Quiso hacerse rico con ChatGPT, invirtió 90 euros en su idea y lo tiró todo por la borda antes de ganar 23.000 euros

La actualidad de la inteligencia artificial está marcada por la ambición desmedida de las grandes compañías del sector. Un ejemplo de ello sería la última petición de OpenAI y Google, dado que han solicitado a Estados Unidos que abra la mano con el uso de material protegido por derechos de autor para entrenar a la IA. Sin embargo, aunque algunos crean que la inteligencia artificial facilita el camino hacia el éxito, existen historias que demuestran lo contrario. Y, si no, que se lo digan al hombre que intentó hacerse rico siguiendo los consejos de ChatGPT.

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Como señala JeuxVideo, Jackson Greathouse Fall decidió utilizar el modelo de IA de OpenAI con el objetivo específico de hacerse rico siguiendo sus consejos. Para ello, comenzó con una inversión de 90 euros, un presupuesto limitado con el que quería dar forma a su proyecto. Así, ChatGPT le invitó a crear un sitio web de ventas en línea centrado en productos ecológicos, dado que se trata de un tema en auge. Motivado por la IA, Jackson compró el dominio GreenGadgetGuru.com y utilizó Dall-E, otra IA de OpenAI, para crear el logo del sitio. Y, por desgracia, aquí empezaron la cuesta abajo del proyecto.

No estuvo a la altura del interés en el proyecto

La mitad del presupuesto de Fall se fue en la compra del dominio y el alojamiento del sitio web. Tras esto, gastó 35 euros en publicidad de Facebook e Instagram para atraer clientes y, a pesar de que el sitio atrajo muchos visitantes debido a la publicidad, no generó ingresos por ventas reales. De hecho, a pesar de no vender productos, algunos inversionistas se interesaron en el proyecto y decidieron financiarlo con varios cientos de euros, pero nunca llegó a buen puerto.

Como indica la publicación original, GreenGadgetGuru.com alcanzó una valoración de 23.000 euros, pero ni generaba ingresos con ventas reales ni consiguió hacerse rico gracias a ChatGPT. Así, el proyecto fracasó al no conseguir su cometido principal y, por desgracia, demostró que la inteligencia artificial tiene sus limitaciones y no puede sostener por sí misma un emprendimiento. Aún así, su historia sirvió como lección, dado que una pequeña inversión de 90 euros se convirtió en un proyecto valorado en 23.000 euros.

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