Los modelos de suscripción te castigan más cuanto más fan eres de su servicio

Los modelos de suscripción te castigan más cuanto más fan eres de su servicio

El fenómeno de la decadencia de los servicios y el goteo constante de cuotas mensuales hace difícil la sostenibilidad de una estrategia ideada para ser cada vez peor

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Tengo una suscripción a Audible.com. Sí, punto com, no punto es. En esta te dan un crédito al mes para comprar libros en vez de la clásica tarifa de escuchar todo lo que quieras (aunque se incluyen algunos audiolibros). La cuestión es que nunca he pagado el mes real, que son como unos 15 dólares. La plataforma lleva haciendo ofertas desde hace bastante tiempo. Mi estrategia es la de siempre: consigo 3 meses tirados de precio. Me desuscribo. Amazon me dice que no me vaya, que me pone otros tres meses a mitad de precio. Acepto y me desuscribo. A los 6 meses me vuelve a hacer una oferta de 3 meses casi regalados para que vuelva.

Ese precio tan llamativo, poco a poco, deja de serlo. Muchas veces en el momento en que más enganchados estamos.

Nada de esto sucedería si pagara religiosamente mis 15 dólares al mes. No recibiría un correo de Audible diciendo “Te echamos de menos”. Es algo que todo el mundo conoce. Te ha podido pasar con las plataformas de vídeo como Netflix o Disney+, o incluso desde hace bastante tiempo con las compañías de telefonía móvil o Internet. La sensación de que, cuanto más estés dentro del ecosistema de una compañía, menos te beneficias del mismo.

Está claro que me aprovecho de Amazon. Ellos lo saben y yo lo sé. Y también sabemos los dos que un día se acabará la fiesta. La pregunta que te hacen como consumidor es: ¿cuán enganchado estarás cuando suba los precios y deje de hacer ofertas? Las compañías llevan haciendo esto ya muchos años. Es famoso el caso de cómo la propia Amazon destronó a la web online de venta de pañales con precios imbatibles para, una vez tener todo el mercado, volver a los precios normales. Por eso me parece apropiado el término con el que se está conociendo (aunque es un poco más complejo que todo esto) a este tipo de estrategias: enshittification. En castellano se conoce como la decadencia de las plataformas, pero a mí me gusta traducirlo literalmente, como la "enmierdificación" del producto. Ese precio tan llamativo, poco a poco, deja de serlo. Muchas veces en el momento en que más enganchados estamos.

audible

La enmierdificación en el mundo del videojuego

En videojuegos llevamos teniendo estos sistemas desde mucho antes de lo que pensamos. Aún recuerdo la buena etapa de juegos de PS Plus, a finales de la época de PlayStation 3, cuando nació el servicio. Se regalaban auténticas joyas tanto del catálogo de la consola de sobremesa como de PS Vita. Y se hacía por una sencilla razón. Sony se encontraba en una transición a querer ofrecer un servicio al que, posteriormente, se le uniría cobrar por jugar online, algo que hasta entonces nunca había hecho la compañía. También había mucho que enmendar en una generación convulsa a la que le siguió un escándalo de hackeo de cuentas de usuario. Para mí, el servicio no fue tan llamativo al inicio de PS4 y, aunque luego se recuperó con algunos buenos juegos, se notaba que ya no era lo mismo. Con todo, Sony aprendió una valiosa lección. No solo este tipo de estrategias impulsan las ventas, sino que, además de acolchar las críticas por el cambio al online de pago, hicieron que muchos jugadores se sintieran más reacios a abandonar el servicio a riesgo de no poder acceder  a su catálogo de juegos de PS Plus.

ps plus

Microsoft comenzó también su andadura con Game Pass hace ya tiempo, a finales de la anterior generación. Son bien conocidas las ofertas a un euro, los meses acumulables del servicio, que hicieron que mucha gente llegara incluso a disfrutar de tres o más años por muy poco dinero. Pero, como toda estrategia, sabíamos que tarde o temprano, el "chollo" se iba a acabar y llegarían los precios reales. Esto es lo que ha ido ocurriendo paulatinamente hasta el último incremento de precios, que marca los 17,99 euros al mes en su versión Ultimate, la única en consola que permite acceder ahora a los juegos día uno.

Los consumidores más entusiastas del servicio son, aparentemente por ser los más fans, los que más pagan.

Me resultan curiosas las declaraciones de Daniel Ahmad, Director de Investigación e Información de Niko Partners, en las que comenta que "Game Pass no está experimentando un fuerte crecimiento más allá de la actual base de instalaciones de la consola Xbox. Por lo tanto, el objetivo para los jugadores de consola actuales es incentivar la actualización al nivel Ultimate, de mayor precio, con juegos día uno, juego en la nube, etc. Los jugadores de PC y móviles no han comprado Game Pass al ritmo que esperaba Microsoft, y es de este grupo de donde debe venir el crecimiento de usuarios, razón por la cual el nivel de PC de Game Pass seguirá teniendo juegos de día uno".

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Como veis, la historia se repite, y los consumidores más entusiastas del servicio son, aparentemente por ser los más fans, los que más pagan. Los jugadores de PC, que aún no están tan convencidos del servicio, y donde se preveía más movimiento de jugadores del conseguido, tendrán un servicio más barato y con juegos de día uno. En el caso de Microsoft con Game Pass, creo que hay más factores en juego. Obras como Hellblade II han tenido ventas directas muy escasas y sus nuevos grandes juegos por fin están en el horizonte. Además, el usuario de Call of Duty que compra el juego y todos los pases de batalla conseguiría toda una ganga al precio anterior.

Y aún hay otro factor. Cuando yo me suscribo a Audible o a Netflix, no me compro un móvil o una tele solo por este servicio. Pero cuando un usuario se compra una consola por un servicio de juegos, como han sucedido las dos últimas generaciones, la escalada de precios es más dolorosa porque se ha invertido en hardware. Al final de la generación, el usuario se encuentra con una máquina de la que posee cero juegos y, si no está contenta con cómo han terminado la cosa, le va a costar muy poco pasarse a otra consola o PC.

Hellblade 2 1

Pero no nos equivoquemos: si algún día el servicio funciona en PC, seguirá el mismo camino (y más allá) que el Game Pass en consola. Un camino que no es propio de una sola compañía ni tampoco del videojuego, sino que existe ya en prácticamente todos los servicios de suscripción que puedas imaginar. Y, ante ellos, el usuario solo puede decir una cosa: fue bonito mientras duró. Decidir cuándo es suficiente. Entiendo que siempre habrá alguien al que un servicio u otro le convenza, e incluso le compense. Pero hay que tener cuidado también con la acumulación de servicios para no caer en el llamado "subscription creep", el goteo constante y ascendente de cuotas mensuales acumuladas por la cantidad de servicios que, poco a poco y casi sin darnos cuenta, drenan nuestra cuota bancaria y compiten entre otros por nuestra atención, hasta el punto de que no los usamos tanto como pensamos. Y, cuanto más fan eres, menos necesita la compañía ponerte las cosas fáciles.

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