Hay una explicación por la que los juegos 'malos' a veces nos gustan más que los que son buenísimos

Hay una explicación por la que los juegos 'malos' a veces nos gustan más que los que son buenísimos

Admitámoslo, hemos disfrutado más de una y de dos veces de obras consideradas del montón y aunque no lo creas, hay una explicación detrás de ello

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Cyberpunk 2077

Que levante la mano el que como yo lo goza como un gorrino con Deadly Premonition. Sí, ese bodrio de 2010 que la crítica destrozó y que tiene más bugs que líneas de código. Sí, aunque no lo creas, es uno de mis juegos favoritos de todos los tiempos. Pensando el otro día, con este calorcito veraniego que nos fríe el seso en el norte, algún tema sobre el que escribir, no sé por qué, terminé pensando en el juego de SWERY . Eso me hizo preguntarme: ¿por qué narices disfruto más con esta obra "fallida" que con muchos triple A supuestamente perfectos? ¿Soy yo el que está mal hecho o hay algo más? Pues agárrate, porque vamos a meternos de lleno en la ciencia detrás de por qué a veces nos molan más los juegos "malos". Y te adelanto que la respuesta tiene más que ver con tu sesera que con los polígonos mal renderizados de Deadly Premonition.

El fenómeno de disfrutar juegos "mediocres"

Antes de nada, sé que no estoy solo en esto de saborear juegos supuestamente "malos". Ahí tienes Mass Effect Andromeda, un juego que salió con bugs tan locos que se convirtió en un meme andante, pero que tiene una base de fans tan leal que, oye, han terminado convirtiéndolo en una de las entregas más queridas de la franquicia. O qué me dices de Earth Defense Force, una saga que parece diseñada por un niño de cinco años con un presupuesto de dos duros, pero que engancha… madre mía cómo engancha.

Y es que aquí es donde entra el factor subjetividad, ese que hace que tu juego favorito sea una basura para otro y viceversa. Porque, siendo sinceros, ¿quién narices decide qué es un buen juego? ¿Los críticos? ¿Los streamers? ¿El tipo random de los comentarios de YouTube que se queja de todo?

EARTH DEFENSE FORCE 5 EARTH DEFENSE FORCE 5.

La realidad es que la experiencia de jugar es tan personal como el sabor de tu helado favorito. Lo que para ti es una obra maestra, para otro puede ser un truño infumable. Y ahí está la gracia: en esa diversidad de opiniones y experiencias que hace que el mundo de los videojuegos sea tan rico y variado como un buffet de hotel todo incluido. Pero, ¿por qué ocurre esto? ¿Por qué nos enganchamos a juegos que, sobre el papel, son una castaña? Pues agárrate, que ahora viene lo bueno.

La ecuación de la felicidad

Mira, en 2014 un grupo de científicos de la University College de Londres se propuso descubrir qué nos hace felices. Y no, la respuesta no era "sacarse todos los logros de Elden Ring". Lo que descubrieron fue algo que bautizaron la "ecuación de la felicidad". Voy a intentar hacerlo sencillo, ¿de acuerdo? El asunto funciona de esta manera: imagina que estás jugando a un juego de esos de gacha. Ya sabes, en los que te gastas la paga en cofres virtuales esperando que te toque el personaje tocho. Pues bien, según este estudio, tu felicidad no depende de cuántos personajes raros consigas en total, sino de si consigues más de los que esperabas.

En otras palabras, si esperas que lo que te salga va a ser una basura y te toca un personaje medio decente, te vas a sentir como si te hubiera tocado la lotería. Pero si vas esperando que te salga el megapersonaje legendario y solo te toca uno bueno, vas a acabar más decepcionado que yo cuando cancelaron Silent Hills. Y aquí viene lo bueno: esto no solo se aplica a los juegos gacha, sino a prácticamente todo en la vida. Incluidos, por supuesto, los videojuegos que jugamos. ¿Empiezas a ver por dónde van los tiros? Ahora bien, ¿cómo demonios se traduce esta ecuación matemática al mundo de los videojuegos? Fácil. Sigue leyendo.

Deadly Premonition: The Director's Cut Deadly Premonition: The Director's Cut.

