La IA puede manipular, acabar con relaciones y enviar a la cárcel. O, al menos, eso dice un estudio sobre sus 700 fallos más peligrosos

No existe una sola vertiente tecnológica que se encuentre a la altura de la inteligencia artificial en lo que a términos de popularidad se refiere. Solo en los últimos días, hemos conocido que gigantes de la talla de Amazon y Samsung tienen en mente centrar parte de su hoja de ruta en esta opción, ya que los norteamericanos trabajan en una versión mejorada de Alexa y, a su vez, los asiáticos quieren alargar la vida de sus televisores hasta los 7 años gracias a la IA.

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Sin embargo, ¿sabías que la IA puede llegar a fallar de 700 maneras diferentes? Como indica el portal alemán Mein-MMO en una reciente publicación, investigadores del MIT han compilado una base de datos con este número de riesgos potenciales asociados a la IA. Así, la mayoría están relacionados con la seguridad y robustez de esta tecnología (76%), pero también hay espacio para la parcialidad y discriminación injustas (hasta un 63%) y las amenazas a la privacidad, un factor que acumula un 61%.

Falsificación, datos erróneos y problemas difíciles de revertir

Entre los ejemplos, mencionan algunos como la tecnología de Deepfake, una vertiente que facilita la creación de contenido falso y puede llevar a no distinguir la realidad de la falsificación. Además, la IA puede llegar a causar daños significativos si se basa en datos incorrectos, un aspecto que puede derivar en pérdidas de vivienda, separaciones, persecución penal e incluso encarcelamiento. Por desgracia, los errores de la IA suelen detectarse solo si hay autoridades o medios de comunicación involucrados, razón por la que es difícil revertir los daños.

A esto, también hay que sumar otros aspectos como la pérdida de autonomía humana por un uso excesivo de la IA, el aislamiento social de aquellos con relaciones más estrechas con la tecnología, las colisiones entre IA y humanos e, incluso, el peligro que supone una inteligencia artificial con metas independientes. Por ello, a medida que esta se vuelve más avanzada, también aumenta el riesgo de que adquiera sensibilidad y, por tanto, pueda ser maltratada si no se implementan las medidas adecuadas de protección y derechos. Sea como fuere, es indispensable que los responsables empiecen a establecer límites.

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Imagen principal de Carles Rabada (Unsplash)