciencia ficción ochentera que tanto me engancha. Pero lo cierto es que Lazarus, con tan solo un episodio emitido, ya me parece el anime más prometedor de 2025. Y eso no es decir poco, teniendo en cuenta que el calendario de estrenos del próximo año está lleno de auténticas joyas. La nueva obra del legendario Shinichirō Watanabe, producida por el siempre sorprendente estudio MAPPA, es una combinación de talento y visión artística que resulta difícil de ignorar. Desde que se anunció el proyecto, muchos teníamos el presentimiento de que estábamos ante algo grande. Ahora, con un primer episodio cargado de personalidad y potencia audiovisual, ese presentimiento se convierte en una convicción: Lazarus no solo apunta alto, apunta directo al corazón de los fans del anime de calidad.
Lazarus es una mezcla perfecta entre autor, tema, estudio y música
Lazarus ha generado expectativas tan elevadas como justificadas. Para empezar, porque detrás del proyecto está Shinichirō Watanabe, el director que redefinió lo que podía ser una serie de anime con Cowboy Bebop y Samurai Champloo. Su estilo es inconfundible: narrativas existencialistas, diálogos inteligentes, personajes carismáticos y, sobre todo, una sensibilidad musical absolutamente única. En Lazarus, vuelve a desplegar todo su repertorio en una historia ambientada en un futuro distópico, donde la humanidad, tras alcanzar una cura para todas las enfermedades y el dolor, se enfrenta a un destino oscuro, amenazante e inminente.
El estudio MAPPA se suma al proyecto como el músculo visual detrás de esta apuesta. Si algo ha demostrado MAPPA en los últimos años, con trabajos tan sobresalientes como Jujutsu Kaisen, Hell's Paradise, Chainsaw Man o las últimas temporadas de Attack on Titan), es que no teme los desafíos técnicos ni artísticos. Su estilo es agresivo, ambicioso y altamente detallado, lo que los convierte en la elección perfecta para dar vida a la visión de Watanabe. Y si la animación es el cuerpo y la dirección el alma, la música es, sin duda, el pulso de Lazarus.
Lazarus no solo apunta alto, apunta directo al corazón de los fans del anime de calidad
Aquí entra en escena Flying Lotus, productor y músico experimental que ya había trabajado con Watanabe en Carole & Tuesday. Su participación como compositor principal de la banda sonora es otro de los grandes atractivos de la serie. El primer episodio ya deja claro que la música de Lazarus no es un simple acompañamiento: es parte fundamental del universo narrativo. A Flying Lotus se suman otros grandes nombres como Kamasi Washington, reconocido saxofonista de jazz contemporáneo, y Thundercat, bajista y colaborador habitual de artistas como Kendrick Lamar. El resultado es una banda sonora que suena tanto a futuro como a nostalgia, una mezcla hipnótica de jazz, electrónica, soul y sintetizadores que te atrapa desde el primer minuto.

Una estética que mira al pasado para conquistar el futuro
Visualmente, Lazarus es un espectáculo. No se trata solo de una animación fluida y detallada, que también la hay, sino de una estética profundamente cuidada, que toma prestado del imaginario del cyberpunk clásico y lo reinterpreta con un estilo moderno y vibrante. Hay una influencia clara del Blade Runner de Ridley Scott, del Akira de Otomo, e incluso del Ghost in the Shell de Mamoru Oshii. Pero lejos de quedarse en el homenaje, Lazarus construye su propio lenguaje visual: altos edificios que cortan el cielo, drones, y personajes que parecen salidos de una sesión de diseño de moda de finales de los años 80.
Ciencia ficción con corazón y preguntas incómodas
Pero Lazarus no es solo forma. También hay fondo, y del bueno. La premisa gira en torno a un futuro cercano en el que un brillante científico desarrolla una cura definitiva para todas las enfermedades humanas. Aparentemente, el mundo ha alcanzado su apoteosis médica. Pero claro, como suele ocurrir en estas historias, algo sale mal. Muy mal. El primer episodio deja claro que lo que parecía una utopía se convierte en una pesadilla global, y un grupo de élite (el escuadrón Lazarus) deberá enfrentarse al creador de esta amenaza y tratar de salvar a la humanidad. Es saltar de la aparente utopía de Un Mundo Feliz de Aldous Huxley a las distopías de William Gibson o China Miéville. En realidad dicho mucho de nuestra sociedad y del desengaño capitalista actual que heredamos de esa supuesta bonanza económica y social que como una pompa de jabón no dejó de crecer durante la segunda mitad del siglo XX. Y ya sabemos cual es el destino de las pompas de jabón.
Watanabe, fiel a su estilo, no da respuestas fáciles, pero lanza preguntas que nos acompañan más allá del final del capítulo
Este planteamiento no solo permite desplegar escenas de acción espectaculares y momentos de ciencia ficción trepidantes que recuerdan a lo mejor del género, también invita a reflexionar sobre los límites de la ciencia, la ética del progreso y el precio de jugar a ser dios. ¿Qué implica curar todas las enfermedades? ¿Qué sucede con la evolución cuando ya no hay sufrimiento físico? ¿Quién decide qué es un bien para la humanidad? Vamos, ciencia ficción de la buena. Watanabe, fiel a su estilo, no da respuestas fáciles, pero lanza preguntas que nos acompañan más allá del final del capítulo.

2025 tendrá grandes animes, pero creo que Lazarus juega en otra liga
Por supuesto, 2025 será un gran año para el anime. Títulos esperados como la nueva temporada de Dandadan o la interesante To be Hero X, mantienen el nivel altísimo. Pero lo que diferencia a Lazarus del resto es esa combinación única de identidad de autor, ambición estética, excelencia técnica y sensibilidad musical. Claro, a estas alturas, hablar de "obra maestra" quizá parezca exagerado. Pero si alguien puede ganarse ese calificativo en 2025, ese es Shinichirō Watanabe. Lo ha demostrado en cada una de sus obras, ya sean las más populares, como la imprescindible Cowboy Bebop; las más experimentales, como mi querida Space Dandy; o más recientes como la singular Carole & Tuesday. Su capacidad para mezclar géneros, estilos y culturas sigue siendo un referente creativo dentro de la animación japonesa. Y Lazarus, con su ambición y su amor por el detalle, se perfila como una nueva cima en su carrera.
Si todavía no le has echado un ojo al primer episodio de Lazarus, no tardes mucho. Porque cuando lleguen los rankings de final de año y se hable del mejor anime de 2025, este nombre va a estar muy, muy arriba. Y con razón. Puedes ver ya el primer episodio de Lazarus en Max: A veces, solo hace falta un capítulo para saber que algo va a ser grande.
En 3DJuegos | Claro que te están vigilando, y Appleseed ya te explicaba por qué en 1985
Ver 2 comentarios
2 comentarios
Makurth
Con solo saber que Shinichirō Watanabe está detrás de esto, la calidad está asegurada
Crubster
El episodio es literalmente 25% dialogo 75% parkour y corridas pero literalmente es lo que le basto para transmitir lugar,contexto y objetivos. Una maravilla que no es para menos dado las entidades y personas detras de esto.