Piensa en el último juego mega hypeado que te compraste. Ese del que todo el mundo hablaba, con tráilers que parecían películas de Hollywood y promesas de revolucionar el género. ¿Te acuerdas de la decepción cuando resultó ser... simplemente bueno? No malo, ojo, pero tampoco la segunda venida de Miyamoto que nos habían vendido. Pues eso es la ecuación de la felicidad en acción. Ni más ni menos. Por otro lado, recuerdas ese juego random que compraste en una oferta de Steam sin esperar nada. Ese que empezaste a jugar una noche aburrida y, de repente, te encontraste atrapado hasta las tantas de la madrugada. ¿La razón? Las expectativas estaban por los suelos, así que cualquier cosa medianamente decente te pareció increíble.

Cada bug era una sorpresa divertida, cada diálogo mal traducido una joya

Tomemos como ejemplo mi querido Deadly Premonition. Mis expectativas, cuando me lo dejaron, estaban al nivel del suelo. Pero cuando empecé a jugar y me encontré con esa mezcla extraña de Twin Peaks, mecánicas de supervivencia y surrealismo japonés, fue como si me hubiera tocado el Gordo de Navidad. Cada bug era una sorpresa divertida, cada diálogo mal traducido una joya.

Claro, imaginad que me hubieran vendido Deadly Premonition como el nuevo Silent Hill. Probablemente, lo hubiese odiado con toda mi alma. Pero como nadie esperaba nada de él, se convirtió en un juego de culto. Y es que, en el mundo de los videojuegos, como en la vida, la felicidad no está en lo que tienes, sino en lo que esperas tener. Una lección que más de una compañía debería aprender antes de prometer el oro y el moro cada vez que anuncian un juego.

Por qué las bajas expectativas pueden llevarnos a experiencias más positivas

Vale, ya sé lo que estás pensando: "Alfonso, ¿me estás diciendo que para disfrutar más de los juegos tengo que esperar que sean una mierda?". Pues... sí y no. Vamos a desgranar esto un poco. La cosa es que nuestro cerebro funciona por comparaciones. Si esperas poco y recibes algo decente, tu sesera hace la fiesta del siglo. ¿Te acuerdas de cuando tus padres te decían que había pescado para cenar y luego resulta que eran espaguetis? Boom, día perfecto.

No Man's Sky Tras el fiasco de estreno de No Man's Sky, toda mejora fue vista como un milagro.

Pensemos en juegazos como Undertale o Stardew Valley. Nadie los vio venir. Salieron de la nada, sin marketing millonario ni tráilers espectaculares. Y de repente, bum, todo el mundo estaba obsesionado con ellos. ¿Por qué? Porque nos pillaron con la guardia baja. Nadie esperaba que un juego con gráficos de SNES o un simulador de granjas fueran a ser la hostia, y precisamente por eso nos volaron la cabeza.

Otro ejemplo: No Man's Sky. Cuando salió, fue un desastre de proporciones bíblicas. Las expectativas estaban por las nubes y el juego las destrozó tanto que casi se lleva por delante a sus desarrolladores. Pero mirad lo que ha pasado con los años. Hello Games ha ido mejorando el juego poco a poco, y ahora mucha gente lo considera una joya. ¿Por qué? Porque las expectativas estaban tan bajas después del fiasco inicial que cualquier mejora parecía un milagro.

¿Qué podemos aprender de esto? Pues que, a veces, esperar menos te lleva a disfrutar más. De todos modos, esto no quiere decir que debamos ser unos cínicos amargados. Es más, yo diría que la clave está en el equilibrio, pero de eso hablaremos más adelante.

El peligro del hype excesivo y cómo manejarlo

Ahora bien, ya es hora de hablar del elefante en la habitación: el hype. Ese monstruo de mil cabezas que la industria del videojuego ha convertido en su mejor amigo y, a la vez, en su peor enemigo.

El hype es como esa primera copa en una noche de fiesta

El hype es como esa primera copa en una noche de fiesta. Te hace sentir de maravilla, todo parece brillante y lleno de posibilidades. Pero si te pasas, acabas con una resaca de tres días y arrepintiéndote de todas tus decisiones vitales (al menos ese es mi caso con 40 años. Uno ya no recupera como antes. Es hora de admitirlo).

