Quién me iba a decir a mí que, con más de 40 años bajo el sombrero, iba a volver a estar viendo Ranma ½ en 2024. Y es que este remake, que acaba de aterrizar y recrea casi al detalle la serie original, me ha vuelto a fascinar con sus peleas locas, maldiciones extravagantes y personajes bizarrillos. Porque Ranma ½ es una de esas series que dejó huella en quienes crecimos con ella en los 90, y aunque su trasfondo ha envejecido "regulinchi", al igual que le ha pasado a series como Chicho Terremoto o los primeros episodios de Dragon Ball, no puedo evitar encontrar en ella cierto encanto que parece no pasar de moda.
Que ciertos temas o algunos de sus chistes hayan envejecido mal, desde luego, dice algo bueno de nuestra sociedad. Hemos avanzado, y muchas cosas que en su momento eran comunes ahora chirrían. Pero a pesar de ello, hay algo en Ranma que sigue siendo especial. Mientras volvía a disfrutar de la serie y trataba de recordar si guardé mi viejo llavero de P-Chan en algún cajón o si se lo regalé a alguna novia hace años, de repente me vino a la cabeza uno de mis juegos preferidos de lucha de SNES: Ranma ½: Hard Battle.
El fenómeno de Ranma ½
Ranma ½, basado en el manga de Rumiko Takahashi, es una de esas series que, a pesar de lo extrañas que pueden parecer sus premisas, lograron captar a un público enorme en todo el mundo. Estrenada originalmente en 1989, contaba la historia de Ranma Saotome, un joven experto en artes marciales que, debido a una maldición adquirida en unas fuentes termales chinas, se transforma en chica cada vez que entra en contacto con agua fría. Pero claro, esa no era la única locura de la serie: su padre se convertía en un panda, su rival Ryoga se transformaba en un cerdo, y por ahí pululaban toda clase de locos personajes con maldiciones y técnicas marciales aún más locas.
El éxito de la serie no tardó en extenderse fuera de Japón y convertirse en un fenómeno global, especialmente en los 90, cuando fue uno de los títulos de anime más populares en Occidente. Debido a su fama, era inevitable que empezaran a aparecer videojuegos que intentaran aprovechar el tirón de la licencia.
Nostalgia peleona y una joya para los fans de la lucha y del anime
Allá por 1993, cuando llegó a España este videojuego Ranma ½: Hard Battle, el fenómeno Ranma estaba en plena efervescencia y el juego resultaba tremendamente popular entre los chavales del barrio, aunque lo conocíamos solo como "Ranma 2" (porque ya había otro título anterior para Super Nintendo). Digo que el juego era tremendamente popular porque en el único videoclub del barrio en el que estaba, casi siempre andaba alquilado. Mi amigo Antoñín llegó a hacerse con una copia de importación, y dado que en un momento dado decidió que ya era muy mayaor para videojuegos, me lo dejó sin fecha de devolución. Y me lo gocé mucho.
Ranma ½: Hard Battle tenía un encanto especial que lo hacía destacar entre otros títulos de la época
Aquel cartucho de SNES fue una verdadera revelación para mí. Ranma ½: Hard Battle no solo era un juego de lucha más, en plena era de Mortal Kombats y Street Fighters, sino que tenía un encanto especial que lo hacía destacar entre otros títulos de la época. Estaba completamente fascinado por los gráficos muy detallados y animados con mucho gusto, que en su momento me parecían increíbles, y por lo locas que resultaban las técnicas de combate de los personajes. Cada luchador tenía su propio estilo y poderes únicos, lo que le daba al juego una sensación de frescura y variedad que, sinceramente, me costaba encontrar en otros títulos de lucha.
Entre mis luchadores preferidos estaban Mousse, con sus técnicas basadas en armas ocultas, y Ryoga, en mi corazón el Ken Masters de este título. La mezcla de estos personajes en el juego me resultaba irresistible, y junto a ellos, descubrí una nueva manera de disfrutar de uno de mis anime favoritos. No solo me encantaban en la serie, sino que también se convirtieron en mis favoritos para echar unas peleas en la consola. Mousse y Ryoga no solo terminaron siendo de mis luchadores preferidos en el juego, también pasaron a ser de mis personajes preferidos en la serie. Y el mérito era del juego, sin duda, que a pesar de las limitaciones técnicas de la época, Ranma ½: Hard Battle logró capturar a la perfección el espíritu de la serie.
Nostalgia y futuro: ¿Volveremos a ver un juego de Ranma?
¿Qué tiene Ranma ½ que tantos años después sigue haciéndome tan feliz? Quizá es la mezcla de nostalgia, diversión y ese toque de locura que la serie y el juego lograron capturar tan bien. A día de hoy, Ahora que los juegos inspirados en anime están lanzando títulos tan logrados como Dragon Ball Sparking! ZERO, ojalá alguien quiera darle una nueva oportunidad a la licencia de Ranma en este terreno. Por cierto,el llavero de P-chan no ha parecido, sí, le devolví el juego a Antoñín, y pudes volver a disfrutar de Ranma en Netflix.
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