Estados Unidos cae en su propia trampa, ya que sus sanciones a China terminan afectando a sus propias compañías

Uno de los propósitos de Donald Trump cuando regresó a la Casa Blanca es marcar aún más diferencias con China, ya que el nuevo presidente de Estados Unidos quiere distanciarse de todo aquello relacionado con los asiáticos. Por ello, la imposición de nuevos aranceles se convirtió en una de las primeras opciones sobre la mesa. Sin embargo, después de provocar que muchas tarjetas gráficas rompieran la barrera de los 3.000 euros, ahora han sido las pequeñas empresas las que han elevado el grito al cielo.

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Como señala The Verge, aunque los aranceles buscan beneficiar a la producción estadounidense, las empresas que no han optado por esta vía ya están sufriendo el aumento en los costes de materiales. Por ello, los negocios se han visto obligados a subir precios para compensar los costes adicionales y esto, a la postre, podría llegar a reducir sus ventas. De hecho, la noticia original cita a Walnut Studiolo como ejemplo, ya que esta empresa familiar fabrica productos de cuero hechos a mano que dependen de materiales como cuero, hilo, imanes y tornillos especiales que están aumentando sus costes.

Impacto en la cadena de suministro

Al vivir en un entorno con una producción global e interconectada, los aranceles afectan incluso a empresas que fabrican dentro de Estados Unidos. Como consecuencia directa, los proveedores han aumentado sus precios y, a su vez, han advertido que estos seguirán subiendo debido a los aranceles. Así, los pequeños negocios deben decidir si comprar materiales antes de que suban aún más de precio, pero podrían correr el riesgo de no vender todo su stock. Además, algunos productos esenciales solo se fabrican en China y, por ende, estas empresas pasan a depender de las importaciones.

Por ello, vendedores de plataformas como Etsy y varios fotos de dropshipping están preocupados y desorientados, ya que no saben el impacto que tendrán los aranceles en sus precios y negocios. De hecho, ni siquiera los propios comercios pueden ofrecer soluciones a sus vendedores sobre cómo manejar los cambios de costos. Por ello, aunque la administración de Donald Trump promueve los productos hechos en Estados Unidos, los pequeños fabricantes no ven un impacto positivo en sus ventas debido a la subida de costes.

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