Si hablamos de hype y fiasco, ¿qué juego te viene a la cabeza? Exacto, Cyberpunk 2077. CD Projekt RED nos vendió el sueño húmedo de todo fan del cyberpunk. Nos prometieron una ciudad viva, decisiones que importaban, Keanu Reeves siendo, bueno, Keanu Reeves. ¿El resultado? Un buen juego escondido bajo un lanzamiento tan desastroso en su versión de consola que hizo que el bug de los gráficos faciales de Mass Effect: Andromeda pareciera un problemilla menor.

Cyberpunk 2077. Si hablamos de hype y fiasco, debemos hacerlo de, Cyberpunk 2077.

O qué me dices de Anthem. EA y BioWare nos prometieron el hijo bastardo de Iron Man y Destiny, y nos dieron... bueno, lo que sea que fue Anthem. El hype era tan grande que cuando el juego resultó ser mediocre, la decepción fue apocalíptica. Pero ojo, que el hype no es inherentemente malo. El problema es cuando se va de madre. Así que, ¿cómo podemos gestionarlo? Pues con una buena dosis de realismo y escepticismo del sano. De modo que cuando veas un tráiler que promete revolucionar el mundo de los videojuegos, respira hondo y piensa: "Vale, pero de todo lo que han enseñado, ¿qué van a poder cumplir realmente?". Como decía más arriba, no es cuestión de volverse un cínico amargado que odia todo lo nuevo. Se trata de mantener las expectativas a raya. Disfruta del hype, sí, pero no dejes que se apodere de tu cerebro. Y si todo falla, siempre puedes hacer lo que yo: asumir que todo va a ser una mierda y luego alegrarte cuando resulta ser medianamente decente. Funciona de maravilla, te lo aseguro.

El papel de la industria y los medios

Vale, hasta ahora hemos estado señalando con el dedo acusador a nuestro propio cerebro, pero seamos justos: la industria y los medios también tenemos nuestra parte de culpa en este circo de expectativas infladas.

Disfruta del hype, sí, pero no dejes que se apodere de tu cerebro

Por un lado, tenemos a las compañías de videojuegos, esos maestros del arte de inflarlo todo de emoción y globos de colores. Y no les culpo, oye, que tienen que vender. Pero cuando el marketing se pasa tres pueblos, el batacazo es de órdago. Luego están los medios especializados, y sí, me incluyo en el saco. A veces parece que vivimos en un mundo donde todo es 10/10 o una basura inservible. ¿Dónde quedó el término medio? Bien escondido, por lo que parece. Y no nos olvidemos de los influencers y streamers, esos nuevos oráculos del mundo del videojuego. Cuando xXGamer420Xx dice que un juego va a ser la hostia, medio internet se lo cree a pies juntillas.

Deadly Premonition: The Director's Cut Deadly Premonition: The Director's Cut.

El resultado es un cóctel explosivo de expectativas desmesuradas que hace que hasta el mejor juego pueda saber a poco. Es como si nos hubieran prometido un festín digno de Valhalla y nos sirvieran un menú del día. Puede estar bueno, pero no es lo que esperábamos. La solución no es fácil, pero empezaría por un poco más de honestidad por parte de todos. Y sí, eso incluye a la prensa. Que a veces parece que nos da miedo decir que algo es simplemente... bueno.

Encontrando el equilibrio entre emoción y expectativas realistas

Estamos llegando al final, pero no quiero que te quedes con la copla de que hay que volverse un tipo huraño y odiador del hype. Ni de coña. El hype, bien llevado, mola. En serio, a mí me entusiasma y muchas veces me dejo llevar por él, porque, oye, nadie es perfecto, ya sabes. Es parte de la experiencia, como los nervios antes de una cita o la emoción de abrir un regalo. La clave está en el equilibrio. Disfruta de la emoción previa al lanzamiento de ese juego que llevas esperando desde que eras un crío, pero mantén los pies en la tierra. Sé como ese tío que va al cine esperando pasar un buen rato, no el que espera que cada peli sea el nuevo "El Padrino".

Y si te pasas de hype y el juego te decepciona, pues mira, no pasa nada. Respira hondo, dale una segunda oportunidad sin el peso de las expectativas. A lo mejor descubres que, sin la presión de ser la hostia, el juego es bastante disfrutable. Al final, se trata de eso, de disfrutar. Y a veces, para disfrutar más, hay que esperar menos.

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