o1 y o1-mini pueden poner patas arribas varios sectores en los próximos meses
A comienzos de junio, OpenAI sorprendió al mundo con la presentación en sociedad de GPT-4o, su nuevo modelo de lenguaje capaz de emular a los humanos en múltiples facetas. Con él, la IA dio un salto de gigante y confirmó que es capaz de cantar, contar chistes y, en resumidas cuentas, llevar a cabo multitud de facetas propias de los humanos. Y, después de unos meses, la firma norteamericana reveló todos los detalles de o1, su nuevo modelo de inteligencia artificial que ha logrado una cifra sorprendente: es capaz de superar exámenes de contratación de ingenieros de codificación con una tasa de éxito del 90% al 100%.
Como indica el portal JeuxVideo en una reciente publicación, este avance pone en riesgo la profesión de los programadores humanos, ya que o1 ha demostrado un nivel de competencia superior en tareas de codificación. Así, a medida que avanza la IA, también lo hace la inversión en la misma y, por ende, las posibilidades de esta tecnología, razón por la que sus logros en programación son especialmente significativos. De hecho, según los benchmarks de OpenAI, tanto o1 como o1-mini (su versión reducida) son capaces de superar a los ingenieros humanos en diversas tareas de codificación.
Un temor generalizado entre los humanos
A raíz de este logro, multitud de desarrolladores han señalado que temen por su futuro laboral, ya que la IA cuenta con el potencial suficiente como para reemplazar ciertas funciones en el ámbito de la programación. Así, la automatización impulsada por la IA ya ha sido capaz de transformar el mercado laboral, una situación que ha llevado a muchos expertos a predecir que hasta el 54% de los empleados del sector bancario podrían ser automatizados. Sin embargo, la IA no solo reemplaza tareas, sino que crea nuevas oportunidades para profesionales capacitados que sean capaces de integrar estas herramientas en los procesos de trabajo.
No obstante, el rápido avance tecnológico plantea pruebas sobre las consecuencias sociales y económicas, así como el posible aumento de desigualdades y tensiones sociales. Además, la IA también guarda relaciones con temas relacionados con la ética y la seguridad, dado que estos sistemas podrían llegar a utilizarse de forma sesgada o con mala intención. Por ello, es crucial que empresas, gobiernos e individuos trabajen juntos para gestionar el impacto de la IA. De lo contrario, podríamos dirigirnos a un futuro en el que esta tecnología pierda el control y las represalias podrían ser catastróficas.
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