Este caso sienta un precedente para el uso de la inteligencia artificial en las aulas
A mediados de octubre conocimos que un instituto decidió demandar a un alumno por haber utilizado ChatGPT para terminar un trabajo. Ante dicha postura, los padres decidieron tomar represalias contra el centro escolar, ya que consideran que la sanción no solo fue injusta, sino también perjudicial para el futuro de su hijo. Y, apenas unas semanas después, hemos conocido un caso similar relacionado con Grammarly, una herramienta de IA similar a ChatGPT que metió en problemas a dos alumnos que la utilizaron de forma errónea.
Como señala Ars Technica, dos estudiantes copiaron texto generado por IA, pero no revisaron la información y enviaron un trabajo marcado por citas ficticias de libros inexistentes, datos erróneos y un sinfín de errores similares. Aunque el manual de estudiantes no menciona específicamente a la IA, prohíbe el uso autorizado de tecnología y, por ello, los docentes decidieron suspender a los alumnos y uno de ellos quedó fuera de un programa que te posiciona mejor de cara a entrar a la Universidad. Y, tras la reclamación de los padres, un tribunal dictaminó que el castigo no fue severo, sino justo.
Un expediente marcado de por vida
Los padres, afectados por la situación, alegaron que el castigo se basa en una regla inexistente, ya que el uso de IA no estaba explícitamente prohibido en el manual. Por ello, argumentaron que la sanción fue excesiva, pero un tribunal decidió rechazar la solicitud de los padres y provocó dos situaciones: por un lado, la nota no se modificaría; por otro, su expediente seguiría teniendo el incidente reflejado en él. Así, justificaron que el uso de texto generado por IA viola la integridad académica y, por tanto, los estudiantes tendrían que haber citado a la inteligencia artificial, no utilizar su contenido para hacerlo pasar por lícito.
Según la escuela, los alumnos habían sido instruidos con cómo utilizar herramientas de IA de manera ética, pero apuntaron que el trabajo presentado no cumplió con estos estándares. De esta forma, el tribunal desestimó las acusaciones de los padres sobre intimidación y acoso, señalando la falta de pruebas suficientes como para aceptar su reclamación. Y, por desgracia para ambos alumnos, quedarán con una mancha en su expediente, ya que utilizaron la IA de la peor forma posible: sin supervisar la información del contenido generado.
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