Aunque su viabilidad comercial está en duda, su mera existencia es una noticia de lo más positiva
¿Sabías que es posible cargar tu smartphone gracias al calor residual que genera tu cuerpo? Aunque aún se trata de una herramienta sujeta a varios experimentos, los avances que han logrado los investigadores de la Universidad de Limerick en Irlanda han arrojado resultados de lo más positivos. Así, gracias al calor que genera el cuerpo humano para mantener su temperatura en 37 ºC, podríamos llegar a aprovechar gran parte de esa energía térmica para cargar nuestro móvil inteligente.
Como señala JeuxVideo, el equipo liderado por Muhammad Muddasar se encuentra desarrollando una tecnología que busca convertir el calor residual en electricidad. Gracias a sus ideas, este fenómeno sería capaz de transformar la diferencia de temperatura entre dos lados de un material en energía eléctrica aprovechable, ya que sacarían partido al movimiento de los electrones desde el lado caliente al frío. Y, con ello y otra serie de procesos, podrían llegar a cargar la batería de los smartphones.
Una alternativa ecológica gracias a la madera
Según señala la noticia original, los investigadores han encontrado una alternativa ecológica en la lignina, una biomolécula presente en la madera que es capaz de reemplazar materiales tóxicos como el plomo o el cadmio utilizados tradicionalmente en tecnologías termoeléctricas. Así, gracias a sumergir las membranas de lignina en una solución salina, podrían generar electricidad al crear un flujo de iones entre lados con diferentes temperaturas.
Las investigaciones señalan que el 66% del calor residual industrial se encuentra en el rango de temperatura (menos de 200 ºC) que esta tecnología puede aprovechar, ofreciendo una oportunidad significativa para soluciones energéticas sostenibles. No obstante, esta iniciativa aún enfrenta retos importantes como el almacenamiento eficiente de la energía generada. Y, a pesar de ser prometedora, la viabilidad comercial y el desarrollo a gran escala de esta tecnología aún requiere más investigación y pruebas, pero su mera existencia ya es un punto positivo por lo que supone esta investigación.
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