En la década de los 70, los ingenieros y los devotos de la informática estaban asentando las bases de la tecnología que hoy exprimimos a diario. Un ejemplo de ello podría ser la creación del primer virus, una pequeña broma que dio origen a los malware que aprovechan los hackers para robar información. De hecho, las investigaciones informáticas dieron pie a la creación de la computación cuántica en 1981, pero la historia de hoy no se centra en dicha condición, sino en una curiosidad que tuvo lugar en 1977 y llevó al FBI a alertarse por los deberes de un estudiante.
En la actualidad, los estudiantes utilizan las bondades de la tecnología para, por ejemplo, crear una versión ejecutable de Linux en un PDF. Sin embargo, otros llevan su potencial al extremo y consiguen fabricar un reactor de fusión con una pequeña inversión de 2.000 euros, una hazaña que demuestra las capacidades de las mentes más inquietas. Aún así, como señala Mein-MMO, ninguna de estas historias se asemeja con la de John Aristotle Phillips, un estudiante de Princeton que activó todas las alarmas cuando diseñó una bomba atómica como proyecto académico. ¿El motivo? El diseño fue considerado como funcional por un experto en armas nucleares.
¿Por qué intervino el FBI?
Como indica la noticia original, Phillips decidió crear el proyecto "Cómo construir tu propia bomba atómica" como parte de su carrera estudiantil en Princeton. Sorprendentemente, no utilizó documentos clasificados del gobierno de EE.UU., sino que se apoyó en información pública disponible en bibliotecas. De hecho, incluso llegó a contactar con DuPont, una empresa especializada en materiales explosivos. Como consecuencia directa, a pesar de carecer elementos como el uranio o el plutonio, su plan podría haber creado una bomba con un tercio de la fuerza de Hiroshima, pero Phillips se limitó a construir un modelo no funcional de la bomba en su dormitorio.
A raíz de su trabajo, el profesorado decidió otorgarle la nota máxima. No obstante, el revuelo generado en torno al mismo llamó la atención tanto de los medios como de las agencias de seguridad. Así, el FBI y la CIA confiscaron los documentos y, a su vez, también le requisaron a Phillips el modelo, razón por la que todo lo relacionado con el proyecto pasó a estar clasificado. En lo que respecta al estudiante, terminó su carrera en Princeton, se convirtió en un activista anti-nuclear y terminó escribiendo un libro sobre su experiencia, relatando en él cómo había cambiado su visión para tomar dicha postura.
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misaelcarmonaladouceur
Sería una dolorosa sorpresa con el poder de la IA aún sin regular que algún chico fabricará una bomba atómica de verdad y detonará al accidentalmente por un proyecto de ciencia.
Y él termine vivo y lo acusan injustamente de terrorista.